Crítica de “Argentina 1985”: populismo al por mayor ★★☆☆☆
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Dirección: Santiago Mitre. Guion: Santiago Mitre y Mariano Llinás. Intérpretes: Ricardo Darín, Peter Lanzani, Alejandra Flechner, Santiago Armas. Argentina, 2022. Duración: 140 minutos. Drama.
“Argentina, 1985″ es una película política hecha para el pueblo. No hay espacio para debatir qué es una película política ni qué entendemos como “pueblo”, pero Santiago Mitre y su co-guionista, Mariano Llinás, parecen tenerlo muy claro: seguir el modelo del cine de juicios (Capra levanta la mano) y de investigación periodística (léase “Los archivos del Pentágono”) de Hollywood para activar un necesario ejercicio de memoria histórica que encoja los corazones de todos los públicos. El caso se merece el esfuerzo: el juicio civil contra la junta militar del general Videla, terroristas de Estado que legitimaron el secuestro, la tortura y el crimen organizado para neutralizar lo que consideraban guerrillas de izquierda. No vamos a discutir si la propuesta populista de Mitre y Llinás contribuye a una mirada imperialista (USA co-produce) que se contradice con su mensaje, pero lo más llamativo de “Argentina, 1985″ es, tal vez, su cálculo metaficcional.
¿Sirve cualquier plantilla narrativa, por muy hábil que sea su copia (con un eficaz Ricardo Darín como el fiscal Julio Strassera, unas gotas de sentido del humor que desengrasen el drama, un ritmo fluido y televisivo) para denunciar la ignominia? Si en cualquiera de las películas dirigidas por Mitre (”Paulina”, “El estudiante” y “La cordillera”), lo político nacía de una exigencia formal, aquí surge de una cierta condescendencia hacia su público. No es casual que el momento más brillante del filme -la detallada confesión de una víctima en el juicio- sea el más desnudo, y el más documental.
Lo mejor
No solo Darín sino todos actores que orbitan a su alrededor, y la declaración, áspera y sincera, de la víctima en el juicio.
Lo peor
Escoger como modelo el cine del Hollywood más populista para contar esta historia era el camino más fácil (y el más contradictorio ideológicamente).