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El genio de Morante, la entrega de los Reyes y el papelón de Iceta

El diestro de La Puebla recibió el Premio Nacional de Cultura 2021 de Tauromaquia
El genio de Morante, la entrega de los Reyes y el papelón de Iceta
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Sin filtros ni Instagram ni Tiktok. Auténtico. ¿Te imaginas? Pero existe algo así en esta era, porque a nuestros hijos estamos ya en el camino de explicarlos que vivimos en una jodida dualidad. La que manipulan las redes sociales, la de la guapura sin límite, sin granos, ni celulitis, de belleza inaudita, amigos y diversión sin fin... Y la realidad nuestra de cada día, que poco, mucho o nada tiene que ver. Ayer era un gran día para la Cultura, porque premiar la Cultura es un canto a los valores de un país. Reconocerla, creer en ella, valorarla nos hace grandes. Nos pone los pies en el suelo y eleva el alma de simple mortales. Se entregaban en Zaragoza los Premios Nacionales de Cultura 2021. De Poesía, Narrativa, Ensayo... Y nada menos que los Reyes de España, Felipe VI y doña Letizia, para hacer entrega.
La Cultura se engalanó, guapos todos, pero de otra forma. Sin alfombra roja, con la estética de quien pasa muchas horas entre letras.
También se entregaba el Premio a la Tauromaquia, porque es Cultura, Ione Belarra, tápate los oídos, o quizá documéntate por favor que ostentas cargo público y has de estar a la altura, más allá de tus gustos, que se entienden, pero el respeto es un valor primario en un ciudadano, qué decir en un cargo político. ¿Cómo pedís a los pobres mortales lo que no sois capaces de ejemplificar? Nunca dejaréis de asombrarme. Esto va porque una vez que el Supremo obliga a incluir a los toros dentro del Bono Cultural vuelve a la carga. Los aficionados, también forman parte de la sociedad y pagan impuestos. No se olviden. Y por favor encárguense, de una vez, de las cosas que de verdad nos preocupan y nos urgen.
Este año el premio acertó de lleno y recayó nada menos que en Morante de la Puebla y sus 25 años de trayectoria. Morante es un torero sevillano, absolutamente peculiar e imprescindible.
Tiene entre sus méritos llevar un cuarto de siglo en los ruedos y no solo no haber perdido una migaja de interés sino que cada día es mejor torero. En las últimas temporadas ha sido capaz de apostar más, de reinventarse y su techo es un universo sin límites, un paraíso al que va a abandonarse todo buen aficionado.
Ayer Morante no se vistió de traje (y no porque no tuviera, que alguna mente oscura...) Ayer Morante hizo otro paseíllo, desde la paz, desde otro mundo que es la cabeza del de La Puebla.
Los reyes le entregaron el premio, junto al presidente de Aragón, Javier Lambán, y el ministro de Cultura, Miquel Iceta, quien pasó ¿Sonrojo? de excluir los toros en el bono cultural a incluirlos obligado por sentencia histórica del Supremo. La entrega se hacía por "su compromiso con la tauromaquia en un momento especialmente difícil tras la crisis provocada por la COVID-19, en la que el diestro, asumiendo su responsabilidad como primera figura del toreo, ha diversificado sus actuaciones, apostando por la variedad de encastes y de carteles, liderando el escalafón taurino en una temporada en la que ha desarrollado faenas memorables en las principales plazas españolas".
Morante se había paseado con lentitud pasmosa por el planeta de las letras, el de la Monarquía, a este mundo de Cultura y prisas él nos trajo la lentitud de los pasos, de otros tiempos, la memoria de ese Joselito, que él tiene entre ceja y ceja, porque la vida no es un tiktok ni un stories, porque somos el trabajo de todos lo que pasaron antes, porque todo lo que comemos es el trabajo silencioso, arduo y muchas veces cretino y olvidado de la gente del campo, porque las modas son peligrosas, y lo estamos viendo y viviendo. Porque Morante ayer, vestido de corto, era un canto a muchos valores que se están perdiendo, a esos complejos que nos devoran en aras de la banalidad. Morante se destocó ante los Reyes con su sombrero. Solo él lo pudo hacerlo. Auténtico. ¿Te imaginas? Qué instagramer...