La increíble galería minera de Ponikowska
Una investigación de la Universidad de Silesia sobre los túneles de evacuación subterráneos de Olkusz tiene como objetivo rastrear y analizar la galería de Ponitowska, del siglo XVI


Creada:
Última actualización:
Uno de los restos arqueológicos más importantes y definitorios de la Península Ibérica en la antigüedad es La Rota, una noria de agua romana del siglo II d.C. que se conserva en el Museo Provincial de Huelva. Se halló a finales del XIX en Río Tinto por trabajadores de la británica «Rio Tinto Company Limited», que explotaba la milenaria riqueza del lugar por concesión gubernamental de la Primera República española.
Es relevante por dos razones. En primer lugar, por retrotraernos a la principal motivación para la llegada y colonización peninsular de fenicios, púnicos, griegos y romanos: su riqueza minera, y, de otro, por su carácter singularísimo. Aunque este tipo de norias no sean infrecuentes y se hayan encontrado otros muchos ejemplares, esta descomunal pieza se caracteriza por su asombroso estado de conservación. Se trata de una noria de madera y bronce de más de cuatro metros de alto que transportaba en cangilones el agua que brotaba de la tierra conforme se trabajaba por debajo de la capa freática. Esta circunstancia suponía un enorme problema para la extracción de metal y, en consecuencia, fueron diseñadas diversas herramientas en la antigüedad para facilitar su drenaje. Así, aparte de norias también se utilizaron tornillos de Arquímedes y bombas de pistón. Sin embargo, los ingenieros de minas de la antigüedad no emplearon únicamente ingenios mecánicos para combatir el problema de la proliferación de agua.
Otra respuesta fue la creación de cuniculi o galerías inclinadas que permitían transportar el agua a las profundidades o fuera de la mina. Una estrategia repetida en otras épocas y lugares como, por ejemplo, la Polonia de la edad moderna tal y como se refleja en el reciente artículo «The effectiveness of geophysical methods in detecting underground tunnels − the case study from the Ponikowska adit in Olkusz, Poland», una investigación colectiva encabezada por Jolanta Pierwola, profesora de la Universidad de Silesia en Katowice y publicado en el «Journal of Archaeological Science: reports».
El estudio se centra en los túneles de evacuación subterráneos de la localidad de Olkusz, que, situada a menos de 50 kilómetros de Katowice, cuenta con una larga historia de explotación minera enfocada a la obtención de galena, de la que se extraen plomo y plata. Consta su explotación desde tiempos de la cultura de Hallstat en el siglo VIII a.C., aunque es a partir del XII cuando Olkusz se convirtió en un centro económico dinámico. A fines del Medievo, la minería a cielo abierto mostró señales de agotamiento y comenzó a buscarse metal por debajo de la capa freática. La abundancia de agua supuso un grave problema. Aunque en un primer momento se empleasen cubos y pellejos de cuero movidos por poleas y bombas de agua y norias impulsadas por caballos, se acabaron construyendo en la roca galerías de drenaje que vertían el agua en los ríos cercanos, alcanzando esta red de túneles los 25 kilómetros. Este cambio conllevó el inicio de la era dorada de la explotación minera y, de este modo, a comienzos del XVII la producción anual ascendió a dos mil toneladas de plomo y 200 kilogramos de plata.
Una increíble obra de ingeniería
El objetivo de esta investigación es rastrear y analizar la galería de Ponikowska, que, creada a pico y pala entre 1563 y 1621, fue la más importante. Ante las contradicciones y carencias de las fuentes escritas sobre esta gran obra se ha empleado diversas técnicas de prospección geofísica no invasiva: el método electromagnético en el dominio de frecuencias (FDEM), la tomografía de resistencia eléctrica (ERT) y el análisis multicanal de ondas superficiales sísmicas (MASW).
Como resultado de estas pruebas, «detectaron y reconstruyeron la sección inicial» de tal muestra espectacular de la ingeniería de minas, lo que ha permitido conocer mejor su trazado. La parte nuclear de Ponikowska consistía en un canal central de 2.400 metros excavado a 40 metros de profundidad, donde concurrían otras galerías perpendiculares adyacentes que transportaban agua para desembalsar. Su extensión alcanzaba casi ocho kilómetros. Esta increíble obra de ingeniería facilitaba el achique de un caudal de 60 metros cúbicos de agua por minuto, aunque contenía tanto sedimento que acabó por colmatarse en 1712. Tras su limpieza en 1880 volvió a reabrirse su uso y explotación durante unas décadas hasta su nuevo cierre y reapertura. Los nazis quisieron «germanizarla» y aprovecharon un incidente para desatar el llamado «miércoles sangriento de Olkusz» contra polacos y judíos. Su explotación continuó en época comunista y hoy son empresas privadas quienes gestionan sus riquezas.