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Eduardo Chillida dialoga con Bernini en Roma

En el centenario de su nacimiento por primera vez en la capital italiana después de treinta y dos años se exhiben cuarenta y una obras del artista entre dibujos, esculturas y “gravitaciones” realizadas entre 1948 y 1997.
Alicia Romay

Roma Creada:

Última actualización:

El Instituto Cervantes de Roma en la sede de la Sala Dalí en plena Piazza Navona, del 23 de octubre de 2024 al 11 de enero de 2025, promovida junto al Museo Chillida Leku con la colaboración de la Galería Nacional de Arte Moderno y Contemporáneo de Roma, y comisariada por Javier Molins, presenta 41 piezas del artista vasco que nos llevan a descubrirlo a él como artista y como persona. Una ocasión preciosa para recorrer la evolución de la obra del escultor vasco desde la figuración hasta la abstracción.
La muestra promovida junto al Museo Chillida Leku con la colaboración de la Galería Nacional de Arte Moderno y Contemporáneo de Roma y comisariada por Javier Molins dialoga con el gran Bernini tal como lo describe su comisario: “Esta exposición representa también una oportunidad irrepetible para ver la obra de este maestro del siglo XX en diálogo con la de un maestro del barroco Gian Lorenzo Bernini, ya que la ubicación privilegiada de la sala del Instituto Cervantes en Piazza Navona permitirá admirar las dos obras en un juego de referencias. No debemos olvidar que el arte siempre es un diálogo con el pasado”. (J. Molins).

Ignacio Peyrò, Director del Instituto Cervantes de Roma: “Tenemos una muestra muy signiificativa de lo que es el recorrido del autor, se podria decir que es una pequeña retrospectiva. Recorre muy bien lo que es su carrera, con sus dibujos y gravitaciones y varias esculturas, algunas de las que fueron premiadas en la Bienal de Venecia del año ’58 por primera vez, es en sí, la primera vez que hay una exposición de Chillida en Roma” .

El tema de las manos en la obra de Eduardo Chillida es recurrente. Mikel Chillida su nieto recuerda varios momentos vividos con su abuelo y su familia así como el tema que siempre tuvo presente el artista: “Nací en San Sebastián y el primer recuerdo que tengo de él es en la casa de mis abuelos, somos una familia muy grande, mis abuelos tuvieron ocho hijos, somos veintisiete nietos y nos reuníamos todos los domingos en su casa para comer. Tenían tres sofás en forma de “u” con unas vistas maravillosas a la bahía de La Concha y el horizonte. Mis primeros recuerdos son de allí jugando en su casa”. Eduardo Chillida fue portero de la Gran Sociedad actividad que abandonó por una lesion y posteriormente se dedicó solo al arte. Su nieto recuerda frases referente a la presencia constante de las manos en su obra “Cuando ya era escultor, incluso antes cuando era portero de la Real Sociedad, decía lo mismo, que estaba trabajando en el tiempo y en el espacio, un momento de interacción entre ambos. Decía que el portero en un campo de futbol es la única figura en un campo que está midiendo todo lo que sucede, midiendo todo el espacio y el escultor de alguna manera hace lo mismo, juega con ese espacio y esa materia que ocupa un espacio y a la vez lo crea".

Excepcionalmente están expuestas las cuatro obras que le valieron al artista el Premio de Escultura en la Bienal de Venecia de 1958, entre ellas Gesto, procedente de la colección de la Galería Nacional de Arte Moderno y Contemporáneo de Roma.

Yo soy de los que piensan, y para mí es muy importante, que los hombres somos de algún sitio. Lo ideal es que seamos de un lugar, que tengamos las raíces en un sitio, pero que nuestros brazos lleguen a todo el mundo, que nos valgan las ideas de cualquier cultura. Todos los lugares son perfectos para el que está adecuado a ellos y yo aquí, en mi País Vasco, me siento en mi sitio, como un árbol que está adecuado a su territorio, en su terreno, pero con los brazos abiertos a todo el mundo. Intento realizar la obra de un hombre, la mía. Como soy de aquí, mi obra tendrá algunos tintes particulares, una luz negra que es la nuestra. Soy como un árbol, con raíces en un solo país y ramas que se abren al mundo.” (E. Chillida).

La exposición

Desde que se dio a conocer en la escena internacional en los años cincuenta, la obra de Chillida ha sido expuesta en los principales museos y colecciones de arte en Europa y Estados Unidos. Sus obras han sido comentadas y analizadas por destacados historiadores y críticos de arte, así como por poetas y filósofos. Ganador de innumerables premios y expuesto en numerosos museos y retrospectivas, su trabajo constituye un patrimonio de referencia ineludible en el panorama artístico contemporáneo. Está considerado como uno de los más grandes escultores del siglo XX. Sus obras están presentes en más de 20 museos en todo el mundo. Sus esculturas están ubicadas frente al mar, como en San Sebastián el célebre Peine del Viento (1977), formado por tres monumentales ganchos de acero macizo colocados entre las rocas de la costa, como si quisieran recoger el viento y el oleaje del océano, en un rincón mágico que fusiona elementos naturales con materiales industriales, creando un potente diálogo entre lo artificial y lo orgánico. “Viendo romperse a la mar a veces furiosa que amansa esas rocas que somos un poco nosotros... un poco erosionados ya pero dando la cara, defendiendo la tierra y también el alma de las cosas.” (E. Chillida).

Otras esculturas están ubicadas en montes, como en Japón, y en ciudades como Washington, París, Lund, Münster, Madrid, Palma de Mallorca, Gernika, Berlín y Múnich. Sobre su obra han escrito arquitectos y filósofos como Martin Heidegger, Emil Cioran, Félix Duque y poetas como Octavio Paz.

La muestra romana presenta una retrospectiva de la carrera artística de Chillida a través de los dos principales medios con los que trabajó: el dibujo y la escultura.

El recorrido de la exposición comienza con una serie de dibujos figurativos del primer período donde ya aparecen esas formas y líneas curvas que caracterizarán su trabajo posterior. Llaman la atención los dibujos que se concentran en las manos, uno de los temas que obsesiona a Chillida. No olvidemos, de hecho, que el artista en su juventud fue portero de la Real Sociedad, actividad caracterizada por el uso de las manos y deporte que tuvo que abandonar debido a una lesión en la rodilla. Chillida una vez dijo: “Lo que sé hacer es seguro que ya lo he hecho, de ahí que tenga que hacer siempre lo que no sé hacer. [...] ¿No será el arte consecuencia de una necesidad, hermosa y difícil, que nos conduce a tratar de hacer lo que no sabemos hacer?” Por eso muchas de estas obras están dibujadas con la mano izquierda, a pesar de ser diestro: Chillida quiere revivir la aventura de aprender con la mano izquierda algo que solo sabía hacer con la mano derecha.

Las manos siempre presentes en la obra de Chillida
Las manos siempre presentes en la obra de ChillidaMuseo Chillida
La muestra incluye 17 “gravitaciones”, relieves de diferentes capas de papel, cortadas y en parte pintadas con tinta negra, unidas y colgadas con cuerdas. Chillida expuso por primera vez Gravitaciones en 1988 en la Galería Theo de Madrid. Son delicadas obras bidimensionales en blanco y negro, que exploran las cualidades y los límites del espacio, superponiendo capas de papel unidas por hilos y colgadas para permitir la circulación del aire.

Gravitaciones
Gravitaciones Archivo Museo Chillida
La estratificación y la diferente densidad de los planos bidimensionales remiten a una profundidad y a una articulación espacial diferente que provoca una fuerte sugestión para definir una articulación plástica de la arquitectura que alterna volúmenes en relieve y campos cavados.

La relación de Chillida con Italia ha sido muy intensa. En la Bienal de Venecia de 1958 gana el premio como mejor escultor con 34 años y la exposición en el Instituto Cervantes de Roma quiere rendir homenaje a este importante reconocimiento reuniendo cuatro obras presentes en aquella Bienal. Se trata de un relieve de 1951 y tres esculturas de hierro que marcaron el camino que la escultura de Chillida seguiría posteriormente. Una de estas esculturas, Gesto (1957), proviene de la colección de la Galería Nacional de Arte Moderno y Contemporáneo de Roma, que la ha prestado excepcionalmente para la ocasión, mientras que las otras provienen del Museo Chillida Leku.

En la Bienal de Venecia
En la Bienal de Venecia Archivo Eduardo Chillida
Una característica de estas esculturas y de la obra escultórica de Chillida es la ausencia del ángulo recto. Es el mismo artista quien afirma: “El ángulo recto me ha llegado a parecer el más hermoso que hay entre todos los ángulos, pero es algo intolerante, no admite diálogo nada más que con sus iguales.”. Chillida nunca utilizará ángulos rectos, sino ángulos dados por la sombra.

Las esculturas de Chillida evocan a menudo tensión y equilibrio, invitando a los espectadores a contemplar la relación entre masa y vacío. Su dominio del material y de la forma le permite crear composiciones dinámicas que desafían la percepción del espacio. Cada escultura se convierte, de hecho, en una meditación sobre la presencia y la ausencia, invitando a los espectadores a experimentar la interacción entre luz y sombra. Las esculturas de Chillida no son simplemente objetos estáticos, sino entidades dinámicas que interactúan con el entorno que las rodea y evocan un sentido de diálogo con quienes las observan. “El espacio es el elemento más vivo de todo lo que nos rodea. Es como un espíritu. […] Desde el espacio, con su hermano el tiempo, bajo la gravedad insistente, sintiendo la materia como un espacio más lento, me pregunto con asombro sobre lo que no sé” porque “yo no represento, pregunto.” (E. Chillida).

Notas biográficas

Eduardo Chillida, de origen vasco, nace en San Sebastián el 10 de enero de 1924. Su padre, militar, tiene grandes inclinaciones artísticas y ama el dibujo y la pintura. Hereda de su madre, la soprano Carmen Juantegui, el sentido del ritmo y la musicalidad en su trabajo: “cuando entré por primera vez en el espacio de Hagia Sofia en Estambul, tuve la impresión de entrar en los pulmones de Bach, porque sentí la misma fuerza expansiva. Bach es un arquitecto, como Masaccio y Mantegna. Un constructor que trabaja el tiempo, el sonido y el silencio. Trabaja con el tiempo y los acordes; son como elementos de una arquitectura. La música ocupa un lugar importante en mi trabajo, se establece una relación dialéctica a través de una sensibilidad particular que me permite mantenerme en comunicación con la obra mientras creo.”

Después de estudiar arquitectura en la Universidad de Madrid, estudios que le dejaron la capacidad de modelar el espacio a través de líneas y signos arquitectónicos tratándolos casi como materia concreta, comienza a concentrarse en el dibujo y la escultura. Se traslada a París en 1948 y entabla amistad con Pablo Palazuelo, con quien expone en Salon de Mai de 1949. En 1950 se casa con Pilar Belzunce, su punto de referencia desde los 15 años, con quien tendrá ocho hijos y a quien permanecerá unido toda su vida autodefiniéndose como “un solitario, un solitario con Pili”. En 1955 la ciudad de San Sebastián le encarga un monumento a Alexander Fleming. Gana el Premio de Escultura en la Bienal de Venecia de 1958 y, durante el mismo año, realiza su primera visita a Estados Unidos, donde conoce a James Johnson Sweeney, Mies van der Rohe y al compositor Edgar Varèse. En 1960 le otorgan el Premio Kandinsky. En 1966 conoce al filósofo Martin Heidegger, para quien ilustrará el libro Der Kunst und der Raum. Dos años después comienza una escultura para el palacio de la UNESCO en París. En 1971 es profesor visitante en el Carpenter Center de Cambridge, Massachusetts. En 1979 comparte con Willem de Kooning el Premio Andrew W. Mellon, y posteriormente le dedican una importante exposición en el Museum of Art del Carnegie Institute de Pittsburgh. En 1980 expone en el Museo Solomon R. Guggenheim, Nueva York. En 1990 la Bienal de Venecia le dedica una exposición individual en Ca’ Pesaro. Al año siguiente recibe el Praemium Imperiale de la Japan Art Association.

En el año 2000 se inaugura el Museo Chillida Leku en Hernani, cerca de San Sebastián. “Un día soñé una utopía: encontrar un espacio donde pudieran descansar mis esculturas y la gente caminara entre ellas como por un bosque.” Chillida Leku es un museo único, concebido como una gran obra de arte, que alberga el corpus más completo de obras del artista y comprende un parque de esculturas y un espacio expositivo dentro del caserío Zabalaga, una casa de campo tradicional vasca que data del siglo XVI. La casa y el terreno adyacente fueron adquiridos en los años 80 por Chillida y su esposa, quienes dedicaron los siguientes quince años a restaurarlo con sensibilidad. En Chillida Leku, el artista creó un lugar (“Leku” se traduce como “lugar” en euskera) donde las generaciones futuras pudiesen vivir su trabajo tal como él lo concebía, y en un entorno sin igual. En él, la fusión entre arte y naturaleza se produce de manera natural. Las esculturas están integradas en el paisaje como si siempre hubieran formado parte de él. En el jardín, hayas, robles y magnolias conviven con las monumentales esculturas de acero y granito colocadas en perfecto diálogo con el entorno que las rodea. Aunque las obras presentan un aspecto de monumentalidad, el lugar está hecho a escala humana, que es la escala con la que el artista siempre trabajó, situando a la persona como medida de su trabajo.

Falleció a los 78 años en su domicilio en el monte Igueldo el 19 de agosto de 2002

Título: “Eduardo Chillida”

Lugar: Instituto Cervantes de Roma, Sala Dalí, Piazza Navona 91, Roma

Periodo: 23 de octubre de 2024 – 11 de enero de 2025

Horario: de martes a viernes de 14.00 a 20.00 h.; sábados de 10.00 a 14.00 h. y de 15.00 a 20.00 h.

Acceso gratuito

Información: tel +39 06 6861871