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Manuel Gutiérrez Aragón: "Uno puede dejar de hacer cine, pero no de ser director"

El cineasta presenta en el Festival de Málaga tras más de quince años retirado "La Festa", un documental codirigido con Pablo Más sobre el Misterio de Elche
Manuel Gutiérrez Aragón: "Uno puede dejar de hacer cine, pero no de ser director"
Un fotograma de «La Festa», documental presentado en Málaga y realizado por el cineasta ilicitano Pablo Más y Manuel Gutiérrez Aragón
Fran Cárceles
  • Fran Cárceles (1995) es graduado en periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster en Periodismo de Televisión por la Universidad Nebrija de Madrid. Se considera "amante de la comunicación" en todos sus ámbitos y se encuentra en constante formación. Inició su carrera en El Correo de Andalucía, ha sido redactor de Economía de Antena 3 Noticias y desde 2019 ejerce de redactor en la delegación andaluza de La Razón en Sevilla y Málaga.

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Quince años atrás, en 2008, Manuel Gutiérrez Aragón dejaba el cine con su largometraje «Todos estamos invitados» para dedicarse plenamente a la literatura. Desde entonces, el silencio cinematográfico del galardonado cineasta cántabro parecía definitivo, y pocos esperaban que, a sus 83 años, volviera a ponerse detrás de las cámaras. Ahora se asoma a la gran pantalla con el documental «La Festa», codirigido con el ilicitano Pablo Más, y presentado en el marco de la 28 ª edición del Festival de Málaga, un certamen que ya hace unos años reconoció su valiosa contribución al cine español y del que fue jurado en 2023. Este nuevo trabajo supone un acercamiento al Misteri d’Elx (Misterio de Elche), la única representación medieval que se conserva en Europa de forma intacta desde hace más de 500 años y que la Unesco declaró en 2001 «Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad».  
Así las cosas, la idea original del proyecto nació precisamente ese año, en una conversación casi casual con Pablo Más durante el rodaje de «El caballero Don Quijote», antes de que «anunciara que me retiraba del cine», insiste Gutiérrez Aragón. Más le contó que participaba en el Misteri y, a partir de ahí, siempre quedó la idea de que «había que hacerlo». Una vez encontrada la financiación, Gutiérrez aceptó de lleno dirigir un documental que tiene como eje central la recreación en la Basílica de Santa María de Elche del «Tránsito de la Virgen (último momento terrenal en la tierra)», inspirado en la icónica pintura del maestro Andrea Mantegna, punto inicial desde donde comienza a realizarse el Misteri.
Para ambos directores, el gran reto era captar un espectáculo único «limitado a tan solo dos días al año». En palabras de Más, «intentamos que la gente no fuese consciente de que se estaba grabando la película para conseguir captar la verdadera mirada de los vecinos». Esta precisión técnica implicó instalar numerosas cámaras, cuidar especialmente la iluminación original del templo y aprovechar cada momento sin margen para el error. En ese contexto de limitaciones temporales, la palma blanca aparece en el documental como un hilo conductor narrativo que simboliza la unidad y conexión entre los habitantes de Elche, jóvenes y mayores, las realidades que coexisten antes de la celebración, «desde quien la recoge sin saber para qué sirve, las mujeres que realizan el trenzado, hasta su momento final», explica el cineasta.
"Ahora hay un movimiento de tenaza en la izquierda y la derecha"Manuel Gutiérrez Aragón
Además, el documental pone en valor aspectos desconocidos para el público. «Lo que contamos es algo que no ven ni los vecinos de Elche: la organización, la tramoya, lo que pasa en el cielo (como llaman a la cúpula de la iglesia), las cuerdas, los cables, los chirridos de la madera», señala Gutiérrez Aragón. Y es ahí, en ese planteamiento documentalista, revelador y casi íntimo, donde se encuentra uno de los grandes aciertos de la obra. A esto se suma una singular riqueza musical, ya que en la celebración confluyen melodías renacentistas, barrocas y contemporáneas, lo que aporta una unidad sonora que, según el propio director de cine, «es algo infrecuente».
En cuanto al montaje, tanto Gutiérrez Aragón como Más admiten que el mayor reto estuvo en «la renuncia», en saber prescindir de «cosas buenas y bonitas que quizá no iban a favor de la obra completa». En términos estéticos y narrativos, «La Festa» también propone una reflexión interesante sobre la historia del teatro y su evolución escénica. Más comenta al respecto cómo el Misteri, con su escenario de 360 grados, la representación en vertical y horizontal, es una forma teatral primitiva, pero «más moderna» si se compara con el teatro frontal italiano que surgió posteriormente.

El cine como modo de vida

Aunque el veterano cineasta confiesa que «no es exactamente una vuelta al cine», sí admite estar «encantado de hacerlo» y asegura que repetiría «una y otra vez» porque «uno puede dejar de hacer películas, pero no de ser director de cine». Revela que «no diría que no» a volver al cine y que «seguramente sería a la ficción».
Gutiérrez Aragón reflexiona también sobre cómo ha cambiado el cine durante estos años y destaca aspectos como «la incorporación de la mujer al cine», un hecho «decisivo» en la industria, sentencia, «que aporta una visión distinta, otra forma de contar historias». Asimismo, señala que «ahora se hacen demasiadas películas al año y en menos tiempo, con muchas cámaras», para explicar después que «antes estabas obligado a grabar con más rigor», aunque matiza que «eso no quiere decir que ahora se haga peor cine».
Se define como «escéptico» ante la situación política actual, un «espectador político», dice, aunque reconoce que «ahora hay un movimiento de tenaza en la izquierda y la derecha que cree que la transición no vale porque fue un pacto forzado por las circunstancias», algo que, concluye «dio lugar a una democracia que se iguala a las que nos rodean». En este punto, confiesa que mira igual al cine, como «un espectador en una butaca, pegado a la pantalla».