Roberto Fabelo recrea el mundo de Macondo y "El Quijote" en una exposición
El Instituto Cervantes exhibe en su sede de Madrid la exposición "Grafomanía" del artista cubano que, a través de medio centenar de obras, evoca el universo de Cervantes, García Márquez, Goya o El Bosco
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«Los dibujos de Fabelo están llenos de literatura y sus arrebatos apuntan a la meditación, a lo más profundo de lo humano y a lo onírico como forma de conocimiento», comentó Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, durante la inauguración dedicada al artista cubano Roberto Fabelo. Aportaba así dos claves esenciales, lo onírico y lo humano, para comprender a un creador que ha centrado su última obra en los universos literarios y pictóricos de Miguel de Cervantes, Gabriel García Márquez, Francisco de Goya y El Bosco.
El denominador común, el nexo que comparten estos creadores, tan distantes en el tiempo y en sus estéticos y disciplinas, es la revolución imaginativa que trajeron consigo. A través de sus palabras y sus imágenes, cambiaron la contemplación del mundo y a la vez le sumaron capas y dimensiones que no existían hasta que ellos las vislumbraron. A través de esos nuevos espacios literarios y pictóricos, no solo vemos los monstruos de la razón y la sinrazón, sino también la condición humana, que es lo que subyace debajo de esos textos y pinturas. Algo que Fabelo homenajea ahora en su obra.
Fabelo no parte del vacío. De hecho, tuvo el privilegio de mantener contacto con Gabriel García Márquez. El novelista de "Cien años de soledad" siempre ha mostrado su admiración por su trabajo y el resultado de esa relación de admiraciones mutuas es que Fabelo llegó a estar detrás de una edición ilustrada de la gran novela del Premio Nobel de Literatura.
"A veces mis obras son evocaciones de personajes provenientes de la literatura, pero otras terminan saliendo piezas con protagonistas que ni yo mismo podría identificar", declaró el artista durante la presentación de su obra en la sede del Instituto Cervantes de Madrid. Para él "es una muestra de la intimidad de mis truculencias y alucinaciones, pero a la vez un homenaje a la vida".
La exposición también es una vuelta a una de sus obsesiones. A un animal que siempre está vinculado a él y que explica de manera clara: el rinoceronte. Esta exposición ha servido como marco adecuado para enseñar al público una obra que hasta ahora era inédita. Un rinoceronte de casi dos metros de altura que está justo a la entrada. «El rinoceronte es un objeto apasionado de muchos artistas y yo hago la catarsis de usarlo como lienzo», aclaró.
Fabelo adelantó también la relación que mantiene con el arte y reveló que "hacer estos dibujos se ha convertido en una manera de respirar, fluir y dar una respuesta a una necesidad que tengo desde niño. Casi diría que soy un vicioso, es una enfermedad". El artista confesó que "siempre he sentido reverencia hacia el dibujo y hacia los artistas más grandes de esta disciplina. Y, sin duda, el más grande de todos ha sido Goya, un ejemplo de grafómano". De hecho, la exposición deja claro esta vocación prematura que tuvo y, también, las admiraciones por estos maestros de la pintura, pero también de la palabra escrita, a los que homenajea a través de sus propuestas artísticas.
El depósito de un creador
Pero esta exposición también traía un regalo añadido. Después de la inauguración el artista tuvo el privilegio que depositar un legado en la Caja de las Letras que custodia el Instituto Cervantes en la planta baja. Ahí dejó una serie de dibujos, algunos conocidos y que tienen su eco en la muestra, pero también ha dejado una obra inédita vinculada con "El Quijote" que se llama "El sueño de Alonso Quijano".
«Es una suerte de retrato a Alonso Quijano antes de ser Don Quijote, un rostro que expresa la deliciosa demencia de este personaje: en la obra de Cervantes está todo», admitió el pintor. Esta obra muestra al protagonista de "El Quijote" con una sirena en la cabeza, símbolo de la imaginación, y la mirada extraviada «intentando encontrar el punto para mirar hacia delante».