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La literatura, un ocio imbatible en tiempos de distracción digital

Varios escritores vistieron ayer el delantal de librero y celebraron la buena salud del sector editorial
Alberto R. RoldánLa Razón

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Una librería es una mezcla de universos, historias, confesiones, recuerdos y descubrimientos. Es, en palabras de Lorenzo Silva, «un espacio de encuentro. Las librerías y las bibliotecas son los lugares del mundo que más paz y bienestar me transmiten, valoramos muy poco el peso y la importancia que tiene la literatura en nuestras vidas». El escritor, que recientemente ha publicado «La llama de Focea» (Destino), no fue el único que ayer vistió el delantal de librero en un evento que ya aspira a convertirse en tradición: en la icónica Casa del Libro de la Gran Vía de Madrid, autores como Luz Gabás, Megan Maxwell, Máximo Huerta, Cristina Campos, Pedro Simón o Carlos del Amor, reunidos por la editorial Planeta, ejercieron el rol del librero por un día. Una cita a la que acudieron decenas de lectores y seguidores, una estampa bastante alentadora para los amantes de la literatura.
«A todos nos ha sorprendido cómo, frente a la invasión de lo audiovisual, el ocio que tiene que ver con la palabra impresa se mantiene. El poder de trasladarte a otro lugar solo te lo dan los libros», explica Simón, y en ello coincide con Gabás, ganadora del Premio Planeta 2022 con «Lejos de Luisiana». La escritora afirma que «se ha publicado y comentado que gracias a la pandemia ha aumentado el número de lectores, lo cual no me extraña. La televisión, las series y dispositivos electrónicos cansan... pero lo único que no cansa es una buena lectura. Una vez que vuelves a engancharte, ya no quieres parar».

Un sector saludable

Asegura Campos, finalista del citado galardón por «Historias de mujeres casadas», que «me dan miedo las pantallas, porque quitan tiempo de lectura a los niños». Y es a este público joven al que, opina, se debe poner el foco: «Hay que intentar que los hijos, los alumnos, los jóvenes amen la lectura», dice la autora. Y es que, si en algo coinciden los escritores que ayer ejercieron de libreros, es que, si la lectura se ha mantenido e incluso mejorado en estos últimos meses, el futuro también es prometedor: «Tenemos una generación de gente joven maravillosa, que casi siempre es insultada, pero que realmente tienen mucha inquietud. Hay un futuro optimista en el sector», opina Simón.
Por su parte, y matizando que «no soy experta», Gabás intuye que «la buena salud del sector editorial va a continuar por el buen camino, lo cual es una alegría, porque este diálogo permanente entre escritores y lectores no puede terminar, debe ser todavía más intenso». Como asegura Campos, «una buena historia la gente la lee, solo necesitamos buenas historias». Y de ellas están repletas las librerías, en estas fechas desbordadas por ser un libro «un regalo que acompaña a las personas durante toda la vida», asegura Silva.

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