Donde las lanzas retumban y chocan los drakkar
Un día de Navidad de finales del siglo X tuvo lugar una de las batallas más célebres de la Era Vikinga. El historiador Kim Hjardar, autor de 'El juego de Odín', da cuenta de este feroz enfrentamiento naval en la que el mito se entreteje con la historia.
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«Harald que se apoderó de toda Dinamarca y Noruega e hizo cristianos a los daneses», reza la inscripción de la piedra rúnica de Jelling, prueba de la transición del mundo vikingo al cristianismo, pero también del control político que el rey danés Harald Dienteazul se había procurado sobre Noruega durante su reinado. Uno de sus más fieles lugartenientes en la guerra, el «jarl» (conde) noruego Håkon Sigurdsson, no comulgaba, sin embargo, con la nueva religión, un cisma que enfrentó a ambos.
Tras la muerte de Harald en el 885 le sucedió en el trono danés su hijo Svein I Barbapartida, quien si quería seguir manteniendo el dominio de su padre sobre Noruega, iba a tener que luchar por él. Para ello reclutó a una hermandad de guerreros legendaria: los jomsvikingos.
Las fuentes textuales relatan la llegada de estos a Noruega con muchos barcos: 60 en la «Heimskringla» y la «Fagrskinna», 120 naves grandes en la «Saga Jomsvikinga», y 165 en la versión de esta misma saga en el «Flateyjarbók». Arribaron a Tønsberg, que saquearon e incendiaron, y marcharon después hacia Jæren, adonde llegaron en Nochebuena. Un vasallo de Håkon logró escapar y pudo avisar al «jarl» y al hijo de este, Erik.
Según la «Fagrskinna», los atacantes empezaron a buscar a los noruegos, pero sin resultados. Mientras transportaban ganado robado a bordo de sus naves, un granjero les informó de que el «jarl» Håkon estaba cerca con unas pocas naves: «No sé si tiene uno o dos barcos, en todo caso no más de tres», mintió. El caudillo jomsvikingo Bue Digre se tragó el anzuelo, dejó escapar al ganado y sopló el cuerno para marcar la salida, dispuesto a sorprender a la reducida flota de Håkon. Entonces lo encontró en Hjørungavåg, al frente de una formidable flota de 180 barcos en posición de batalla.
La batalla de Hjørungavåg
Los jarls Sigvalde y Håkon formaron cada uno un núcleo de unas 60 naves con sus respectivas flotas. El hijo del «jarl» Håkon, Erik Hákonarson, que era responsable de tantos barcos como su padre, se unió a Tore Hjort en oposición a la larga hilera de naves donde se hallaban Bue Digre y su hermano Sigurd el Blanco. Al otro costado de la columna se situaba el jomsvikingo Vagn Åkesson con sus embarcaciones, y enfrente de este se hallaba Svein, el hermano de Erik, al mando de otras tantas naves. Aunque el número de navíos varía de saga a saga y puede ser algo exagerado, podemos suponer que la distribución de fuerzas militares era equilibrada, con una cierta ventaja en favor de los jomsvikingos.
En un principio, la batalla no fue en favor del «jarl» Håkon. Hubo muchas bajas en ambos bandos, pero los temidos jomsvikingos causaron estragos. Desde lo alto de sus buques podían disparar a los noruegos, que formaban un enjambre de embarcaciones de menor tamaño a su alrededor. El «jarl» Håkon participó de forma activa en el combate y fue el blanco de muchos jomvikingos en pos del honor que se recibía matando a un «jarl». La nave de Håkon fue asediada por los jomsvikingos, y el combate se resolvió en duelos de hombre a hombre. La cota de malla de Håkon sufrió tantos daños en los ataques que decidió quitársela y seguir luchando sin ella.
Cuando el asunto empezaba a ponerse feo para Håkon, estalló una fuerte tormenta de viento, lluvia y granizo. Esto sorprendió a los daneses y tornó la batalla a favor de los noruegos. Estos últimos tenían experiencia con este tipo de inestabilidad meteorológica en la proximidad de Stadlandet y pudieron sacarle provecho. A los daneses se les hizo más difícil disparar armas arrojadizas desde sus buques y la mala visibilidad hacía complicado navegar con embarcaciones grandes. Los daneses retrocedieron ante los violentos contraataques. Al fin, el «jarl» Sigvalde decidió cortar los amarres entre sus barcos y retirarse. Le siguieron unas cuantas naves danesas. La de Bue Digre fue abordada y él reaccionó tirándose al mar y ahogándose.
Esta batalla fue, sin duda, un acontecimiento memorable en su tiempo y tuvo un profundo significado nacional. En la poesía escáldica coetánea se rinde homenaje a la lucha de Håkon por la independencia, casi como si fuera un verdadero proceso de unificación del reino. Con su aplastante victoria sobre el ejército de mercenarios jomsvikingos del rey Svein, el «jarl» Håkon conservó el poder hegemónico sobre Noruega, frenando las ambiciones danesas hasta el reinado de Canuto el Grande, muchos años después.
![Portada de 'El juego de Odín. Batallas de la Era Vikinga', de Kim Hjardar](https://imagenes.larazon.es/files/content_image_vertical_desktop_filter/uploads/2024/12/27/676ee1e9182a3.jpeg)
Para saber más...
- 'El juego de Odín. Batallas de la Era Vikinga' (Desperta Ferro), de Kim Hjardar, 256 páginas, 29,95 euros.