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“Viaje a alguna parte”: Fernán Gómez de los espíritus, según Helena de Llanos

La nieta del actor presentó en la Seminci el resultado de cinco años de documentación y creación fílmica, desdibujando la no-ficción y ofreciendo un clínico sobre los recuerdos
A Contracorriente
La Razón

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Cuenta la directora Helena de Llanos (Madrid, 1983) que el personaje “más sincero” que jamás interpretó nunca Fernando Fernán Gómez fue el de Juan Soldado. Creado para Televisión Española en 1973, en calidad de telefilme, se trataba de un militar raso que, retirado de su servicio, solo recibía como agradecimiento una hogaza de pan y seis maravedíes. La inspiración, de “Juan sin miedo”, servía al actor como vehículo de manifestación de sus propias inquietudes morales y éticas, haciendo tratos con San Pedro o debatiendo la idea misma del infierno. En mitad de las celebraciones por el centenario de Fernán Gómez, compartido con Berlanga, la opinión de la realizadora ya tendría peso por tratarse de una docente e historiadora del cine, pero gana enteros si añadimos que se trata también de la nieta del mítico cineasta detrás de “El extraño viaje” o “El viaje a ninguna parte”.
A mitad de camino entre ambos títulos, y en el primero de los variopintos y exquisitos juegos de resignificación a los que juega De Llanos, ayer se presentó en la Seminci de Valladolid “Viaje a alguna parte”. Ni ficción, ni documental, si no todo lo contrario, el collage audiovisual de la realizadora explora la figura de su abuelo a partir de los archivos de la casa que este compartió durante décadas con su querida Emma Cohen y a los que ha tenido acceso total en el último lustro. La película, de espléndida factura técnica, se sirve de elementos de inserción digital y pura planificación para jugar con los archivos fílmicos de Fernán Gómez y traerlo de vuelta hasta nuestros días a través de la película. Sin llegar a caer en el ensimismamiento, pese al cariño con el que parece estar tejido cada segundo del metraje, Helena de Llanos revive el espíritu de Fernán Gómez a través de las distintas caras del poliedro que fue: la de director, la de actor, la de dramaturgo, la de director, la política y, por supuesto, la de abuelo.
El beso entre la ficción y el documental
Así, “Viaje a alguna parte”, un trabajo excelso en lo documental y portentoso en lo meramente artístico, se puede entender como un beso entre ambos géneros para trascender su propia condición y volverlos solo medio. Igual que a la protagonista de “Giulietta de los espíritus” (1965), de Fellini, a De Llanos la casa se le cae encima por momentos, volviéndose necesaria la búsqueda de respuestas. No es tanto contar un Fernán Gómez oculto, ni tener empeño en que en su intimidad estaba su autenticidad, si no en exponer que se trataba de un sujeto meridiano y nítido, tan natural como en cualquiera de sus apariciones públicas. Rompiendo la cuarta pared, la directora nos pide ser cómplices de su búsqueda y de su deconstrucción de la imagen de “el abuelo”, como si intentara cotejarla con el imaginario común y el perfil público de Fernán Gómez.
Igual que Giulietta, pero con resultado más amable, Helena de Llanos también deja que un proyector ilumine las estancias de su casa con verdades, actuaciones y “wishful thinking” de lo que una vez fue nuestro cine. La realizadora, consciente de que el beso entre el documental y la ficción se apasiona en la posmodernidad, es capaz sin embargo de actualizar la idea del relato para que no quede en mero álbum de fotos y se convierta en algo más parecido a un collage, a un ejercicio clínico de recuerdos sobre la no-ficción. Y, recorriendo ese camino hacia “ninguna parte”, se encuentra con la figura de Emma Cohen, a la que reivindica de forma vehemente como pilar del actor, de su relación y hasta de su misma casa.
La arqueología de “Viaje a alguna parte”, que se hace explícita cuando De Llanos empieza a revolver la casa en su extraño orden caótico, es reveladora: ante la posibilidad de encontrarse a sí misma y caer en la autoindulgencia, como realizadora, es capaz de abrirnos a nosotros ese mundo y traerlo de vuelta. Clave en esa labor es también el actor Tristán Ulloa, que interpreta al mismo Juan Soldado de la película original pero lo hace a través de extractos de audio del propio Fernán Gómez. La intención no es epatar con la verdad de la documentación, si no hacerla material, palpable, comprensible a ojos también de quien apenas sepa quién fue Fernán Gómez. La película de De Llanos, un triunfo estremecedor cuando se vuelve “meta”, es una de las mejores que ha dado nuestra no-ficción en años.