¿Cuál es la historia de los colores de la bandera de España?
Esta es junto al Himno y el Escudo uno de los tres símbolos oficiales del Estado
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La bandera representa a todo un país. Dentro y fuera de sus fronteras esta enseña es el denominador común de todos los habitantes de la nación. Además, esta sirve para representar al Estado en distintos lugares y mantener una línea simbólica común.
La actual Bandera de España se encuentra regulada en la Constitución de 1978. En ella se especifica que esta “está formada por tres franjas horizontales, roja, amarilla y roja, siendo la amarilla de doble anchura que cada una de las dos rojas”. En España la bandera es junto al Himno y el Escudo oficial, uno de los tres símbolos del Estado.
Además, la Ley 39/1981, de 28 de octubre, argumenta en el primer artículo: «La Bandera de España simboliza la nación; es signo de la soberanía, independencia, unidad e integridad de la patria y representa los valores superiores expresados en la Constitución».
El 6 de diciembre se celebra el Día de la Constitucion. Declarado festivo nacional esta fecha conmemora el mismo día de 1978, cuando los españoles votaron en referéndum la aprobación de la Constitución. El resultado favorable de la votación aprobó el texto de la Constitución española que actualmente se encuentra vigente.
Aunque la bandera es conocida por todos los españoles, el origen de los colores de esta guardan distintas curiosidades. Así, se consiguió crear el emblema que representa a España y cuyas características la convierten en uno de los tres símbolos oficiales.
Historia de los colores
La actual bandera de España, también conocida como la ‘rojigualda’, nació con el reinado de Carlos III el 28 de mayo de 1785. Aun así, esta no fue impuesta como bandera nacional hasta el año 1843, cuando Isabel II ya reinaba el país.
La historia de esta bandera se remonta a una necesidad histórica de España. Esta obligación se encontraba en el espacio marítimo. Tras llegada de Felipe V y la dinastía de los Borbones al trono español, las banderas de media Europa eran muy parecidas y se producían confusiones, especialmente en el mar.
Antes de 1785, la Marina española utilizaba la bandera oficial para ellos, que consistía en un fondo blanco, propio de la casa Borbón, con el escudo de armas en el centro. Esto producía grandes confusiones en muchos ámbitos y por lo tanto se decidió buscar una nueva enseña única.
Otros estados como Francia, Gran Bretaña, Sicilia o la Toscana también tenían el blanco como color principal en sus banderas. Esto dificultaba la labor de distinguir unas banderas de otras y provocaba que en los enfrentamientos los barcos no pudiesen disparar hasta estar seguros de si la bandera era de un aliado o de un enemigo.
Así las cosas, Carlos III mandó a su Ministro de Marina, Antonio Valdés y Fernández Bazán, que elaborase una nueva bandera destinada únicamente para uso naval. Este convocó inmediatamente un concurso y escogió los mejores doce bocetos. Presentados al Rey para tomar la decisión final, apareció la que hoy conocemos como rojigualda.
De todos ellos, el monarca escogió la bandera tricolor con los colores rojo y amarillo por su mayor visibilidad en el mar. Aun así, el Rey decidió variar las proporciones de las franjas de la bandera siendo la amarilla del doble que las rojas.