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Doce razones filosóficas para no dar al ser humano por perdido

En «Doce filosofías para un nuevo mundo», obra publicada de la mano de la Fundación Santander, los expertos responden: ¿Hacia dónde va el ser humano?
Desde la izda., Heike Freire, Javier Expósito, Carlos Blanco, Josefa Ros, José Antonio Marina, José Luis Villacañas, Antonio Lastra y Javier Echeverría
Desde la izda., Heike Freire, Javier Expósito, Carlos Blanco, Josefa Ros, José Antonio Marina, José Luis Villacañas, Antonio Lastra y Javier EcheverríaFundación Banco Santander

Madrid Creada:

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Frente al caos, la incertidumbre, el desconcierto, la desorientación, el desarrollo y la novedad, la filosofía emerge como una disciplina sensata y fiable. Decía Nietzsche que «todos los pozos profundos son lentos en sus experiencias. Necesitan mucho tiempo para saber qué es lo que cayó en su fondo». Esos pozos bien podrían ser los seres humanos y su contexto, y la filosofía una manera de alumbrarlos, de limpiarlos. La filosofía es, define Antonio Lastra, «una terapia», y su complejidad o reto continuo reside en, apunta Carlos Blanco, «pensar lo que no ha sido pensado, y ahí hay mucho que decir». Pararnos a reflexionar es necesario para abrazar y entender el mundo en el que residimos. Y esto es lo que han hecho los citados pensadores, junto con otros diez. La Fundación Banco Santander publica «Doce filosofías para un nuevo mundo», obra que se enmarca en su Colección Obra Fundamental, y que cierra la trilogía «¿Hacia dónde camina el ser humano?», que previamente completaban «Doce visiones» y «Doce líricas». Esta vez, son filósofos los que han aportado ensayos inéditos que responden a dicha pregunta, confeccionados «con libertad creativa y de pensamiento absoluta», asegura Javier Expósito, responsable literario de la Fundación.
Ana Carrasco-Conde, Antonio Lastra, Azahara Alonso, Carlos Blanco, Daniel Innerarity, Eurídice Cabañes, Heike Freire, Javier Echeverría, José Antonio Marina, Josefa Ros, José Luis Villacañas y Victoria Camps son quienes han participado en un proyecto que también cuenta con 24 podcast con entrevistas en exclusiva. Son, por tanto, doce mentes reflexivas y distintas, pero podrían sustentarse en algo que aseguraba ayer Villacañas durante una presentación ante la Prensa: «No debemos dar al ser humano por perdido».
«Hay que dejar el pesimismo para tiempos mejores», asegura Marina, y en este sentido navega la intervención de Blanco, pensador que ha aportado al volumen «un ensayo optimista e idealista. Los riesgos son innumerables cuanto mayor es el grado de progreso. Pero, con perspectiva histórica, vemos lo que ha avanzado el conocimiento humano sobre lo que somos y podemos ser». El pasado, por tanto, goza de un gran valor, más aún en una época de insólito avance tecnológico. Echeverría plantea una reflexión al respecto: «¿Cómo transforman las tecnologías actuales a los cadáveres? De manera tremenda». El filósofo explica que «hay que fijarse en eso, porque ahí reside nuestra memoria».
¿Debemos, por tanto, andar con pies de plomo con respecto a la Inteligencia Artificial? ¿Es importante esta tecnología al reflexionar sobre adónde se dirige la especie humana? Recalca Blanco que la IA «puede ser aliada de la humanidad, nos puede abrir posibilidades de pensamiento». Por su parte, Marina apunta que «necesitamos desarrollar una inteligencia que sea capaz de mantener la tradición que se basa en la justicia». Este autor defiende que el ser humano se rige «por unos patrones que, históricamente, se repiten con una monotonía desesperante. Solo hay que comparar fotografías de las huidas de Ucrania con las de guerras anteriores. Solo cambian las vestimentas y las maletas». El artículo de Marina se resume en una certeza: el futuro «va a plantear problemas, que deben resolver en parte las éticas, aunque se estén olvidando. El mayor choque lo vemos en el concepto de libertad, porque las tecnologías insisten en que es un incordio más que una ventaja, lo que hace que la juventud europea empiece a pensar que la libertad no es tan importante siempre y cuando haya un bienestar económico».
«Estamos viendo cómo las democracias van perdiendo terreno», explicaba Villacañas, siguiendo la temática de su ensayo. «No podemos darla por garantizada. No cualquier sujeto es válido o competente para vivir en democracia. Es muy importante llamar la atención acerca de estas dificultades que tenemos al definir lo humano, aunque sí estamos en condiciones de afirmar que lo humano es aquello que puede desgraciarse». Ahí reside, por tanto, la clave de este volumen: «Una llamada a pararnos a pensar, aunque soy consciente de que no queremos hacerlo», aporta Ros, «debemos admitir que nos necesitamos, y no hay nada malo en ello».