Perú se erige como la nación más taurina de América
Con más de 700 festejos y 5 millones de espectadores, la tauromaquia experimenta un auge sin precedentes en el país andino
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La tauromaquia en el Perú durante el año 2023 ha sido testigo de un florecimiento sin precedentes, consolidando su posición como una manifestación cultural auténticamente peruana y erigiendo a la nación como la más taurina de América. En medio de un contexto global desafiante, las corridas de toros no solo han mantenido su vitalidad sino que han experimentado un amplio crecimiento, convirtiéndose en el espectáculo público que más espectadores congrega, por encima, incluso, del fútbol, siendo una fuente de pasión y tradición arraigada en el corazón de millones de peruanos.
Una de las razones fundamentales de la buena salud del toreo en el Perú es la especial idiosincrasia del país, en particular la andina, que ha nutrido y fortalecido esta práctica a lo largo de los siglos. La relación íntima entre hombre y animal, enraizada en el origen campesino de esta tradición, se ha convertido en un símbolo de la riqueza cultural del mestizaje peruano, en la que convergen tradiciones ancestrales con influencias españolas.
En este contexto, la figura de Andrés Roca Rey ha brillado con luz propia, consolidándose como el máximo exponente del toreo contemporáneo. El homenaje recibido en el Congreso de la República en noviembre de 2023 fue un reconocimiento merecido a su notable carrera taurina y, al mismo tiempo, una afirmación de la importancia de la tauromaquia para la identidad nacional. Roca Rey, con su carisma y destreza en el ruedo, ha cautivado a millones de aficionados no solo en el Perú, sino también en el ámbito internacional, elevando el prestigio de la tauromaquia peruana a nuevas alturas. Además, el limeño ha demostrado su compromiso asistiendo, no sólo a la prestigiosa feria del Señor de los Milagros de Lima, en la bicentenaria plaza de Acho, sino también en las de Chota, Cutervo y Cajabamba, donde fue aclamado como ídolo de la afición local y ejemplo para los jóvenes peruanos.
Junto a Roca Rey, otro digno representante de la torería peruana es Joaquín Galdós, cuyo talento y entrega han enriquecido el panorama taurino del país, pues ha sabido combinar su presencia en la temporada española con la provincia peruana, toreando en más de diez plazas del interior. La presencia de estos dos toreros, junto con otros diestros locales y extranjeros, ha contribuido a la diversificación y enriquecimiento de los carteles taurinos en todo el país. Desde Chota hasta Cajabamba, desde Cutervo hasta Arequipa, la pasión por las corridas de toros se ha manifestado en cada rincón del territorio peruano, con toreros de diversas nacionalidades que ven ahora en el mercado peruano una oportunidad para expandir sus fronteras y vivir de su profesión.
El impacto de esta tormenta perfecta se refleja no solo en la calidad de los carteles anunciados, sino también en la calidad y cantidad de ganaderías de nueva creación, muchas de ellas producto de la importación, tanto de España, como de Colombia y otros países cercanos. Hasta 70 nuevos hierros se han registrado en los últimos años.
Todo esto redunda en una mejor oferta y en la asistencia masiva de espectadores. Durante el año 2023, se superaron los 700 festejos taurinos en todo el país, con una asistencia que superó los 5 millones de personas. Estas cifras colocan a Perú como el segundo país con más festejos taurinos en el mundo, después de España, y desbancando a México de esa posición privilegiada.
La labor de los alferados o mayordomos ha sido fundamental en el impulso y la organización de las corridas de toros en el Perú. Estos ciudadanos notables, elegidos anualmente para organizar los festejos, desempeñan un papel crucial en la preservación y promoción de la tauromaquia en sus comunidades. Motivados por la devoción a la Virgen o al santo patrón del pueblo, así como por el prestigio social, los alferados se esfuerzan por superar las expectativas cada año, buscando traer a diestros de primera categoría y los mejores toros disponibles. No se trata de una empresa organizadora como la podemos conocer en España, pues cada alferado puede contratar a uno o más toros y toreros y en una misma corrida pueden intervenir tantos alferados como sean necesarios. Su dedicación y sacrificio son un testimonio vivo del profundo arraigo de la tauromaquia en la vida cotidiana del Perú.
Al mismo tiempo, las distintas compañías mineras o agrícolas que operan en el interior del país, como parte de la retribución a los territorios que explotan, construyen cada año decenas de nuevas plazas de toros con capacidad para miles de espectadores, que entregan a las administraciones locales, contribuyendo así a la popularización y de la fiesta y a la proliferación de los espectáculos taurinos en el país.
El sincretismo cultural que caracteriza a las corridas de toros en el Perú se hace especialmente evidente en lugares como Macusani, donde se mezclan tradiciones ancestrales andinas con influencias españolas. La tauromaquia en Macusani es un reflejo de la diversidad y la riqueza cultural del país, donde hombres vestidos de luces desafían a los toros en un escenario montañoso y majestuoso, bajo la atenta mirada de una afición entregada y apasionada.
La bicentenaria plaza de Lima, Acho, es el gran emblema del Perú taurino y el ruedo que pisan las grandes figuras, siendo Sebastián Castella el último gran triunfador de la Feria del Señor de los Milagros. Pero los constantes llenos en cosos como Cutervo y Chota, dueños de los ciclos más extensos, así como Cajabamba, Macusani (a más de 4.000 metros de altura), Celendín y muchas otras, hacen del Perú el destino más buscado en América por toreros de todo el mapa taurino