¿Qué es lo que más puede transformar a una persona de raiz? «El amor, en todas sus variantes», responde Marina Seresesky, cineasta y guionista argentina. Esa emoción, que provoca impulsividad y gozo, igual desemboca en el arrepentimiento o en la plenitud. Hay variadas formas de amar y, hacia un hijo o una hija, matiza la directora, «te transforma», y ello se refleja al detalle en «Sin instrucciones». En esta película «le hemos dado vueltas a cómo el protagonista, que podría estar alejadísimo de ser padre, se convierte en uno sin perder su esencia. Tiene que abandonar su vida, pero arrollado por el amor que siente hacia su hija». Seresesky ha dirigido una película que aúna los dos géneros que han definido su filmografía: el drama y la comedia. Narra la historia de Leo, un tipo soltero y mujeriego que vive en una isla de Canarias. Su vida de disfrute, resaca y caos cambia por completo cuando Julia, una de sus antiguas aventuras, llega con un bebé asegurando que es suya. Al día siguiente, desaparece, y de repente Leo se ve como un padre que tendrá que esforzarse para darle a la pequeña la mejor vida posible... y al menos lo intenta durante ocho años, cuando la familia al completo vuelve a reunirse.
Sitios insólitos
La cinta está
protagonizada por Maia Zaitegi, como la pequeña Alba, Silvia Alonso y Paco León. Este último, confiesa la directora, «fue la guinda de un pastel maravilloso, porque ahora no imagino esta historia sin su facilidad para el humor y para emocionarse». Tanto de directora como de actores, el objetivo en la cinta era el de «aportar naturalidad» a la trama. Y por eso, aunque el espectador trate de imaginar su desarrollo, en pocas cosas llega a acertar. Dice León que esta fue una de las cosas que le gustaron del guión: «Normalmente es difícil que una película te sorprenda. Y y yo me iba asombrando, pues lo que piensas que va a hacer este padre trapisondas y peterpanesco de repente cambia, y el tema va a sitios insólitos. Está bien que el cine te lleve y te maneje».
En «Sin instrucciones» hay risas, lágrimas y cierta reivindicación: «En la historia de la humanidad hemos sido las mujeres las que nos hemos hecho cargo de los hijos. Pero las cosas están cambiando mucho», plantea Seresesky. Añade León que, si bien «la película es una historia de amor entre padre e hija, sí es cierto que hace pensar que a veces se es más implacable con la labor de la mala madre y más tolerante con el mal padre». En el caso de la cinta, no obstante, se llega a sentir cierta empatía por el personaje de Alonso, pues a pesar de tomar una terrible decisión lo hace por una necesidad. «Era importante que se entendiese que es una muy límite», explica la actriz.
La película llega a los cines el 25 de diciembre con, además, un reto. Más bien, con cierto «background» que hizo de esta historia una interesante para llevar al cine español. «Sin instrucciones» está basada en la cinta mexicana «No se aceptan devoluciones» (2013), una de las películas de habla hispana más exitosas de la historia. En su primer día de estreno en los EE UU recaudó dos millones de dólares, y su protagonista, Eugenio Derbez, ganó el Platino a Mejor interpretación masculina. Explica Seresesky que no por ello ha dirigido bajo presión, y que si bien la historia cambia para desarrollarse entre País Vasco y Canarias, «evitamos los clichés. Intentamos que no se subrayara nada, que fuese muy natural».
Paco León, no sin mi hija
Carmen L. LOBO
A Paco León se le da de miedo encarnar a un personaje como Leo, un tipo guapetón, soltero y mujeriego, un picha brava en resumen, que vive al día en una pequeñísima población playera en una isla de Canarias pero sobre todo, que vive para las noches y sus juergas sexuales sin ningún compromiso por parte de nadie. Hasta que una de sus antiguas aventuras se planta en el chiringuito donde trabaja y le deja por sorpresa a una bebé de pocos meses porque, dice, en su hija y ella desaparece de la vida de ambos. Incapaz de cuidarla y decidido a devolverla a su madre, viaja a Bilbao, donde vive la joven, aunque no lo consigue, Ocho años después, la niña, Alba, que esté creciendo la mar de divertida y feliz junto a Leo, incapaz de negarle nada a la cría, aunque eso le cueste faltar más de la cuenta a la escuela, en un edificio risueñamente multicultural, recibe de sopetón la visita de la chica, que la reclama y paulatinamente la historia se va tiñiendo de una inesperada tragedia. El filme mexicano en que se basa esta bienintencionada película fue un inesperado pelotazo tanto en taquilla como para la crítica, lo que no nos sorprende demasiado, aunque allí erán más de uno, la francesa «Tres solteros y un biberón» también obtuvo una muy buena acogida, quizá porque no estemos tan acostumbrados todavía a que sean ellos quienes brieguen con los nenes y, menos, a que puedan ser más imprescindibles en sus pequeñas vidas que quienes los parieron. A Leo solo le faltó eso.