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Gracia Querejeta retrata en "La buena suerte" la violencia de hijos a padres

La cineasta presenta en el Festival de Málaga un filme adaptado de la novela homónima de Rosa Montero con Hugo Silva y Megan Montaner como protagonistas
Gracia Querejeta retrata en "La buena suerte" la violencia de hijos a padres
La directora Gracia Querejeta posa en el photocall de la película 'La buena suerte'EFE
Fran Cárceles
  • Fran Cárceles (1995) es graduado en periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster en Periodismo de Televisión por la Universidad Nebrija de Madrid. Se considera "amante de la comunicación" en todos sus ámbitos y se encuentra en constante formación. Inició su carrera en El Correo de Andalucía, ha sido redactor de Economía de Antena 3 Noticias y desde 2019 ejerce de redactor en la delegación andaluza de La Razón en Sevilla y Málaga.

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«Es un camino a través del infierno que supone a veces la vida y una salida de él». Así definió ayer la escritora Rosa Montero, tras el estreno de «La buena suerte», la adaptación cinematográfica de su novela homónima, llevada a la gran pantalla por la directora Gracia Querejeta, que regresa al Festival de Cine de Málaga con el propósito de hacerse con una tercera Biznaga de Oro. 
La adaptación es un terreno delicado, un puente tendido entre lenguajes muy diferentes como son la literatura y el cine. Precisamente fue este reto lo que primero inquietó a Querejeta cuando Gerardo Herrero, productor de la película, le propuso el proyecto. «La recordaba como una novela compleja y llena de matices», señaló la directora, quien confesó que lo primero que sintió «fue un poco de pánico». Pero una segunda lectura, realizada «ya con otros ojos», fue suficiente para «encontrar un camino» que le mostró las líneas esenciales para trasladarla a la pantalla. De hecho, «no todo lo que está en la novela aparece en la película», subrayó la cineasta, pero ese era uno de los objetivos. Para Montero, y volviendo al punto de los puentes tendidos en las adaptaciones, sus libros deben ser «un escalón sobre el que un autor crea su propia obra». Y así ha sido. Quizá, este es uno de los puntos fuertes de este filme.
La directora Gracia Querejeta (4i) posa con el elenco de la película durante el photocall de la película 'La buena suerte' que se presenta este domingo durante el 28º Festival de Málaga. EFE/Daniel Pérez
La directora Gracia Querejeta (4i) posa con el elenco de la película durante el photocall de la película 'La buena suerte' que se presenta este domingo durante el 28º Festival de Málaga. EFE/Daniel PérezEFE
El resultado ha sido el esperado. Una película que no aburre, sin giros de guion inesperados, pero manteniendo la intriga hasta el último momento en escenarios que ayudan a comprender que es posible encontrarse a uno mismo aun cuando la realidad nos hunde. La trama sigue a Pablo (Hugo Silva), un arquitecto que, en un impulso aparentemente inexplicable, adquiere un piso en un pueblo recóndito para escapar de su propia realidad. En este entorno estancado conoce a Raluca (Megan Montaner), una mujer que, a pesar de las adversidades, ha decidido confiar en su suerte y mantener una actitud optimista ante la vida. La historia se convierte en una radiografía de los anhelos humanos: el miedo, la serenidad, la culpa, la redención, el odio y el deseo. Es, en esencia, una historia de amor entre Raluca y Pablo, pero también de amor por la vida, aunque duela.
En este punto, la química interpretativa entre Silva y Montaner se suma a la minuciosa dirección de Querejeta, quien se apoya en una fotografía diligente y en escenarios cuidadosamente escogidos para trasladar las emociones al espectador. El reparto, encabezado por estos dos protagonistas, se completa con actores de primer nivel como Miguel Rellán, Eva Ugarte, Álvaro Rico o Daniel Vitallé.
Rodada en distintos pueblos de Navarra, en Alcanadre (La Rioja), además de en localizaciones de Madrid y Pamplona, la película cuenta con una atmósfera que refuerza el aislamiento emocional de sus protagonistas. Hay silencios y miradas que se funden con los fotogramas, algo esencial para contar una historia en la que, como recordó Querejeta, podemos encontrar «un pequeño halo de luz en medio de la oscuridad» en la que viven los personajes.
Por otro lado, el filme también destaca por la sensibilidad con la que aborda un tema poco tratado en el cine español: la violencia que algunos adolescentes ejercen sobre sus padres. En este punto, la directora ha logrado crear una obra en la que mezcla dos mundos: «el amor redentor y el sufrimiento ante una situación que te ha tocado o te has buscado», ofreciendo al público una historia intensa y conmovedora que confirma, una vez más, su posición en el panorama cinematográfico español. Ya es la directora con más Biznagas de oro en el Festival de Málaga. ¿Se hará con la siguiente?