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Rafa Méndez: «Me gusta disfrazarme de putilla»

El 9 y el 10 de marzo presentará su nuevo espectáculo, «Canarias, no solo plátanos», en el Teatro Nuevo Apolo de Madrid
Connie G. SantosLA RAZON
La Razón

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Un tío loco, divertido y pasional; que se desnuda en la playa cada vez que puede. Así se autodefine Rafa Méndez, el coreógrafo que se hizo popular por su participación en el programa televisivo «Fama, ¡a bailar!». Y que los próximos 9 y 10 de marzo presentará su nuevo espectáculo, «Canarias, no solo plátanos», en el Teatro Nuevo Apolo. Protagonizado por artistas insulares, habla de la vida y de la muerte, de la lucha y la supervivencia, de la igualdad y la desigualdad, de la capacidad de superarse... Sin artimañas ni superficialidad, el tinerfeño ha puesto toda la verdad por delante. He aquí una oda a la libertad.
–¿Cuándo empezó a bailar?
–Fue por el Carnaval, que me dio la vida.
–¿De qué le gusta disfrazarse?
–De putilla y de hippie (risas).
–Vayamos al espectáculo. En Canarias, no sólo hay plátanos.
–Efectivamente. Canarias no únicamente es mar, 25 grados y una hora menos… Hay muchísimo talento, más allá de los estereotipos. Lo que pretendo es hacer libres a los jóvenes canarios sin demasiadas oportunidades de tener trabajo en las islas.
–¿Se trata de una explosión de libertad?
–Es que todo lo que hago tiene que estar conectado con la libertad, porque vivimos muy reprimidos. Yo me liberé con 30 años, no sólo sexualmente hablando. Y a lo que aspiro ahora es a que el espectador se sienta libre.
–¿Como usted?
–Me costó mucho, pero sí, actualmente me siento libre.
–¿Qué significa ser libre?
–Estar con quien me dé la gana en cualquier momento. Hacer lo que quiera, expresarme como quiera, no tener el compromiso de ver a alguien…
–¿La libertad tiene límites?
–Sería maravilloso que no los tuviera, pero todo debe tener límites.
–El espectáculo habla de la vida, pero también de la muerte.
–Hay que hablar de ellas. Si hablamos poco de la muerte es por miedo a vivir menos.
–¿Los canarios tienen su propia forma de ver la vida?
–Sí, somos más pasionales. Y la insularidad hace que tengamos más ganas de hacer las cosas.
–¿Y menos estrés?
–Absolutamente, aunque no estamos aplatanados (risas).
–¿Qué les permite esa hora menos?
–Vivir una hora más, con intensidad. Por eso somos tan fiesteros.
–¿Bailarín o coreógrafo?
–Coreógrafo. Todo me enriquece y me hace crear.
–¿Todo le inspira?
–En realidad, no. Me inspira lo único, la verdad de las personas... Lo superficial no me gusta nada.
–¿Qué necesita para arrancarse a bailar?
–Alguien que me ponga mucho, hablándote a nivel de discoteca (risas).
–¿Y con dos copas?
–No bebo alcohol. Con agua y una buena música es suficiente.
–¿Una buena música?
–Sí, que me haga sentir y me llegue hasta las entrañas. Mi música preferida es la que conecta y habla de verdad.
–¿Qué lleva en el coche?
–Fundamentalmente house, pero me gusta de todo: desde U2 hasta Rosana. Soy muy versátil.
–¿Baila en la ducha?
–Hago videoclips (risas).
–¿Qué puede pararle los pies?
–Los problemas de las personas a las que quiero ayudar.
–Hay quien dice que la danza es la suma de todas las artes.
–No lo creo. Aunque me ha salvado de muchos problemas familiares, personales… Me ha ayudado a abrirme, a ser cada vez más yo. Para mí la danza es libertad.
–¿Y si bailáramos más?
–Seríamos más libres. La gente tímida se libera bailando. Y todo el mundo puede bailar, no hace falta ser bailarín. De hecho, a mí me pone la gente que no sabe bailar pero que llegado el momento lo da todo en la pista.
–A usted el baile le ha dado la fama. ¿Y qué más?
–En realidad, la fama me la ha dado mi personalidad. Pero el baile me ha permitido, por ejemplo, la posibilidad de que tú ahora me estés entrevistando.
–Algo le habrá quitado también.
–Mucho tiempo para pasar con mi familia, porque tuve que irme de casa para luchar por lo que quería.
–¿Un político al que pondría a bailar?
–Daría una Masterclass a todos ellos.
–¿Está España para bailar?
–Por supuesto. España es un país muy bailongo. Lo que tienen que hacer es dejar de quitarnos las ganas de bailar.