Carlos Saura, la danza y las fantasías con Rosalía
El cineasta presenta exposición en el Fernán Gómez de Madrid, donde abre su archivo personal y su “universo creativo” originado en torno a las danzas de todo el mundo
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Carlos Saura está mayor porque tampoco es cuestión de negar lo obvio. Más cuando se tienen 89 años. Pero sí es verdad que el cineasta hace bueno eso de «a la vejez viruelas», que repite el principal implicado. «Tengo ahora más proyectos que nunca», aseguraba, ayer, durante la presentación de un proyecto que le ha puesto su casa patas arribas.
Por allí que apareció Ana Berruguete, comisaria de «Carlos Saura y la danza» –muestra que permanecerá en el Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa hasta junio–, para meter mano en fotos, dibujos, libros, polaroids y todo tipo de material documental que considerase oportuno para su proyecto. «Ha arramplado con todo sin pudor alguno. Incluso, a veces, ha sido desconsiderada», bromeó el protagonista.
El objetivo de Berruguete no era otro que «bucear en el archivo» para levantar la primera exposición dedicada a Saura y a la danza al mismo tiempo y hacer bueno eso de que «el cine musical español no se podría explicar sin él». Una relación de siempre, confiesa sobre un amor que «sería larguísimo de explicar» si el aragonés se propusiera a contar cada recoveco. Sin embargo, en un intento de sintetizar, se arranca a hablar sobre un arte «innato en el ser humano»: «Aunque se odie la danza todos hemos bailado en algún momento de nuestras vidas».
Pero hay un palo que, a Saura, le toca especialmente la fibra, el flamenco, un arte «genial y puramente español. Mientras los brazos tocan el cielo, los pies están en la tierra». «No hay nada parecido en el mundo», continúa. Para el cineasta lo es todo: pasado, presente y futuro. «Viene de atrás, se proyecta desde el hoy y tiene mucho recorrido porque se puede renovar», confiesa señalando a un nombre en particular, el de Rosalía.
Ese es el camino que le gustaría que tomara el duende del flamenco, «el del talento de tipos como Antonio Gades», protagonista, por cierto, de la trilogía formada por «Bodas de sangre» (1981), «Carmen» (1983) y «El amor brujo» (1986). ¿Rosalía? Sí, ella, una opción de futuro real para Saura, aunque, a ser posible a no tardar: «Para mí tiene que ser ya, porque si no... Ella ahora está en Estados Unidos y va a ser difícil sacarla».
Sería el culmen a una trayectoria que se ha conjugado a medio camino entre diferentes campos (fotografía, danza, cine, teatro...) y que el realizador sigue completando, además de la exposición, con el documental «El Rey de todo el mundo», rodado antes de la pandemia y que espera poder estrenar este año, y una serie sobre Lorca de la que poco se atreve a decir, de momento: «Seis capítulos que contarán la vida del poeta a través de una mujer que va a ser directora de cine y no cuento más».