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Manuel Segade, nuevo director del Museo Reina Sofía

El ministro de Cultura, Miquel Iceta, lo nombra a menos de cincuenta días de las elecciones generales
La Razón
  • Pedro Alberto Cruz Sánchez

    Pedro Alberto Cruz Sánchez

Madrid Creada:

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Por fin hubo fumata blanca: Manuel Segade (La Coruña, 1977) es el nuevo director del Reina Sofía. Tras un pautado proceso de selección, en el que estaban puestas todas las miradas del mundo del arte contemporáneo español, este historiador del arte por la Universidad de Santiago de Compostela ha sido el elegido por el contrastado y más que solvente jurado. Cuando la rumorología señalaba a otro tipo de perfil -mujer y latinoamericana-, la resolución del Ministro de Cultura, Miguel Iceta, se ha decantado por la figura de Segade. Y, quizás, y como uno de los factores que han hecho que la decisión se decante hacia él, se encuentre su amplio conocimiento del tejido artístico español. No en vano, uno de los argumentos que emplearon con vehemencia los detractores de su antecesor, Manuel Borja-Villel, fue los escasos esfuerzos que había dedicado a promocionar a artistas españoles. Que Segade sea español y que, además, entre su amplia trayectoria como gestor, haya ejercido como comisario jefe del Centro Gallego de Arte Contemporáneo (CGAC) y, desde 2015, haya sido el director del Centro de Arte Dos de Mayo (CA2M) -uno de los espacios de arte contemporáneo más interesantes no solo de la Comunidad de Madrid, sino de todo el territorio nacional- le ha permitido intimar con los agentes y con las dinámicas diversas que conforman el paisaje artístico autóctono. Esa doble vertiente para, de un lado, programar exposiciones de artistas consagrados y establecidos, y, por otro, apostar por nombres emergentes aporta la fórmula perfecta para resituar al Reina Sofía como un centro no solo de estudio y exploración de la historia reciente del arte, sino, igualmente, para explotar su potencial de magnífica lanzadera de nuevos autores.
Uno de los aspectos más atractivos de Manuel Segade es que, a su faceta de gestor, suma la de su notable formación teórica. Su labor en campos de estudio como el de la construcción de la subjetividad, el cuerpo, la performatividad o la teoría queer le ha permitido abarcar el núcleo conceptual fundamental del debate crítico y teórico sobre las prácticas artísticas contemporáneas. Como él mismo ha reconocido, todos estos intereses intelectuales han estado vertebrados por la lógica e inexorable dimensión política que los sustenta. Y esto es algo que merece ser reseñado, ya que, entre las acerbas críticas que se lanzaron contra Borja-Villel, una de las más recurrentes era el sesgo político que imprimía a la mayoría de las exposiciones organizadas por el Reina Sofía. Cualquiera que tenga unos mínimos conocimientos sobre el arte último sabrá que la mayor parte de la producción artística contemporánea posee una vocación política y que, por lo tanto, para un centro de arte contemporáneo resulta imposible programar exposiciones que, de una manera u otra, no se comprometan con la realidad de su tiempo. Imaginar -como he escuchado decir- que la marcha de Borja-Villel supondría el retorno a un esteticismo vaciado de cualquier contenido político y conceptual es de una ingenuidad que solo puede ruborizar.
Manuel Segade tiene ante sí el gran e inmediato reto de generar el mayor consenso posible en torno a un proyecto como el del Reina Sofía que, durante los últimos tiempos, ha supuesto el auténtico punto de desgarro del arte contemporáneo español. Y, evidentemente, este consenso ha de lograrlo desde el supuesto irrenunciable de que la naturaleza y esencia de las prácticas artísticas ha sido, es y será provocar disenso. Borja-Villel fue capaz de dotar al Reina Sofía de un discurso nítido y claramente diferenciado. Segade se enfrenta ahora al gran desafío de construir una nueva identidad y de que el buque insignia del arte contemporáneo español no se convierta en un cajón de sastre.
"Creo que mi elección vuelve a demostrar otra vez que en la cultura contemporánea, lo aparentemente menor o geográficamente periférico constituye una aportación fundamental", ha asegurado Segade en declaraciones a Europa Press. Ha reconocido que está "muy feliz y con muchas ganas" de afrontar la tarea encomendada, "de ofrecer el mejor Museo Reina Sofía del que sea capaz", ha señalado. Asimismo, ha asegurado que el nombramiento también es un "orgullo" para el Museo Centro de Arte Dos de Mayo. "La Comunidad de Madrid tiene en Móstoles uno de los museos de arte contemporáneo más importantes de España", ha enfatizado.
Sobre el resto de candidatos, Segade ha expresado su respeto y admiración por las candidaturas pero lamenta que "no se haya respetado el secreto que garantizaban las bases del proceso". De esta misma forma, el pasado febrero, el recién nombrado director también reivindicaba el respeto, esta vez en apoyo a su antecesor, Borja-Villel. Segada afirmaba que las críticas hacia él habían sido "injustas", así como añadía que "criticar a la persona es criticar al museo". "Algunas personas del arte han sido violentas. Creo que el manifiesto con las firmas demuestra que ha habido un gran malestar con la actitud en la que se valora su legado, y creo que es de bien nacido ser agradecido. Por ello, es importante, aunque se discrepe de ciertos temas de su programación, defender su trabajo. Lo fundamental es entender que esa institución ha alcanzado un gran nivel internacional y no tantas instituciones españolas pueden presumir de eso", aseguraba a la citada agencia. En este sentido, subrayaba que conseguir situar al Reina Sofía a nivel internacional, suponía un trabajo "al que se debe aplaudir", y ha recalcado que Borja-Villel ha hecho un trabajo "fantástico" durante sus últimos 15 años.