"Los caballos mueren al amanecer": vidas, obra y lignina
La segunda película de Ione Atenea es un brillante trabajo de no ficción sobre los hermanos García: Antonio, Rosita y Juanito
Madrid Creada:
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Se le han dedicado poemas, películas y canciones, porque hay algo en ello que es especial. El olor a libro viejo, en realidad celulosa y lignina rotas por el tiempo, es ciencia pero también es mística, es aroma a memoria, es archivo y es dedicación. Es hábito, es vida en verso, y, al final, también recuerdo. Y tres vidas llenas de todo ello se encontró la cineasta Ione Atenea, hace seis años, cuando comenzó a vivir, sin saberlo, en la que fue durante décadas la casa de los hermanos García: Antonio, Rosita y Juanito.
Así comienza la bella y brillante «Los caballos mueren al amanecer», segunda película de la cineasta tras «Enero» (2019) y un acercamiento en clave de no ficción a la vida de una familia camino de lo burgués en la Barcelona inmediatamente posterior a la Guerra Civil. «En cuanto vi todo lo que había en la casa, todos esos objetos, recuerdos, materiales, se me ocurrió grabar el proceso de transformación. El cómo iba a hacer mía esa casa, de algún modo. Pero no sabía realmente qué había allí, y me fue absorbiendo, fascinando por momentos, según iba sabiendo de qué se trataba. Me parecía muy bonito conectar ambas generaciones de jóvenes creadores», explica la directora a LA RAZÓN sobre los cientos de cómics, partituras, fotografías y cartas que encontró en su nuevo domicilio.
Todo ello, ordenado y documentado, es lo que da forma a la película, en realidad, el recuento biográfico de los tres hermanos y un estudio hipotético de sus personalidades. Ahí está Antonio, líder, dibujante para la mítica Editorial Bruguera en su etapa de más esplendor; Rosita, una mujer anclada a su tiempo, de pretensión vanguardista y voz prodigiosa; y Juanito, el comodín modélico de sus hermanos y un alma del todo libre en el hogar García.
«La película habla de muchas cosas, pero me interesaba ese retrato de Rosita como mujer enfrentada al machismo de su época. Como ese arquetipo de mujer encerrada en sí misma que, incluso relegada a los cuidados, pudo trascender, pudo crear», explica Ione Atenea sobre la que fuera cantante lírica, invitada, según la rumorología de la época, por la mismísima Montserrat Caballé a cantar junto a ella en alguna gira.
Entre reconstrucción histórica y elucubraciones bien encaminadas, Atenea consigue que «Los caballos mueren al amanecer» vaya más allá de la misiva tierna contra el tiempo y se convierta en una película más coyuntural, estableciendo un diálogo entre aquella terna de creadores y sus amistades del contexto contemporáneo: «Tenía claro que iba a hablar de ese rehabitar la casa, de llenarla de vida de nuevo, pero Diana Toucedo me ayudó muchísimo a encontrar la forma de la película. Escribí el guion con ella y tomamos la decisión de añadir la voz en off para darle peso a los momentos históricos, incluso pese a no estar del todo cómoda al principio con ello», explica la realizadora.
Premiada en la práctica totalidad del circuito español dedicado al documental, la película llega ahora a un selecto grupo de salas comerciales, un paso más en la montaña rusa emocional que ha supuesto el filme para su directora, que se despide sincera: «Hay momentos en los que te llegas a perder, en los que te abruma la cantidad de información, de materiales que tienes. Pero una vez centramos el foco, que centramos la película en ese encuentro entre el pasado y nuestra interpretación en el presente, todo fue más fácil».