Juan Antonio Simarro: «Espero que el concierto sea una recarga de energía para todos»

Como antiguo alumno salesiano, el compositor, productor y director de orquesta Juan Antonio Simarro no podía faltar a la cita del Concierto Solidario de Navidad Misiones Salesianas «Por un Mundo Mejor», que el jueves celebra su IV edición en el Auditorio Nacional. Este año su causa es la protección y educación de los niños, niñas y jóvenes de África que viven en situación de vulnerabilidad. «Tuve la suerte de estudiar en los Salesianos, donde potenciaban las actividades teatrales, musicales y deportivas… Soy músico, en gran parte, gracias a ellos, recibí unos valores que me acompañarán para siempre, y esto incide de manera decisiva en mi forma de ver la vida, y seguramente también en mi trabajo al componer pensando siempre en cómo ayudar de la mejor manera», asegura Simarro, actualmente director de la Beverly Hills Symphony Orchestra USA y de la recientemente creada Orquesta Sinfónica de España (OSE).

«La labor de Misiones Salesianas, en más de 150 países, es admirable –prosigue–, se ocupan del cuidado de aquello que garantiza nuestro futuro como humanidad, que es sin duda la protección y educación de la infancia, ofreciendo oportunidades a niños que no tienen las mismas posibilidades que nosotros; en definitiva, trabajan incansablemente para procurar un mundo mejor. Este verano, por ejemplo, pudimos estrenar la ópera que he compuesto, junto a Opera Sin Fronteras, en los Salesianos de Toliara, Madagascar».

Me siento afortunado, y pienso que sólo componer no es suficiente. Intento que cada composición, cada acción, tenga un resultado más allá de lo que sería simplemente compartir mi música o expresarme. Al crear este formato de concierto junto a la OSE, el Coro Nox y los grandes artistas invitados, además de solidario, nuestro objetivo fue que sea un concierto transversal, intergeneracional, acercando la música clásica a todos los públicos.

Es un lenguaje universal, no tiene banderas ni sabe de fronteras, y es la mejor herramienta diplomática para cambiar estados de ánimo, remover conciencias y estrechar lazos de amistad entre países y personas… Con ella intento poner mi granito de arena apoyando cualquier acción que contribuya a lograr un planeta más habitable y humano. La música es mi vida, mi forma de expresarme, transmitir lo que en palabras para mí sería imposible. Acabo de actuar en París, en el Global Summit Peace Education Unesco, y nos hemos entendido perfectamente, gracias a la música, con personas de todo el mundo.

Abriremos con la «Obertura por los Derechos Humanos», primer movimiento de mi sinfonía «Por Un Mundo Mejor», que ojalá pueda convertirse pronto en el himno oficial de la Unesco. Seguirá con grandes artistas, Marilia, de Ella baila sola, Fernando, de Modestia aparte, Conchita, Bernardo, de The Refrescos, Vicky Gastelo, Litus… que presentarán sus temas más populares, arreglados para ser interpretados por ellos mismos en versión sinfónica. Y, dadas las fechas, no podía faltar «Esta noche es Navidad», perteneciente a la ópera que estoy componiendo, y además rendiremos homenaje a la mítica banda de Liverpool con «Beatles sinfónico», un recorrido por sus temas más icónicos. Y habrá otras interesantes sorpresas que no voy a desvelarte (risas).

En la vida y en la música la «fusión equilibrada» es la base para progresar y evolucionar, para fijarse en lo mejor del pasado y así construir un mejor futuro. Buena prueba de esa mezcla entre tradición e innovación es la creación de la OSE, una clásica orquesta sinfónica de lo más versátil adaptada al siglo XXI y capaz de interpretar, desde la excelencia, tanto a Mozart como a Beatles. En mi opinión, «la mezcla» siempre es un valor añadido. ¿Imaginas cómo sonará el popular tema ska de los 80 del grupo The Refrescos «Aquí no hay playa»? ¿O la conocidísima canción «Amores de barra», de Marilia, o «Será», de Conchita?

Sin duda. Es mi forma de ser. Todos tenemos problemas, unos podremos resolverlos (si contamos con las herramientas) y otros no, y aceptarlo ayuda a ver las cosas de una manera positiva. Si con mi música la gente termina con una sonrisa o una lágrima de emoción y los anima a resolver sus problemas habré conseguido un gran objetivo.

¡Esa es la intención! La emoción, por definición, es un movimiento interno generado «por algo», todos esperamos transmitir la energía suficiente para comenzar cada día del resto del año…, o hasta el próximo concierto. Esperamos que sea como una recarga de energía para todos.