Opinión | A través del espejo
Aceptar pulpo como animal de compañía
El Gobierno marca a las autonomías los pasos que deben dar si quieren mejorar su financiación
La verdad es que esto de la financiación autonómica empieza a ponerse interesante. No hay mal que por bien no venga. Después de unos años en que no se percibía movimiento alguno en esta cuestión, al menos ahora las cartas empiezan a ponerse encima de la mesa.
El «cupo catalán» ha sido la chispa que ha avivado un debate tan necesario como poco atractivo para los ciudadanos. Y eso que es fundamental para su día a día.
El Gobierno central llevaba ya meses creando una estrategia. Hemos pasado de la «singularidad catalana» va a ser beneficiosa para todos, a «será beneficiosa para todos los que yo quiera», y como en aquel anuncio, el que tiene el Scattergories pone las reglas. Quien quiera jugar tendrá que aceptar pulpo como animal de compañía.
La secretaria general del PSPV y ministra de Ciencia, Diana Morant, fue la encargada de transmitir hace unas semanas que no podía tratarse todas las autonomías por igual. Explicó que no sería justo que aquellas que «bajasen los impuestos a los ricos» quisiesen recibir lo mismo que las que cumplen con aquello que al Gobierno central le parece que está bien, que viene a ser, básicamente lo contrario a lo que hace cualquier autonomía en la que haya un presidente del PP.
Por si este mensaje no era suficiente, la ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, dijo que reducirá la financiación a aquellas comunidades, según ella, «insumisas» por no aplicar la parte de esta ley que permite- que no obliga- a los Gobiernos autonómicos a poner límites en los precios del alquiler.
Puede que al Gobierno no le guste pero las comunidades autónomas no están cometiendo ilegalidad alguna, pues es precisamente la ley la que les ha transferido las competencias en vivienda o para gestionar determinados impuestos.
Visto lo visto, ya podemos esperar que la semana que viene el Gobierno se desmarque con otro aviso para meter en vereda a los díscolos y castigar a aquellos que no apliquen una tasa turística que mira por dónde sí tiene Cataluña. Mejor no dar ideas.
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