Bruno Aloi, única ovación en noche de desencuentros y larga duración
Los novillos de La Guadamilla no fueron ni malos ni buenos, ni todo lo contrario. Los que tuvieron algo de calidad, no fueron del todo aprovechados, mientras que los toreros más capaces se quedaron sin opciones
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Eran las doce menos diez de la noche cuando dobló el sexto, el segundo sobrero de la larga noche madrileña. Una noche en la que comenzaba el certamen "Cénate Las Ventas", y que convocó cerca de un tercio de plaza cubierta de un público amable y dispuesto a ver torear. Sin embargo, la noche se fue torciendo.
Pedro Gallego se sacudió la tensión de su presentación en Madrid yéndose a recibir a su primero a porta gayola, con una larga cambiada de rodillas airosa y bien resuelta. Ayudó que el novillo salió muy suelto, tónica que mantuvo toda la faena, con un punto de calidad, sobre todo por el pitón izquierdo. Sin embargo, el jienense no consiguió cuajarlo con el capote, y con la muleta, a pesar de que dejó momentos interesantes por derechazos en redondel, sin que destacar a uno más que otro. El novillo obedeció y, de nuevo, humilló bien por el izquierdo, pero sin ser exigente, por eso aunque los muletazos se sucedían, aquello nunca subió al tendido. Sonó un aviso cuando aún toreaba. Y se volvió a marchar a chiqueros con el cuarto, que le arrolló y le arrancó la manga de la chaquetilla de un hachazo. Cuando quiso volver a torear con el capote, el novillo arreó más que embistió, igual que lo hizo en el caballo. Sin embargo, cuando Gallego se echó de rodillas en los medios, muleta en mano, embistió con ímpetu y calidad, humillado y con recorrido. A la postre, fue lo mejor del novillero, que no terminó de convencerse del buen fondo del animal, aunque insistió y prolongó la faena, quizá buscando encontrar el mismo acople de esa serie inicial, lo que no ocurrió, a pesar de que el novillo mantuvo su calidad.
La falta de fuerza obligó la devolución del segundo, y Manuel Caballero decidió correr el turno para que saliera su segundo, un novillo de aleonadas hechuras al que le costó humillar y que desde el capote mostró su aspereza. Así llegó a la muleta, bronco y desagradable, con ese punto de exigencia que sólo la firmeza que mostró el albaceteño supo reducir. No fue una faena de florituras sino de imponerse y el nuevo Caballero lo hizo con solvencia, aunque al buscar la igualada dejó un natural de líquida fluidez y temple. Imagen sólida del novillero de dinastía, que con el manso sobrero que hizo quinto, se fue a las tablas con valor e inteligencia para extraer lo poco que le quedaba, después de haberse movido bien en el capote y buscar el refugio de los tableros nada más empezar el último día lo tercio. La pena es no haberle podido ver con un animal con mejores condiciones.
Pronto lució el capote con soltura Bruno Aloi ante el tercero, a pesar de que el novillo no embistió dos veces igual, incluso haciendo extraños, buscando por dentro con peligro pero sin aparente maldad. Esa indefinición hizo que el picador Simao Neves cayera a la arena tras un fuerte encontronazo, sin consecuencias, mientras que Pascual Mellinas, que cubría la salida de los banderilleros se vio sorprendido contra las tablas sin poder saltar y debió pasar a la enfermería, milagrosamente sin cornada. A pesar de ello, el mexicano apostó sobrio y sereno, y en cuanto vio al novillo metido en la muleta se echó de rodillas para ligar varios muletazos mandones, más enérgico que templados, pero que sirvieron para imponerse. El novillo apuntó querer irse, podido, pero Bruno supo sujetarlo en series que fueron bajando de intensidad, más por culpa de la menguada raza del animal, que por la solvencia del mexicano. Y con el sexto (sobrero, sustituto del titular devuelto por falta de fuerza), debió echar mano de todo su temple para tratar de tirar del novillo sin afligirlo, pues aunque tuvo intención de embestir (lo hizo bien en los primeros tercios), echó el cierre muy pronto, pasando protestado y quedándose corto. Aloi prolongó sin sentido.
Jueves 27 de junio de 2024. Plaza de toros de Las Ventas. Primera del certamen "Cénate Las Ventas". Alrededor de un tercio de entrada.
Se lidiaron cuatro novillos de La Guadamilla, uno de Chamaco (5º, sobrero del 2º tras correr turno) y uno de Los Chospes (6º, sobrero), de variado pelaje y hechuras, bueno el primero; áspero el segundo; deslucido el tercero; bueno el encastado cuarto; manso rajado el quinto; y desfondado el sexto.
Pedro Gallego, de sangre de toro y oro, aviso, hizo guardia, delantera, aviso y dos descabellos (silencio); pinchazo y estocada (silencio).
Manuel Caballero, de azul pavo y oro, estocada corta (silencio); pinchazo y estocada (silencio).
Bruno Aloi, de malva y oro, estocada, aviso y descabello (ovación); media estocada y aviso (silencio).
Incidencias: Pedro Gallego y Manuel Caballero se presentaron con "Vigilante", nº 36, y "Perdigochero", nº 27, respectivamente.