Buscar Iniciar sesión

Burnin' Percebes, ¿se puede hacer comedia con textura de cine arte?

El colectivo formado por Juan González y Nando Martínez presenta en el Festival de Málaga «El fantástico caso del Golem», la propuesta más original de la Sección Oficial
Nando Martínez (izda.) y Juan González, los Burnin’ Percebes, directores de «El fantástico caso del Golem»
Nando Martínez (izda.) y Juan González, los Burnin’ Percebes, directores de «El fantástico caso del Golem»ALEX ZEA / FESTIVAL DE MÁLAGAALEX ZEA / FESTIVAL DE MÁLAGA
La Razón

Málaga Creada:

Última actualización:

Cuentan que su nueva película, «El fantástico caso del Golem», nació tras un visionado de la que quizá sea una de las mejores comedias de la historia, «Top Secret!» (1984): «Un soldado alemán se cae de una torre y se quiebra, se rompe en trocitos de cerámica. Y pensamos: ¿qué pasaría si ese fuera tu colega y muriera de esta forma? ¿Qué pasaría si alguien se cae y se rompe en varios trocitos?», explica Juan González, mitad del colectivo Burnin’ Percebes y que, junto a Nando Martínez, presentaron ayer la propuesta más original y radicalmente entretenida de la Sección Oficial en el Festival de Málaga.
González y Martínez, que ya sorprendieron a propios y extraños de nuestro cine con la libérrima «La reina de los lagartos» (2019), regresan ahora sobre sus propios pasos (mirando a "Searching for Meritxell" e "Ikea 2") construyendo una comedia de situación, más que de chiste por minuto, en la que el cuidado por lo estético es apabullante. ¿Se puede hacer reír desde la textura preciosista y el color epatante? Se puede, y además sin llegar a agotar la fórmula, bien sea mediante un drástico repunte de las muertes por aplastamiento de piano, bien sea por un corte de pelo que nadie parece notar.
Pero, ¿qué es «El fantástico caso del Golem»? La película, protagonizada por Brays Efe, que encabeza un reparto formado por la siempre luminosa Bruna Cusí, Javier Botet o todo un Luis Tosar, nos lleva de la mano de su protagonista hasta entender qué demonios ha pasado con su mejor amigo, precipitado desde lo alto de un edificio y, en realidad, desvelado como un golem, un muñeco de cerámica comprado por el padre del personaje de Efe para que nunca estuviera solo.
Dejando ya atrás los tiempos en los que eran El Gegant o Abraham ForMateo en los vídeos para internet de los Venga Monjas, los Burnin' Percebes reflexionan con LA RAZÓN sobre su proceso creativo, la esperable comparación con los Daniels (Kwan y Scheinert) en la misma semana del triunfo de "Todo a la vez en todas partes" y, en definitiva, dar el paso hacia una película más grande en todos y cada uno de los sentidos, desde lo narrativo hasta lo estético.
Brays Efe (izda.) y Anna Castillo, en "El fantástico caso del Golem", dirigida por Burnin' Percebes
Brays Efe (izda.) y Anna Castillo, en "El fantástico caso del Golem", dirigida por Burnin' PercebesSIDERAL CINEMASIDERAL CINEMA
PREGUNTA-¿Cómo habéis llevado lo de hacer una película todavía más grande? ¿Cómo se lidia con la dimensión de los proyectos, cada vez mayor?
RESPUESTA-Nando Martínez: Para nosotros se sentía como el paso más natural. Había una cosa que, a nosotros en su día nos gustaba mucho de hacer pelis a nuestra bola, que era hacer lo que nos daba la gana para demostrar que podíamos. Y la recepción que esperábamos de eso era mínima, pero sí que entendíamos que podía apelar a cierta gente, llamarla a apostar por nosotros. En ese aspecto, estamos muy contentos, porque es la evolución que nos hemos trabajado durante estos años. No diría tampoco que nos lo merecemos, porque eso sería muy fantoche por nuestra parte, pero sí decir que sí hemos conseguido hacer la película que queríamos hacer con el presupuesto con el que la queríamos hacer. Nos han respetado como creadores, y eso es importantísimo. Es verdad que no tenemos ese sentimiento de estar abrumados, porque es lo que esperábamos, es lo que queríamos. Queríamos demostrar cómo es una película de Burnin’ Percebes con medios.
-¿Dónde está el origen del argumento? ¿De lo narrativo?
-Juan González: La peli es, como decía Nando, el paso natural en nuestra progresión. Veníamos de “Searching for Meritxell”, “Ikea 2” y “La reina de los lagartos”. Son películas autofinanciadas y respondían a los medios que teníamos en ese momento. Y es que, de hecho, esta nació justo a la vez que “Searching…”, pero no tenía mucho sentido hacerla ahí porque queríamos que estuviera hecha con más medios. Que fuera una película más ecléctica, más capaz de buscar a otros públicos. Ahí entro Aquí y Allí Films, la presentaron a las ayudas selectivas del ICAA, y fue tomando forma. Queríamos hacer una película más grande, dentro de nuestro realismo mágico. Y, claro, habíamos visto este momento de “Top Secret” en el que un soldado alemán se cae de una torre y se quiebra, se rompe en trocitos de cerámica. Y pensamos: ¿Qué pasaría si este fuera tu colega y muriera de esta forma? ¿Qué pasaría si alguien se cae y se rompe en varios trocitos de cerámica?
-N.M.: ¿Qué pasaría con la familia de ese pavo que se acaba de romper? En la película es un sketch, claro, que tiene todo el sentido del mundo, pero íbamos a buscar más allá. ¿Por qué, de repente, tu padre, tu amigo o tu hermano se rompen?
-J.G.: Imagínate que un día te llaman y te dicen que tu padre se ha caído y se ha roto. ¿Qué hay ahí?
Javier Botet en "El fantástico caso del Golem"
Javier Botet en "El fantástico caso del Golem"SIDERAL CINEMASIDERAL CINEMA
-Os quería preguntar por vuestro trabajo con los intérpretes. La película es comedia, sí, pero está alargada, contenida en todo el metraje de la película, más allá de alguna que otra situación concreta. No va al chiste por minuto. ¿Qué les pedís, realmente?
-N.M.: Hay una cosa que hacemos, nos gusta y creemos que es importante, y es conocernos. Más allá de presentarle el personaje al actor, hablar de él y trabajarlo, nos importa mucho conocernos entre nosotros. Cuando la gente se toma una cerveza con nosotros, entiende cómo somos y nosotros entendemos cómo es esa persona. Y ya partimos de que nos gusta crear los personajes pensando en quién los va a interpretar, ya escribimos ese papel pensando en los matices que ese actor le puede dar. Nos gusta pensar que siempre estamos haciendo un proyecto con colegas. Y es verdad que con Javier Botet o Bruna Cusí es más fácil, porque son amigos de antes, pero cuando nos enfrentamos a alguien como un Luis Tosar, lo enfrentamos de la misma manera. Nos gusta conocernos antes, porque así cuando nosotros te expliquemos lo que queremos, tú sabrás de qué manera te lo estamos diciendo. Eso hace que, junto con un guion, podamos crear un personaje en sintonía. Ese es el mayor trabajo de actores que hacemos, llevárnoslo al terreno de los colegas, y es exactamente lo que hacemos con el resto del equipo. No somos gente a la que le guste estar con alguien que trabaje para ellos, sino con ellos. Cuando la gente se siente partícipe estará siempre mucho más contenta.
-J.G.: Me gustaría apuntar también que, cuando tú te conoces con una persona, sabes exactamente qué quieres transmitir. Si tú ya antes has quedado, le dejas claro el personaje, sin un ensayo ni nada, interpretará mejor a ese personaje de lo que te imaginas. Y es que nosotros veníamos mucho de la improvisación, como en nuestras dos primeras películas. Pese a que luego se mantuvo mucho el texto y no hubo mucha improvisación, la pre-producción si se pareció más a nuestros dos primeros trabajos. Había mucho plató, mucho plano secuencia, por lo que no se podía improvisar demasiado, pero la estructura era la misma.
-Me interesaba preguntar por el cómo se plantea eso, si ellos, los nuevos en vuestros grupos de trabajo, son conscientes de vuestra carrera. ¿Sabe Luis Tosar que uno es El Gegant y otro es Abraham ForMateo en los "Da Suisa" de los Vengamonjas?
-N.M.: (ríe) No lo sé, la verdad. Creo que el resto del mundo es más consciente de que somos El Gegant y Abraham ForMateo de lo que lo somos nosotros. De hecho, a nosotros nos suele sorprender cuando alguien referencia un capítulo de Da Suisa. Y es como “hostia, no me acordaba”. Eso es parte de nuestra vida y estamos orgullosos, porque era la risa, y Xavi y Esteban son amigos increíbles, pero creo que ya está dentro de nosotros, pero atrás. No creo que a Tosar le enseñáramos un video de Da Suisa, pero le parecería lo más lógico una vez nos ha conocido.
-Me parecía relevante preguntaros eso justo en la semana en la que se han coronado los Daniels, que también venían de esa cultura de Internet, de poshumor y de autofinanciación. Es impresionante cómo se han convertido en cine de prestigio. ¿Créeis que ha habido realmente un cambio de paradigma?
-J.G.: Personalmente, lo de los Daniels no me sorprende tanto porque cuando vi “Swiss Army Man” me pareció una cosa muy bizarra, pero con muchísimo sentimiento. Es una película que me extrañó que no llegara mucho más allá. Es verdad que tiene esa parte, más escatológica, aparentemente de tontería, que la gente no la supo valorar como tal. Ya se veía, yo creo, que aquello iba a ser muchísimo más grande. Y en esta segunda película, eso sí, apuestan todo a lo bizarro y a lo sentimental, lo doblan todo. Es mucho más visceral. Vamos a hablar de una relación materno-filial en un contexto totalmente desatado, tipo Marvel. Pero no me sorprende. Es como extrapolar un cine independiente, como podría ser el cine tipo Costa Brava aquí en España, al universo Marvel. Creo que es una genialidad necesaria y muy hábil.
-N.M.: Además, es un paralelismo que se nos ha planteado y hemos pensado nosotros alguna vez. La persona que más contenta está con el Oscar de los Daniels, yo creo, es nuestro productor. Porque ahora puede decir como “vale, vale, no la he liado”. A la gente también le pueden gustar las cosas diferentes. Compartimos con ellos lo de contar historias comunes desde un cómo poco común. Las historias universales, las que todos podemos entender o con las que todos podemos empatizar, realmente, son muy pocas. Es un cajón cerrado, más o menos. Lo importante es el cómo. Que haya alguien capaz de alcanzar reconocimiento de esta manera, no puede hacer más que beneficiar a todos los que intentamos algo distinto. Sí creo que el premio es beneficioso para nosotros. Ya no digo a nivel comercial, sino también a nivel personal. No estamos solos. Salvando todas las distancias del mundo, claro.
-El primer plano es un calco de “The Room”, por lo que uno ya puede intuir por dónde van a ir los referentes de la película. Pero es que estéticamente, sois capaces de crear un mundo propio. ¿Dónde están esos referentes? ¿Cómo se da con esa textura?
-J.G.: Es muy interesante que nos preguntes esto, porque le dimos muchas vueltas. Hasta la llegamos a plantear en plano y contraplano clásico, pero no tenía sentido. Intentamos que fuera un poco más accesible, pero lo descartamos muy rápido. Hemos hecho la más manierista. Hablamos de colores y de texturas, que son dos cosas que tuvimos muy presentes desde el principio. Queríamos ir a platós. Queríamos que la propia paleta de colores se relacionara con la historia. Nos gustaba muchísimo el guion, por lo que tomar decisiones en la dirección nos ayudaría muchísimo.
-N.M.: Y es que además vas viendo como esos actores, nuestros genios, se van nutriendo de esa estética, de ese ambiente y esos recursos. Y es algo que siempre ha estado ahí en el cine. Me apetece pensar en esos forillos que usaba Almodóvar en “Mujeres al borde de un ataque de nervios”. Joder, nosotros queremos esos forillos. O esos decorados del cine clásico, que eran totalmente teatrales, pero te metían en la historia y en el relato de manera totalmente diferente. Eso es lo que necesitábamos. Esos recursos estilísticos, más propios de un cine arte, cuando te lo quieres llevar a una película donde prima el entretenimiento y el disfrute, hay un choque. Se pueden contar historias divertidas y entretener con recursos preciosistas. Son dos mundos que nos han interesado siempre muchísimo. Cuando teníamos poca pasta era más difícil, pero ahora nos ha llegado el momento perfecto. Veremos esa eclosión, a ver si funciona. Y es que se nos ha permitido rodar con Ion de Sosa como director de foto, que Carmen Main sea nuestra directora de arte… Gente afín a nosotros, gente que viene de las otredades o de lo más artístico, se enfrente a un producto con una vocación más comercial.