La joven actriz de origen ucraniano Berta Vázquez, se estrena como poeta
Entrevistamos a la artista que define su primer libro en Instagram como “una fuerte propuesta lírica, que aúna humor, ironía, empatía, tanto hondura como alegría de vivir”
Los caminos del éxito son a veces inescrutables. Pero para Berta Vázquez todo recorrido vital tiene puntos de conexión que cobran sentido cuando se observan desde la distancia, porque nada es lineal. El de esta joven actriz española, nacida en Ucrania en 1992, la ha hecho transitar por las artes. Comenzó sus pasos en la danza, canta de maravilla, fue actriz casi por sorpresa y ahora debuta en el mundo editorial con A veces soy la noche, un poemario en el que abre una pequeña ventana a sus pensamientos y tribulaciones.
Tu primer éxito como actriz fue la adaptación al cine de ‘Palmeras en la nieve’, el éxito literario de Luz Gabás. Ahora eres tú quien saca un libro. Parece una forma de cerrar el círculo.
Me gusta mucho la filosofía y creo en las sincronicidades. Pienso que todos los puntos por los que pasamos a lo largo de la vida son coherentes, como que hay cierta conexión. Y es curioso, yo empecé a ser actriz gracias a una directora de casting que me paró una vez en la calle y me preguntó si me apetecía hacer uno. El día que la conocí yo estaba paseando a mi perrita, que se llamaba África. Y he crecido en Elche, que es conocida por su palmeral. Además, justo cuando estaba preparando la película me mudé con unas amigas y la calle a la que daba mi balcón se llamaba Fernando Poo, como la isla de la película. Así que me iba encontrando con estas sincronicidades y alucinaba.
¿De dónde sale esta faceta de escritora?
Me viene un poco de la infancia. Yo siempre he escrito. Creo que desde los siete u ocho años ya empecé a inventarme canciones y a escribir como pequeños poemas para regalarle a mi familia… me encantaba hacer esas cosillas. Y luego esa afición se ha quedado como una manera de reflexionar sobre cosas que me pasan.
Este poemario se llama ‘A veces soy la noche’. ¿Por qué este título?
Sale de una frase que hay en uno de los poemas. En nuestro día a día, quizá por lo que la sociedad nos inculca, somos amables y mostramos nuestra mejor cara. Y al final, toda esa oscuridad como que no está muy bien vista. Parece que tienes que ser siempre radiante. De ahí sale este libro, con poemas que a veces son un poco pesimistas o con ese tono como más oscuro. Pero creo que cuando una persona se abre y te muestra su oscuridad, sea en un libro o en una canción, te invita a ti a relajarte y a mostrar la tuya, a normalizarla. Y ‘A veces soy la noche’ es un poco estos estados de ánimo que tengo de vez en cuando.
Además del libro, tienes pendiente de estreno la serie ‘Bienvenidos a Edén’.
Sí, se estrena en mayo, pero no hay una fecha cerrada. Es como una distopía sobre un grupo de jóvenes a los que invitan a una isla, a una especie de festival de música. Y una vez que llegan ahí, el lugar no es lo que parecía.
En el libro haces un repaso a cosas de importantes de tu vida como es el baile o tu amor por la naturaleza. En él también hay poema, ‘Foto de hace 27 años’, en el que hablas de tu infancia en Ucrania. ¿Cómo estás viviendo la situación en el país?
No me gustaría generar una noticia con una opinión, porque tengo muchos amigos a mi alrededor que tienen a personas allí y todos lo hemos vivido juntos. Nos decíamos: “Oye, tenemos que ayudar ya”, y ayudar implicaba echarles una mano para salir del país, a que se pusieran a salvo, también económicamente, a encontrar asilo urgentemente y con la burocracia. Es una situación nueva para todos, pero al final nosotros estamos a salvo.
Ha tenido que ser muy duro a nivel emocional.
Es el país en el que nací y en el que viví algunos años, y sigue dentro de mí. Me siento triste, pero a la vez me he tenido que obligar a leer sobre política para poder entender con criterio qué está sucediendo. Eso me ha hecho ver lo ignorantes que somos muchas veces de nuestro propio mundo y darme cuenta de que, a veces, lo que pasa fuera de tu vida te es ajeno, y eso como sociedad… Por suerte no es así para todo el mundo, porque hay mucha gente ayudando. Pero generalmente tendemos a no empatizar hasta que no nos toca.