La revelación de Milena Smit: “Mi trabajo es experimental, casi catártico”
La actriz ilicitana, nominada por su papel en «No matarás» junto a Mario Casas, ha cautivado también a un Almodóvar que ya la ha fichado para su próxima película
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Cuando Manuel Campello descubrió en 1987, bajo ese sol que tanto crepita en pleno agosto en el sureste de España, una escultura hierática de rostro níveo, probablemente no se imaginaba que aquel descampado acabaría convirtiéndose en uno de los yacimientos íberos más importantes de España y, su descubrimiento, en la célebre Dama de Elche. David Victori, director de «No matarás», quizá tampoco alcanzó del todo a dibujar el enorme acierto en el que se ha convertido otorgarle un papel de importancia a una debutante en la gran pantalla que, casualidades, también nació en Bajo Vinalopó. Milena Smit (Elche, 1996), da vida en la película a una Mila inestable, casi desequilibrada, que arruina la noche perfecta de un Mario Casas también soberbio. El papel, además de valerle una merecida nominación al Goya como Mejor Actriz Revelación para el que parte como favorita, hizo que se fijaran en ella para una audición a ciegas de un «proyecto de relevancia internacional». Solventados los misteriosos trámites finales, Smit tomaba la alternativa: protagonizará la próxima película de Pedro Almodóvar, «Madres paralelas», junto a Penélope Cruz y Aitana Sánchez Gijón.
La agenda de la joven actriz, que pasa por acabar de rodar una serie para Netflix («Alma») y los quehaceres propios de una nominada al máximo honor de nuestra industria cinematográfica, la lleva a atender a LA RAZON de manera vertiginosa, a lomos de un AVE para poder seguir este sábado la gala telemática: «De entre las nominadas de este año, me quedo con la autenticidad y lo necesario de ’'Las niñas’', que sirve para contar esas historias que no estamos acostumbrados a ver», explica.
Un ascenso fulgurante
Además de Smit, completan el cuarteto de nominadas Jone Laspiur, por su chocante papel en «Ane», Griselda Siciliani por salir airosa de un duelo actoral con Javier Cámara y Belén Cuesta en «Sentimental», y Paula Usero, por su excelente debut cómico en «La boda de Rosa». Sobre el trabajo de sus compañeras, la actriz se muestra humilde: «Por respeto, me los he visto todos pese al poco tiempo que tengo. Si tuviera que destacar a una, elegiría el trabajo de Griselda, que me pareció muy fresco y verdadero, como si de verdad estuviera disfrutando el papel».
El ascenso fulgurante de la intérprete, cuyo primer crédito oficial en IMDB es de un videoclip del grupo «Els catarres» hace poco más de dos años, es una «rara avis» en un modelo de industria, el nuestro, que tiende a preferir las voces y rostros de creadores ya asentados. Smit, recién llegada, lo analiza: «Sin formación interpretativa, no me veía capaz llegar a donde estoy ahora. Todo lo que se ve en la película me nació del corazón. Mi trabajo es muy experimental, casi catártico», comienza su relato sobre su ascenso fulgurante, antes de seguir: «Trabajaba como recepcionista en un hotel y, de repente, me llegó un mensaje por Instagram diciéndome que les interesaba para una ficción. Me gusta mucho el modelaje y tenía muy cuidado mi perfil, pero en ningún momento estaba esperando algo así», confiesa.
Para Mario Casas, con el que comparte protagonismo y puede que hasta honor el próximo sábado, Smit solo tiene elogios: «Lo primero que me dijo fue que disfrutara mucho, porque nunca volvería a tener un primer rodaje. Es un compañero muy generoso y muy honesto que hace que te quieras volcar con la película», añade. Por si fuera poco, el éxito puede ser triple, ya que su pareja en la película, Fernando Valdivielso, también se ha hecho con una nominación en la categoría masculina.
«Desde fuera», continúa Smit sobre la experiencia completa de un éxito que la ha llevado a copar portadas de revistas que antes solo compraba, «no se acaba de percibir nuestra humanidad como actores. Tenemos días malos, como todo el mundo, y es difícil aprender a gestionarlo. Si hablara con mi yo del pasado, probablemente lo primero que le diría es que no se agobie y que vaya disfrutando de todo lo que hace», espeta. Sobre su relación con las redes sociales, la nominada se siente «celosa» de su privacidad y la exposición de los suyos, pero descarta la moralina y entiende que, en determinados momentos, sus perfiles públicos puedan calificarse como «una especie de currículum de vida».
Aceptar la llamada de Almodóvar
«Estar entre dos actrices como Penélope Cruz y Aitana Sánchez Gijón me hace sentirme como un bebé descubriendo el mundo, como si me quedara absorta ante una obra de arte y solo pudiera continuar admirando». Así de sincera se muestra la ilicitana, criada eso sí un poco más al sur del Levante, respecto a su trabajo en «Madres paralelas» como la última incorporación de ese selecto club que hemos convenido en etiquetar como «Chicas Almodóvar».
«Al aceptar la llamada», narra la intérprete sobre su inmersión almodovariana, «no tuve miedo. Al contrario, me lo tomé como un desafío. Lo que quiero es dar el 100% de mí misma a Pedro y devolverle el cariño y el amor con el que ha escrito mi personaje», dice emocionada. Y sigue: «Es un proyecto del que espero aprender y sacar muchas cosas bonitas que me sigan ayudando en mi carrera. De hecho, apenas hemos empezado y ya guardo varios tesoros». Ese desempeño profesional, que la ha llevado en un plazo de dos años desde la recepción de un hotel hasta los guiones del cineasta más importante de nuestro cine, tiene mucho que ver con la firmeza y la determinación con las que habla Smit, que ni mucho menos tiene la sensación de que ya esté todo hecho: «Si mi vida no era así hace dos años, dentro de otros dos podría volver a ser igual. Me siento tremendamente agradecida», reflexiona.
Más allá del «cabezón» que puede hacerse oficial el sábado y que terminaría de confirmarla como el próximo gran proyecto de nuestra pantalla (aunque la estatuila no vaya a llegar a casa de los premiados hasta el lunes por los requisitos pandémicos), parece que Milena Smit ha llegado para quedarse en nuestro cine. O en nuestras series: «Me parece muy probable que acabemos teniendo un Goya a la Mejor Serie. Quizá los tiempos sean más forzados, pero cada vez tenemos más creadores en ambos sitios. El esfuerzo es el mismo», reivindica antes de despedirse.