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Tintín en el país de lo incorrecto

Las aventuras del reportero de Hergé en el Congo se publican con un prólogo justificativo
Una imagen de Tintín, el personaje de Hergé
Una imagen de Tintín, el personaje de HergéArchivoArchivo
  • Víctor Fernández está en LA RAZÓN desde que publicó su primer artículo en diciembre de 1999. Periodista cultural y otras cosas en forma de libro, como comisario de exposiciones o editor de Lorca, Dalí, Pla, Machado o Hernández.

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Dentro de las aventuras de Tintín, el inmortal reportero creado por Georges Remi, más conocido por su seudónimo de Hergé, hay un álbum que parece condenado a ser perseguido y criticado por los siglos de los siglos. Se trata de «Tintín en el Congo», la segunda salida a la escena de las viñetas del personaje, el reportero de «Le Petit Vingtième», después de su paso por el país de los soviets.
El pasado mes de noviembre, el álbum se publicó en el mercado francés dentro de un estuche titulado «Les colorisés» y en el que también se incluyen «Tintín en el país de los soviéticos» y «Tintín en América» tal y como aparecieron en las páginas de la revista «Le Petit Vingtième». En aquel momento vieron la luz en entregas y ahora aparecen en formato de álbum y con el añadido del color.
Pero hay algo más. Al libro «Tintín en el Congo» se le ha incorporado algo nuevo, un prólogo firmado por Philippe Goddin, presidente de la asociación Les Amis de Hergé. En él se intenta contextualizar el momento en el que el dibujante belga realizó esta obra, una forma de tratar de justificar viñetas que en ocasiones han sido calificadas de racistas o supremacistas hasta el punto de llevar el libro a los tribunales.
Goddin explica en su texto que Hergé en ocasiones jugaba a caricaturizar sus personajes, como ocurre aquí, algo que es aplicable tanto a los que son negros como a los que son blancos. A ello se añade, siempre según el prologuista, que el dibujante nunca tuvo la intención de ofender, sino de ofrecer una visión que podría calificarse como paternalista. El resultado final fue, según Goddin, algo así como un «pecado de juventud». El mismo Hergé, en una entrevista de 1975 con la periodista Numa Sadoul, aseguraba que había dibujado aquellas viñetas con «lo que la gente decía de él», de aquel Congo,realizándolo «en el más puro espíritu paternalista que era el de la época»
No es el único cambio en el libro porque los editores, Casterman con la complicidad de Moulisart, la entidad que gestiona en la actualidad los derechos de la obra de Hergé, también han modificado la portada del libro suprimiendo al chico negro nativo Coco que acompaña a Tintín en sus andanzas por el país africano, en aquellos momentos en manos del colonialismo belga.
En 1946, Hergé decidió redibujar completamente aquel cómic de los años 30 pasando de las 120 páginas iniciales a las 62 actuales, aunque durante un tiempo Casterman no se atrevió a editarlo para no herir susceptibilidades. Fue en 1970 cuando por fin reapareció de la mano de Casterman, de alguna manera forzado ante la posibilidad de perder una obra que interesaba a otro editor: los suizos Éditions Rencontre.
Curiosamente por esas fechas «Tintín en el Congo» apareció en forma de serie en «Zaïre», un semanario de África Central. Pese a las polémicas, pese a los problemas y las críticas que podrían existir sobre la visión de Hergé, fue todo un éxito de lectores. «Zaïre» reconocía que esas imágenes que «hacen sonreír a los blancos, hacen reír a los congoleños». Tintín había ganado.

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