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Crítica de “El buen patrón”: retrato de una báscula ★★★☆☆

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  • Sergi Sánchez

    Sergi Sánchez

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Título: El buen patrón. Dirección y guion: Fernando León de Aranoa. Intérpretes: Javier Bardem, Manolo Solo, Almudena Amor, Óscar de la Fuente. España, 2021, 120 min. Género: Sátira.
Habría que reivindicar la política de los actores que el francés Luc Moullet desarrolló en un ensayo mítico que ahora se publica en castellano para explicar la importancia de la interpretación de Javier Bardem en la puesta en escena de “El buen patrón”. La expresión de su rostro, que cierra en primer plano la película, ilustra la estructura narrativa en forma de balanza que Fernando León de Aranoa escoge para desarrollar su estudio de personaje. Ese gesto de arrepentimiento quebrado por una media sonrisa explica por completo no solo la hipócrita ambivalencia de este jefe que quiere disfrazar su narcisismo corporativo de buenas acciones para con su familia-proletariado sino también a la propia película, siempre en busca de un equilibrio entre la sátira cruel y el retrato ambiguamente empático, que se propone como contraplano (o mejor, contrapeso) empresarial a “Los lunes al sol”.
Bardem es, por tanto, una balanza. Es, además, el presidente de Básculas Blanco. Por si no entendíamos la metáfora, en la entrada de la fábrica hay una balanza que no encuentra su equilibrio, al menos durante los cinco días que dura la trama. Bardem tiende a ladear la cabeza, levemente, como si escuchara los movimientos terráqueos que no alcanza a controlar -un trabajador recién despedido que protesta, un adulterio que rompe la cadena de montaje, una becaria más lista que él- para restablecer el precario equilibrio de las leyes del mercado: una báscula descompensada. Bardem se autocontrola con mano dura y magnífica, tanto como León de Aranoa persigue un equilibrio. Tal vez es lo que tienen en común con Blanco, ese color que ciega y da esplendor: el control es cosa de capitalistas.
Lo mejor: Es la película más conseguida de León de Aranoa desde “Familia”.
Lo peor: Le habría venido bien menos cálculo, a veces se le nota el truco para que la balanza se equilibre.