Víctor Hernández: «Sigo aprendiendo cada día de la huella de Iván Fandiño»
El novillero de 22 años, producto de la Escuela de Guadalajara, abría el 27 de marzo la Puerta Grande de Las Ventas
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Madrid ha arrancado fuerte su temporada. Después de una gala de San Isidro por todo lo alto y la presentación de la encerrona de este domingo, se confirmaba que la capital tenía ganas acumuladas de vivir una temporada completa con sus decenas y decenas de festejos, de marzo a octubre. Ya en la primera tarde todo pareció ir de cara. Víctor Hernández, que hacía su primer paseíllo en Madrid, salía a hombros de la Monumental tras cortar dos orejas al segundo. El espada de la Escuela Taurina de Guadalajara pertenece a aquella generación de novilleros frenados en seco por la pandemia.
Una lesión y el confinamiento cortaban su progresión. A pesar de todo, la pasada temporada completaba una veintena de festejos, aun sin entrar en la Feria de Novilladas de la Comunidad de Madrid, como tampoco en la vigente edición ni en la Feria de San Isidro. Pero sí apróvechó la oportunidad hace dos domingos, como lo hicieron anteriormente espadas como Ángel Sánchez o Tomás Rufo.
«En cuanto te dicen que toreas en Madrid tu mentalidad cambia. Pero estaba tranquilo, los deberes estaban hechos y confiaba en que todo iba a salir bien». En el primero las sensaciones ya fueron muy buenas pero con la espada lo perdió todo. «En el segundo no se me podía escapar el triunfo», remata Víctor. Paradójicamente era la primera vez que se enfrentaba a un animal de Los Chospes, una ganadería que era rechazada por los novilleros más punteros y que acabó recalando en este festejo inaugural. «Sobre el papel al resto de novilleros no les parecía un hierro de garantías, pero cuando es tu única posibilidad de triunfar en Madrid la esperanza se dispara».
No esconde que este triunfo, por puntual que sea, le ha cambiado la forma de mentalizarse de cara al resto de la temporada. «Sé que ahora en cada paseíllo la gente espera algo importante de mí». La responsabilidad de demostrar que no es torero de una sola tarde.
Precisamente, el ejemplo de Tomás Rufo, ya matador de toros y reciente triunfador de la Feria de Castellón, es uno de los que más le inspira y le motiva. «Coincidí con él desde becerrista y luego como novillero. Se merece todo lo que le está pasando, me motiva que me comparen con él».
Aunque nacido en Orduña, Iván Fandiño (fallecido en el ruedo francés de Aire Sur l’Adour en 2017) dejó su huella en Guadalajara, donde vivió en sus años de matador, y en su escuela local. «Coincidí con él varias veces y me imponía mucho respeto solo su mera presencia. Ahora tengo la gran suerte de que su mozo de espadas venga conmigo. Le pregunto un montón de cosas y así sigo aprendiendo cada día de la huella de Iván Fandiño. Su ejemplo me hace ver que es posible ser una persona completamente llana y luego transformarte en la plaza».
Con apenas tres temporadas como novillero, todavía se siente tan aficionado a los toros como profesional de ello. «Me identifico mucho con la afición de Madrid. La otra tarde intenté darles lo que a mí me emociona». En estos días Víctor se recupera de una lesión en la mano derecha.