Carolina Durante: "Somos un poco dramas, pero estamos bien, no os preocupéis"
En 'Elige tu propia aventura', su nuevo disco, se sofistican en lo musical pero mantienen el sello de sus letras
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Son esa clase de equipo correoso que se arma desde la defensa, bien plantados atrás, con el vestuario cerrado a cal y canto. Una de esas plantillas viscerales y endogámicas que desarrollan lo que Martín Vallhonrat, bajista y co-compositor de Carolina Durante, denomina una «mente colmena». Pensemos en una de esas alineaciones en las que las patadas que reciben los compañeros son inmediatamente vengadas por sus pares, porque las cosas que le duelen a uno las padecen todos. Protegen sus heridas y sus aparatosas caídas en el caparazón de su cuadrilla. «Creo que, desde el principio, en Carolina Durante hemos sido un poco dramas. Pero no te preocupes, que estamos bien», ríe Martín, burlón, si tratamos de buscar una temperatura de color para las letras del disco que acaban de publicar. «Elige tu propia aventura» es un trabajo con sus calamidades cotidianas «y una lucecita de esperanza», como él describe.
El melodrama es el sello característico de Carolina Durante desde sus orígenes. Les hemos escuchado canciones de amores fatales, de tremendos patinazos, agujeros negros y días oscuros en el sótano adonde no desciende la serotonina. «Bueno, yo creo que el disco es más melancólico que pesimista, porque, en el fondo, en las canciones es donde expones tus ralladas mentales. Pero me parece que en casi todas, y el caso más claro sería ‘‘Hamburguesas’’, hay un punto de luz al final. Que tampoco somos Elliot Smith», se defiende el bajista que, en el fondo se ríe de la imagen que proyectan. «Nosotros nos lo pasamos muy bien, no estamos amargados. Pero es verdad que hay días emocionantes. El día que vino Diego (Ibáñez, cantante del grupo) al local y cantó ‘‘Elige tu propia aventura’’ nos dio una llorera, tío... Es muy bonito que quiera compartir eso», dice Vallhonrat. En esa canción, Ibáñez confiesa: «Elijo ser un hijo de puta / Elijo ser como mi padre / y elijo dejarte aparte». No es el único ejemplo de lírica sombría del disco: «Joderse la vida» podría parecer madera de la misma cuña (habla, obviamente, de autodestrucción) pero está, en realidad, escrita por el bajista. En ese tema la única sombra de alegría la pone una melodía guerrera que brilla entre todos los cortes del disco. «Ese puto de comunión entre una lírica melancólica y una música que tira hacia arriba es lo que nos gusta», explica Martín apuntando al gran secreto del pop.
[[H2:Rosalía es «colega»]]
Por supuesto que no todo es plomizo ni oscuro en el nuevo trabajo del cuarteto madrileño. Ahí está «Normal», la colaboración que firman con Rosalía, algo que el músico explica de la manera más convencional. «Es que es colega. Y claro, que tu amiga sea la música más importante del panorama nacional y además una estrella internacional, pues mira... es una pasada. Le enseñamos el disco, claro. Y esa era la primera canción que habíamos grabado y pensábamos meter una voz femenina. Se la enseñamos sin decirle nada y nos dijo que le apetecía subirse al carro, que quería cantar. Y nos ha dado su voz, que es un regalo muy grande». Ser amigos de Rosalía también es estar muy arriba. «Oye, que tengo otros colegas muy buenos también», protesta.
El disco responde al impulso de la banda de cambiar musicalmente: «Hemos puesto mucho esfuerzo en intentar un paso adelante, hacer canciones más elaboradas, más curradas. Nos alivia que se note», dice Vallhonrat. Ya no son esa metralleta de tres minutos, esa fábrica de «pogos». Pero no había una dirección musical, digamos, estilística. «No, la verdad, estaba solo la intención: queríamos evitar caer en lo de siempre, que era reunirnos a piñón en el local de ensayo. Queríamos cambiar eso para obtener resultados diferentes y por eso estas canciones llegaron casi como un esqueleto al estudio. Allí, jugando con los cacharros –hay teclados, metales y hasta un sitar– veríamos qué necesitaba cada tema. Así que estaban las ganas de cambiar, no hacia dónde. Creo que cada canción tiene su personalidad, sin ser por ello un popurrí. El disco tiene una personalidad de conjunto y cada canción, su alma». Por el momento, la vida en la carretera no les ha hecho mella: «No somos realmente conscientes de lo que hemos hecho. En el reloj interno es como si hubiese pasado un año y eso está bien porque no tenemos la sensación ‘‘qué largo este viaje”, no, es que es al revés».
[[H2:Nadie encontrará aquí a «Cayetano»]]
Cambiar estilísticamente puede generar aversiones: «No nos preocupa, porque la única opinión con la que tenemos que convivir toda la puta vida es con la nuestra. No es que pasemos de la opinión del público, pero estamos tranquilos con que haya gente a quien no le vaya a gustar. La gente que está enamorada de cómo suena ‘‘Cayetano’’ no lo va a encontrar aquí», dice Vallhonrat. Una canción que ya es parte del imaginario colectivo, de la lengua popular. «No es una losa, pero no creo que en estos años hemos demostrado que tenemos mucho más que ofrecer que solo un meme».