Lo que cuentan son los finales
Román reaviva el idilio con su tierra e indulta a “Escondido”, nº 24, un gran toro de Santiago Domecq en el cierre de la Feria de Julio
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Se cerró la feria con una entrada que no superó la mitad del aforo a pesar del interés que tenía el mano a mano entre dos toreros que lo dan todo cada tarde y no regatean esfuerzo por agradar cada vez que torean. Paco Ureña y Román se midieron a una corrida de Santiago Domecq, desigual de presentación, poca fuerza y jugo dispar. Pero volvieron a poner toda la carne en el asador y sólo el mal uso que hiceron de los estoques les privó de un triunfo todavía mayor.
Aunque no fue poco lo que logró Román, el indulto, nada menos, del cuarto de la tarde. Un toro que tuvo alegría y fuelle, acometiendo pronto al cite, echándose de inicio Román la muleta a la zurda, bajando muchísimo la mano y llevando embebido en la tela a un toro que sólo veía rojo y respondiendo siempre a la exigencia de su matador, que también tuvo la generosidad de lucirlo. Hubo compenteración absoluta entre las partes en una labor redonda y muy sólida, pidiendo al final la gente el indulto mientras Román seguía instrumentando muletazos limpios y mandones hasta que del palco asomó el pañuelo naranja. “Escondido”, número 24, negro listón y de 545 kilos se ganó la vida. El cuarto al que se indulta en esta plaza desde Dámaso González, en 1993, lo hiciese con”Gitanito”.
Se protestó de salida al segundo, torillo sin cuajo, remate ni fuerza. Lo sacó pronto Román a los medios, dándole distancia y tirando de él, luciéndose al torear en redondo y dejándole luego respirar, respondiendo el animal a sus exigencia con humillación y fijeza. Faena entregada y valiente, basada en el pitón derecho, pero sin acierto con el estoque. El sexto fue duramente castigado en varas y llegó ya muy parado al último tercio. También Román, al que se vio muy centrado y seguro, estuvo muy dispuesto y con ganas, pero no hubo colaboración por la parte contraria.
Romaneó el primero y desmontó a su picador antes de que Román se luciese en un ajustado quite por tafalleras. Después Ureña firmó una faena de compás abierto en la que destacaron un par de series con la derecha y otras dos al natural que acabaron con el toro en el suelo al intentar cargar la suerte y ya a la defensiva en el último tramo de su lidia. Se durmió en el peto el tercero y aunque le faltó iniciativa acudió siempre al cite pronto y alegre, si bien, y sobre todo por el lado izquierdo, le costó más pasar, sacando Ureña un trasteo valiente y de mucha exposición que malversó luego con la espada. El quinto se quedaba simpre a mitad de camino, sin decidirse a entrar, con muchas dudas. Ureña lo intentó todo lo que pudo pero fue misión imposible y, por si faltase algo, tardó mucho en matar.
Se acabó la feria y, al final, tras varias jornadas de aburrimiento y poca cosa, llegó este gran triunfo de Román y Santiago Domecq. Las cosas son como acaban. Enhorabuena.
Domingo 21 de julio de 2024. Plaza de toros de Valencia. Cuarta y última de feria. Media entrada.
Se lidiaron toros de Santigo Domecq, desiguales de presentación, justos de fuerza y de juego desigual, destacando el cuarto, “Escondido”, número 24, negro listón y de 545 kilos, que fue indultado.
Paco Ureña, de grana y oro, pinchazo y estocada (ovación); dos pinchazos, aviso y entera (silencio); y pinchazo, media y aviso (ovación).
Román, de espuma de mar y plata, pinchazo, corta, aviso y descabello (ovación); indulto (dos orejas simbólicas); y dos pinchazos y descabello (silencio).
De las cuadrillas destacó Antonio Sánchez.