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Rafael G. Garrido: «Plaza 1 ha demostrado estar a la altura ante la mayor adversidad»

El Director General de Nautalia analiza San Isidro 2022 y el pliego de Las Ventas
©Gonzalo Pérez MataLa Razón
La Razón

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La primera gran feria de la temporada taurina (Las Fallas) volvía dos años después cargada de novedades. A la ausencia de Enrique Ponce se sumaba el debut como empresario allí de Rafael García Garrido, Director General de Nautalia. La lluvia y hasta la dichosa calima amenazaban la celebración de los tres cartelazos que ofrecía Las Fallas 2022. Pero las atmosféricas no han sido las únicas inclemencias con las que Garrido ha tenido que lidiar desde que comenzara en 2017 a gestionar Las Ventas bajo la firma de Plaza 1 y junto a Simón Casas. Por si fuera poco, juntos han organizado el próximo San Isidro negociando con apoderados y otros empresario mientras Las Ventas sale a concurso y en medio de la polémica de los pliegos.
¿Siente que durante estos 5 años como empresario se ha puesto casi todo en contra?
No hay duda de que hemos gestionado Las Ventas en el momento más complicado, pero hemos demostrado estar a la altura ante la mayor adversidad. Las ganas que teníamos por ofrecer los mejores festejos a Madrid es lo que ha acabado provocando este gran San Isidro –que podría ser el último organizado por Plaza 1, si no ganan el concurso convocado por la Comunidad de Madrid–.
En la presentación de la encerrona de Emilio de Justo para el Domingo de Ramos dejó claro que estos carteles no forman parte de ninguna «campaña».
Exacto. Nuestra apuesta por la tauromaquia, tanto en Madrid como en Valencia, no es parte de ninguna promoción para ganar el concurso, solo le devolvemos al aficionado lo que le pertenece. Después de dos años sin San Isidro, el abonado de Madrid merecía una feria potente estuviese o no la gestión de la plaza en juego.
¿La Gala de San Isidro les hace sentir el apoyo institucional y social más cerca?
Sí, sobre todo nos sentimos muy agradecidos por el trato que hemos recibido, en estos años tan difíciles, desde la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento. Han estado ahí cuando el mundo del toro más lo necesitaba.
¿Ha sido complicado negociar las contrataciones de toreros que están apoderados por posibles candidatos al concurso de Las Ventas?
Nosotros siempre hemos sido capaces de dejar eso al margen y diferenciar una cosa de la otra. Los toros es de los pocos sectores en los que se da esa dualidad y hay que saber gestionarlo. Así, hemos contado con los toreros que considerábamos sin tener en cuenta quienes eran sus apoderados.
¿Cree que las exigencias iniciales del pliego de Las Ventas eran algo excesivas, teniendo en cuenta los dos últimos años de pandemia?
Desde mi experiencia como empresario creo que las exigencias para ser candidato a la primera plaza del mundo deben ser siempre altas. Además, la fórmula de las UTE permite presentarse a casi todo tipo de empresario. Pero más allá de las exigencias financieras, creo que el pliego original permitía gestionar con libertad.
¿Le preocupa el número de competidores que pueda llegar a tener en el concurso?
No, al contrario. De verdad que soy de los que piensa que cuantas más candidaturas se presenten más opciones hay de que haya una buena gestión. La competencia siempre es buena. Aunque honestamente, creo que Plaza 1 merece continuar.
¿Qué siente como empresario cuando ve a José Tomás anunciado en otra plaza?
Envidia sana como empresario (se ríe). Me encantaría conseguir que volviera a Madrid, pero también me quedo con la satisfacción de que otros empresarios consigan contratarle o, más bien, que él elija a esas plaza y podamos seguir viéndole torear.
El que sí vuelve a Madrid es Alejandro Talavante.
Alejandro ha puesto todo de su parte para que así sea. No es fácil contratar a un torero como él cuatro tardes, pero todo es posible cuando se tiene su voluntad. Siempre ha querido volver a Madrid y la siente como su plaza.
Desde su visión como empresario en un sector internacional (turismo), imagino que además de en el toro su preocupación está también en Ucrania.
Por supuesto. Lo vivo con una preocupación enorme. El mundo lleva años rogando un periodo de tranquilidad y lo último que necesita es un conflicto internacional. Más allá de resolver las derivas económicas que el conflicto está causando, el mundo necesita dirigentes que hagan llegar la calma lo antes posible.