Crítica de “Blonde”: Ana de Armas reinventa la iconicidad de Marilyn ★★★★☆
Dirección y guion: Andrew Dominik, según la novela de Joyce Carol Oates. Intérpretes: Ana de Armas, Adrien Brody, Bobby Cannavale, Julianne Nicholson. Estados Unidos, 2022. Duración: 166 minutos. Drama. Solo disponible en Netflix.
En una edición revisada de “Las estrellas”, el filósofo y sociólogo Edgar Morin entiende el suicidio de Marilyn como la muerte del “star-system” clásico. Bien como figura emblemática de la sexualidad volátil pero rotunda que necesitaba la reprimida América de los cincuenta, bien como estrella prefabricada que quería hacerse un hueco en la nómina de actrices del Método, Marilyn desapareció para poner en crisis el mito de la estrella-mercancía y para dar a luz, por fin, a Norma Jean Baker. Como la monumental novela de Joyce Carol Oates en que se basa, y como la mujer que la protagoniza, “Blonde” es una película bipolar: más allá de una vida atravesada por los genes de la locura, el anhelo enfermizo por el fantasma protector de una figura paterna y los abusos físicos y psicológicos, el auténtico trauma de Norma Jeane fue crear un personaje que la desbordó, una Marilyn que confundió el deseo de ser amada de su alter ego en una asfixiante exposición a la libido de las masas.
Tal y como la retrata Andrew Dominik, su vida, diseñada a conciencia para la autodestrucción, se debate entre el empoderamiento y la victimización, entre el sueño y la pesadilla. Del mismo modo que Ana de Armas se entrega a una fascinante reinvención del personaje, que es recreación exacta y a la vez meditación emborronada por la angustia, la película juega sin miedo con la iconicidad de lo público y lo privado (de Norma Jean/Marilyn, que es lo mismo que decir que de Jekyll/Hyde) sin temer los saltos al vacío, desafiando la memoria que todos tenemos de la estrella pasando las hojas de un álbum de fotos infernal. Se trata de imaginar qué sentía Norma Jeane, no de hacer un “biopic” al uso. Y en un delirio de recreaciones y formatos múltiples, permitir que habitemos el espacio mental de un mito en proceso de demolición. Si “Mulholland Drive” era, en realidad, el sueño del cadáver de una actriz que fracasó, Dominik piensa en otro universo posible: ¿y si ese cadáver hubiera sido Marilyn, que murió de éxito? ¿Y si esta fascinante, radical “Blonde” fuera la cara B de “Mulholland Drive”?
Lo mejor
Ana de Armas, por supuesto, en total sintonía con el estilo onírico, asociativo, de la apuesta visual de Dominik.
Lo peor
Algunas escenas escabrosas -una violación, una felación forzada- pueden levantar ampollas.