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Sucesión de milagros en una gran tarde de Valadez y valor escalofriante de De Torres

El mexicano corta un trofeo en una tarde de muchas cogidas en San Isidro
MADRID, 21/05/2023.- El diestro mexicano Leo Valdez con su primer toro durante el undécimo festejo de la Feria de San Isidro, este domingo en la Monumental de Las Ventas, en Madrid. EFE/ Daniel González
MADRID, 21/05/2023.- El diestro mexicano Leo Valdez con su primer toro durante el undécimo festejo de la Feria de San Isidro, este domingo en la Monumental de Las Ventas, en Madrid. EFE/ Daniel Gonzálezefe

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Hay cosas en la vida que son cuestión de fe. Tienes que creer y que el resto ocurra. El toreo es una de ellas, y más cuando estás en Madrid. Adrián de Torres pisaba Las Ventas sin estar previsto, fuera del guion inicial de San Isidro, para sustituir a El Fandi, que tuvo que pasar por quirófano. Lo pagó pronto, porque Adrián hacía un quite por chicuelinas cuando sin previo aviso lo cogió con una violencia tremenda. Se lo echó a los lomos y se lo pasó de un pitón a otro hasta expulsarlo. Muy bestia el momento. De Torres se levantó como si nada. El cuerpo lo debía de tener descompuesto. Juan Leal quitó después, buscando el otro pitón y por arriba. Serio y listo. Curro Javier estuvo perfecto en la lidia. De verdad, porque no es lo mismo romper el toro hacia adelante que quitarte y mover al toro sobre los pies. En los pequeños/grandes detalles nos va la vida. De Torres se puso después con la muleta como si el toro fuera bueno. Por estatuarios primero y derechazos después. Al segundo o tercero la colada fue criminal. El miedo se vivía arriba, porque a Adrián no le tembló el pulso. Al natural le pudo componer los mejores pasajes, aunque entrega no tuvo el toro jamás. Muy por encima el torero ante un toro que ganó en peligrosidad por segundos y ya al final lo cogió de forma espeluznante. Lo reventó en una voltereta y de otra lo puso de pie. Ni se miró. De Torres es de los que asustan al miedo. De valor va sobrado. Tanto como que acongojó a la plaza entera. Matar al toro, por ese pitón diestro, era un trago amargo. La estocada fue espectacular. Lo que hizo había sido heroico, a pesar de que no le dieron la oreja. (Otra muchas se han dado, por menos).
Pasó a la enfermería, pero volvió para matar el cuarto, con el que anduvo brillante de nuevo Curro Javier. Hizo lo que pudo pero no se lo puso fácil el deslucido astado.
Marc Leal se desmonteró, tras dos espectaculares pares, con un toro que tenía mucho brío. Nada le duró cuando Juan Leal se puso de verdad. El toro entonces se afligió y solo le quedó la mala gana y condición. Casi tenía los seis años este segundo y se le notaban.
Replicó el quite de Valadez en el quinto y comenzó de rodillas en el centro del ruedo. Fueron buenas las intenciones, pero apretaba mucho el fuenteymbro y acabó desdibujando todo. El pitón potable del toro, con su bronquedad, era el izquierdo, pero la faena de Juan Leal apostó por cambiar de una mano a otra y por la distancia corta y los circulares y el resto del toreo se le ensució. El valor es indiscutible, pero no iba acorde con las condiciones del toro. Entró a matar tan derecho, que la cogida fue brutal. Un milagro que se salvara.
De donde veníamos el tercero nos pareció una bendición, se empleaba por abajo. Imprimió variedad con la capa Leo Valadez y estuvo muy centrado con la muleta, firme y contundente. Las manoletinas de rodillas del epílogo no solo fueron valientes sino que le salieron perfectas. Se tiró detrás de la espada y de hecho fue cogido en el encuentro. La oreja era rotunda.
El quite que hizo al sexto por zapopinas fue impresionante. No era toro para eso, poco claro y que iba como un tren. No se lo pensó y la recompensa fue que Madrid se incendió con él. El toro se había estrellado con las tablas en banderillas y se vino abajo. Valadez le ordenó las embestidas, pero lo cierto es que el fuenteymbro había renunciado a la pelea. Habíamos quemado los cartuchos de milagros.
LAS VENTAS (MADRID). 11ª de la Feria de San Isidro. Se lidiaron toros de Fuente Ymbro. El 1º, peligroso; 2º, peligroso y sin querer empujar en la muleta; 3º, de profundas arrancadas por el derecho; 4º, deslucido; 5º, movilidad con bronquedad pero interesante por el zurdo; 6º, deslucido. Dos tercios de entrada.
Adrián de Torres, de rosa y oro, aviso, estocada (vuelta al ruedo tras petición); pinchazo, aviso, estocada (silencio).
Juan Leal, de azul y oro, estocada caída y atravesada, descabello (silencio); aviso, estocada corta (palmas).
Leo Valadez, de verde y oro, estocada desprendida (oreja); estocada caída (saludos).
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