Brays Efe: "Cuerpos como el mío no suelen diseñarse para el placer en la ficción"
El actor protagoniza "El fantástico caso del Golem", dirigida por los Burnin' Percebes y ya en cines
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La primera vez que Brays Efe (Las Palmas, 1988) se vistió de Paquita Salas, ni siquiera se vistió. Tan solo se grabó, metido en el personaje, para comprobar cómo funcionaba en Instagram. Y vaya si funcionó. Aunque ya las preguntas acerca del regreso (o no) de la serie creada por Javier Calvo y Javier Ambrossi huelan a naftalina, el intérprete sigue siendo reconocido por ello, incluso aunque se haya convertido en uno de los actores de nueva generación más versátiles. Incluso, aunque esta semana estrene como protagonista una de las películas españolas más originales del año, "El fantástico caso del Golem". Vestido ahora de hetero (más ignavo que básico) Efe se embarca en un filme en el que su mejor amigo, un día cualquiera, se rompe en mil pedazos porque resultaba ser un golem cerámico. Por allí, una siempre brillante Bruna Cusí, Javier Botet, Anna Castillo y hasta Luis Tosar. Con peluca.
Al sol de Madrid sur, en una piscina que enfrenta al mercadillo de Plaza Elíptica, el actor atiende a LA RAZÓN distendido, lejos de los nervios habituales que acompañan a un estreno en cines. Por allí se dejan ver también los directores, Burnin' Percebes (Nando Martínez y Juan González), vistiendo un outfit hecho de toalla que, claro, es el que Tosar viste en la película sin dejar demasiado lugar a la imaginación. Y así, con ese tono fresco, atrevido y ciertamente genuino en nuestro cine, Efe repasa el propio rodaje de la película, lo complicado que está el ecosistema para las propuestas diferentes y cómo discurre (con o sin mesilla de noche) su carrera, en los tiempos del coordinador de intimidad o el debate sobre si la condición sexual de los actores debería (o no) tener que ver con los papeles que interpretan.
PREGUNTA- ¿Cómo estás?
RESPUESTA- Muy bien, muy contento con esta película. Tengo muchas ganas de que llegue la gente a ver cómo la recibe y ver que qué opinan
-¿Se hace raro volver sobre ella tantas veces, desde el Festival de Málaga hasta el estreno en cines?
-Todavía no estoy tan familiarizado con la película. Yo la he visto dos veces, realmente, cuando estuvo terminada y después ya en Málaga. Verla allí con el público fue una gran experiencia, comprobar dónde se ríen ellos y todo este tipo de cosas.
-¿Cómo llegas a la película, cómo cae el guion en tus manos?
-Yo había conocido los Burnin' Percebes en la Cineteca, porque ellos se habían presentado al Festival Rizoma,y yo era jurado. Presentaron "La reina de los lagartos" ahí y les conocí. Tiempo después me mandaron el guion de esta diciéndome que querían que yo hiciera el personaje y cuando lo leí, la verdad, pensé que no lo entendía del todo. Me pareció una propuesta bastante loca, en el mejor sentido de la palabra y dije que sí. También, como ya había visto su trabajo, sabía en qué tipo de manos estaba, ¿no? Ha sido un placer y una experiencia muy especial.
-¿Ayuda que una película tan libre pueda contar con un presupuesto, de verdad, a su altura? Al menos, en cuanto a diseño de producción, claro.
-Los decorados que nos ha hecho Carmen Main son impresionantes. El decorado de mi casa es uno de los decorados más bonitos en los que yo he trabajado nunca y estaba todo pensado para hacer todas las cosas de una determinada manera. Yo creo que los Burnin' son unos directores muy especiales, con un punto de vista muy claro. Se han levantado sus tres primeras películas ellos solos, pero aquí Pedro Hernández, de Aquí y Allí Films, no solo ha confiado en ellos para que hagan realidad su idea, si no que les ha dejado elegir a su equipo. Eso no suele pasar. Se han rodeado de gente que les interesa, con la que quieren trabajar, creando esta especie de familia en la que todo todo el mundo estaba a la misma. Han transmitido muy bien su pasión y y nos lo hemos pasado muy bien rodando. Luego le sumas la fotografía, esos 16 milímetros que, claro, no te permiten rodar todas las tomas que harías en digital, por lo que sientes más importante cada segundo del trabajo.
-¿Te sientes más responsable por ello? Sales en casi todos los planos de la película.
-Hombre, cuando te ofrecen un papel así es una responsabilidad. Te lo estudias muy bien, te lo preparas mucho y luego cuando llegas allí vas a hacerlo, y a pasártelo bien también. O sea, tiene que tiene que haber una parte de disfrute y también es algo que que los Burnin' promueven. Ellos, cada lunes, llegaban con algo diferente al rodaje, si no era disfrazados era con un bingo preparado, con premios para todo el equipo o un sorteo. Ha sido una película que yo he disfrutado mucho rodando, me lo he pasado muy bien. Hemos hecho cosas muy divertidas.
-Sobre esas cosas divertidas quería preguntarte, ¿ha habido coordinadores de intimidad en "El fantástico caso del Golem"?
-Juraría que no, pero incluye desnudez y sexo, claro. Los Burnin’ dejaron claro desde un principio que solo se haría aquello con lo que estuviéramos cómodos. Cuando me enseñaron los «storyboards» había mucha desnudez, y ellos me decían: «En eso no te fijes», porque luego todo se ha debatido sanamente. La escena de sexo con Anna Castillo fue muy divertida y no se ha parecido a nada de lo que he hecho antes porque nos une una amistad muy grande. Pero tan bien nos lo pasamos genial con Bruna, que a ella no la conocía, por lo cómodo que fue todo.
-¿Qué opinión te merece esa figura en los rodajes? Últimamente se ha impuesto como tendencia, pero directoras de vocación feminista como Mia Hansen-Love la han criticado, porque entiende que son los directores los que deberían trabajar esa confianza, no delegarla.
-Estaría genial que no tuviera que existir, pero de momento es útil, dependiendo mucho del proyecto. Hay miles de casos, claro. En series que van sobre sexo, por ejemplo, el coordinador intimidad es una herramienta que sirve para que tú puedas comunicar lo que quieres, incluso cuando a veces no tienes las herramientas suficientes para decirle a un director lo que quieres. Y creo que que está bien, pero no tiene solo que ver con el sexo, también pasa por la desnudez.
-¿Cómo de importante es esa comodidad, por ejemplo, en una película con desnudos como esta?
-Es clave, claro. Si estás cómodo en el rodaje, lo demás da igual. He sido escuchado en todo momento, pero no es como en casa. Existen esos reparos, claro, aunque estoy cómodo en mi cuerpo. Me siento sexy. Disfruto de mi cuerpo sin problema y está genial que se reciba ese mensaje, porque sé que normalmente cuerpos como el mío no suelen estar diseñados para el placer en la ficción que más se ve.
-¿Por qué cuesta tanto ver propuestas verdaderamente distintas en el cine independiente español?
La verdad es que yo no tengo la clave. Es es una pregunta quizá mejor para los productores. Sobre todo porque aquí ha ocurrido una cosa que no es muy típica. Yo he estado en varios proyectos en los que sí, les han dado la oportunidad de hacer el proyecto a los autores, pero luego el equipo lo ponen los productores. Son fórmulas, claro, pero lo que hace que la película funcione es que los Burnin' hayan contactado con gente especial, con la que les hacía ilusión trabajar y haber podido.
-Hablamos de ecosistema, hablamos de industria. Hablemos de política. ¿Tan poco importa el cine como para que la convocatoria de elecciones se lleve por delante una futura ley trabajada durante años?
-Yo creo que no, o quiero creer que no. Tampoco me puedo poner muy político, porque no entiendo nada de la gestión del Gobierno sobre el cine, no sé cómo se hace. Lo que yo puedo decir es que en el Festival de Berlín de este año "20.000 especies de abejas" ha ganado el premio a la mejor interpretación o que el año pasado Carla Simón ganó el Oso de Oro. Los productos del cine español generan marca fuera de nuestras fronteras y consiguen reconocimientos internacionales. Creo que el trabajo del cine español habla por sí mismo. Cuando hay todo este discurso sobre la subvenciones y la gente dice "el subvencionado de" y luego dicen "Amenábar", es como: ¿Perdona? ¿Habéis hecho la cuenta del dinero que recibe y el que genera? La subvención, en muchos casos, se devuelve con creces solo con el IVA de los contratos que se que se hacen.
A mí me han llamado maricón toda la vida, incluso desde antes que yo supiera que era maricón. Entonces pienso: ¿Y cómo voy a hacer de hetero? Luego me doy cuenta de que eso es la homofobiaBrays Efe
-Estos días se ha movido mucho una entrevista tuya, hablando de la homofobia interiorizada que ha sacado de ti el personaje. ¿Cómo ha sido ese camino? ¿Hay matices?
-Sí, porque es que yo no he dicho eso para nada, es el titular de la entrevista. Dentro de la entrevista está mucho mejor explicado. Esto es lo típico, que ya has dicho una cosa y queda para toda la vida. Es un titular un poco efectista si lo comparas con lo que yo he dicho, pero sí es verdad, sí es cierto que cuando a uno le ofrecen un personaje heterosexual existe esta cosa extraña... A mí me han llamado maricón toda la vida, incluso desde antes que yo supiera que era maricón. Entonces pienso: ¿Y cómo voy a hacer de hetero? Luego me doy cuenta de que eso es la homofobia. He crecido en un ambiente muy homófobo, como todos, claro. También con ello me doy cuenta de que la masculinidad no es de un tipo ni de una forma, y que a veces estamos demasiado acostumbrados en la ficción a que las cosas tienen que ser lo que parecen, y parecer lo que son. A veces por pura vagancia narrativa. Entiendes muy pronto quién es el malo y quién es el bueno. Y la vida no es así.
-¿Hacia dónde te gustaría que fuese tu carrera ahora? ¿Te puedes permitir elegir papeles?
-Yo hago bastante lo que me llega, porque no soy una persona que pueda elegir excesivamente. O sea, no tengo cuatro guiones en mi mesilla. De hecho no tengo mesilla, o sea que imagínate. Me deshago un poco del peso de tener que elegir mi carrera porque siento que no se puede hacer eso. Cuando te llega algo, te piensas que ya sabes cómo va a ser y tú no tienes ni idea. No sabes si eso que a ti te gusta, o no te gusta, le va a gustar o no gustar a la gente, entonces pienso que uno tiene que ponerse sus propios objetivos cuando elige las cosas que va a hacer.