
Entrevista
Gan Pampols: «Ahora mismo, más que un responsable buscamos al chivo expiatorio»
No es político, por eso ni entiende ni comparte que el rifirrafe de los mandatarios acabe repercutiendo en el dolor de las personas

Luce en su solapa la insignia del Cuartel General de la Fuerza de Maniobra de Bétera (Valencia) y en la corbata, el escudo del Ejército de Tierra. El teniente general retirado Francisco José Gan Pampols, hoy vicepresidente segundo para la Recuperación Económica y Social de la Generalitat valenciana, asume la reconstrucción de la zona afectada por la DANA con la entereza marcial que lo blinda contra la resignación y la melancolía. Dice que no acabará la legislatura y que cuando todo esté encarrilado, «se repliega». No se arrepiente de la decisión tomada porque no tiene tiempo para pensar en ello.
Como responsable de la reconstrucción, debe tener analizadas las actuaciones prioritarias para que no se repita este desastre.
Una tragedia de la magnitud de la que hemos vivido tiene un proceso en el que, además de recuperar y mejorar las condiciones de partida, es obligatorio un estudio en detalle de las causas que lo han producido, que es la falta de infraestructuras hidráulicas, de retención, laminación, minimización, conducción, etcétera, de toda una parte de una cuenca hidrográfica. Porque lo que podía haber minimizado esos efectos no se hizo en su momento. ¿Es culpa de alguien en concreto? No, de todos y de ninguno, con lo cual mal vamos a la hora de analizar. Los valencianos tienen una experiencia muy interiorizada de lo que es capaz de hacer el agua cuando no existen mecanismos de control que impidan que la destrucción máxima se materialice. Será imposible eliminar por completo el riesgo, pero sí es posible minimizar. Y eso tiene una serie de actuaciones que es imperativo acometer a muy corto plazo. Porque si se hacen, tienen dos virtudes de aplicación inmediata. Una, mejoran el aspecto subjetivo de la seguridad, y luego producen una seguridad a la economía. La teoría de una catástrofe como esta es la del declive y recuperación en V: en el momento en que se produce hay una bajada intensísima de la actividad industrial y de la capacidad productiva. Luego hay una subida que, si está bien planificada, sobrepasa el punto inicial y coloca al entorno en mejor situación de la que partió.
¿Ya estamos en ese punto?
Me gustaría pensar que sí, pero creo que no. Esto solo se resuelve si hay una unidad de propósito, que yo creo que existe. Es decir, un esfuerzo que agrupe a todas las entidades, organismos, personas que están implicadas directamente en esto. Hay un mecanismo conocido y sobradamente probado a lo largo de la historia, que se llama Comisión Mixta, que reúne a todos los niveles de la Administración. Sería el equivalente a un Cecopi de la reconstrucción, que debe estar dirigido por la Administración General del Estado, porque es el que tiene más capacidad. La comunidad autónoma tiene un modelo de autogobierno con una capacidad insuficiente a todas luces ante un desastre de esta magnitud. Necesita el equivalente a un fondo de solidaridad, un fondo de contingencia que, como su propio nombre indica, está para responder a cosas no programadas porque está fuera de presupuesto. Este fondo del Gobierno es del 2 por ciento del PIB, es muy probable que sea el momento de pensar en un 1 por ciento más. Por azares del destino, el 1 por ciento del PIB es el equivalente calculado de la afección de la Comunidad por la dana. El IVIE (Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas) lo cifró en 17.000 millones de euros. El 1 por ciento de 1,7 billones, que es el PIB español, es esa cantidad.
¿Cómo va la constitución de esa comisión?El ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, exigió lealtad a la Generalitat como condición para crearla.
Dijo que era perfectamente consciente de que debía de ser así y apoyaba esa idea porque él, en el desastre del volcán de La Palma, había trabajado con un organismo igual. Los representantes políticos tienen su rifirrafe por los motivos que correspondan, pero eso no puede repercutir en ningún caso en la ciudadanía, y mucho menos en la posibilidad de ralentizar algo que es cada vez más necesario.
Pero si hubo obras que no se hicieron, sí que hay responsables.
Sí, ahora mismo, más que un responsable, estamos buscando una figura que es el mejor amigo del hombre, que es el chivo expiatorio, a alguien a quien cargarle todas las culpas y sentirnos moralmente liberados de la parte de responsabilidad que tenemos en lo que ha ocurrido. Pero eso no es justo. Ni es justo ni es práctico. O sea, no ha fallado una sola persona o estructura. Los fallos han sido encadenados y no en el día, sino en el tiempo y el tiempo se dilata. No hay nada más que ver los planes hidrológicos nacionales, los planes de gestión de riesgo de inundación (PGRIS) o el Plan Territorial de Prevención de Inundaciones de la Comunidad Valenciana (Patricova). Las actualizaciones de las obras previstas para la Confederación Hidrográfica del Júcar, la retención que hubo en su momento para una de las obras por un dictamen del Consell de l’ Horta, que paralizó una de las acciones que se tenía que realizar del trasvase del barranco de la Saleta al nuevo cauce del Turia... En fin, son muchas. Soy de los que creen que la historia al final acaba pasando lista. Pero de lo que se trata es que el que tenga que juzgar, juzgue, y el que tiene que reponer, reponga. No podemos estar a la culpa, en el y tú más, y tú estabas, y tú no.
Ha hecho referencia al Plan Hidrológico Nacional. ¿Cree que alguien en el Gobierno tiene en cuenta que es necesario?
Viendo lo que ha ocurrido y desgraciadamente volverá a ocurrir aquí o en otro sitio, y relacionado con el dominio hidráulico y la hidrología, con el agua, con las precipitaciones... es motivo para un pacto de Estado. Quizás el más urgente de todos ellos. Un pacto de Estado es exactamente eso, por encima de las cuestiones de partido se antepone la seguridad de los ciudadanos. Que no haya nadie pensando en esto ahora mismo, pues a mí me causaría una profunda decepción.
¿El presidente Carlos Mazón tendría que haber pedido la emergencia nacional?
Los niveles no se piden, se decretan, porque el grado de afección es a más de una comunidad o en una sola con un nivel que la comunidad no puede resolver. No vamos a entrar en por qué sí o por qué no. Pero si lo hubiéramos pedido, estaríamos exactamente en el mismo sitio.
Quizá la soledad que denunciaron los afectados no se hubiese producido porque el Ejército hubiese llegado antes.
Podrían haber llegado antes de todas maneras. Estuve en el camping de Biescas cuando murieron 87 personas, en el año 96, recién regresado de Bosnia, y el día siguiente estábamos allí.
El Gobierno ha creado la figura del Comisionado para la reconstrucción y ha nombrado al valenciano José María Ángel. ¿Cómo es su relación con él?
Con José María Ángel me entiendo bien, muy bien, mantengo una comunicación diaria. Tenemos una idea clara de que el modelo de cooperación es la comisión mixta. Lo que necesito es que el que tiene capacidad para apoyar proyectos que son críticos, lo haga. Que me diga qué parte asume, qué parte me toca; que tenga en cuenta, y mucho, la opinión de aquellos que son los destinatarios finales. Si eso no funciona, no va a funcionar nada.
¿Han logrado avanzar en algo?
Ayer tuve una conversación con él a propósito de cómo se estaban gestionando las ayudas del Gobierno, si había algún problema o no. Hoy (por el pasado miércoles) está en Madrid resolviendo problemas. Creo firmemente que lo que yo le he trasladado lo desarrolla. En fechas próximas nos vamos a reunir oficialmente. Lo más importante es que exista esa unidad de propósito y de esfuerzo.
¿Qué puede adelantar de la fase de diagnóstico?
La fase de diagnóstico perfila de la forma más clara posible la unidad del dato. Sin esto, pretender hacer un plan de recuperación es empeño vano. Todas las medidas en emergencia que han visto son fruto de la recuperación.
¿Qué función tiene la consultora que ha contratado?
Empezó a redactar el plan de recuperación, pero dirigido por todas las consejerías. Es el músculo que no tengo a la hora de participar en las reuniones o comisiones sectoriales, en los «interviews» con expertos. Quería caras y manos. Lo del personal y la Administración es complicado. Puede haber mucho, pero la cualificación técnica que yo requiero no existe. Y ese poco hay que dedicarlo a las tareas ordinarias. No se puede vestir un santo para desvestir otro.
¿Y qué han hecho hasta ahora en la fase de recuperación?
Todas las actividades relacionadas, en primer término, con la recuperación de la actividad económica. Pedimos a los autónomos y a las micropymes que hicieran un plan de viabilidad para salvar a aquellos negocios que se puedan salvar, entendiendo que tiene que ser una combinación de una ayuda, es decir, algo que no tiene retorno, no tiene coste, y luego tiene que haber una actuación de la Administración General del Estado a través del Consorcio de Compensación que dé un valor cierto sobre el que se pueda pedir un crédito, una línea de avales que sería del ICO para un crédito de esas características. Como probablemente no llegue, debe haber líneas de crédito complementarias que tiene que proporcionar la Generalitat. Las gestiones que se han hecho no se ven hasta que se anuncia la línea nueva de ayudas a autónomos de 53 millones. De los primeros 40 millones se beneficiaron 13.300, y de esta, se van a beneficiar unos 17.000. Con lo cual, los 30.000 afectados habrán tenido esa primera ayuda. Es paliativa, eso no le permite a nadie arrancar, le permite no morirse de hambre. Literalmente. ¿Qué hay que hacer ahora? El impulso vendrá con el siguiente bloque para que se ayude lo que sea posible. Por posible, y no lo tomen en sentido cruel, es lo que puede sobrevivir, porque ayudar a una empresa para que dentro de dos meses cierre es negarle la posibilidad de flotar a quien sí puede. Hay un porcentaje de personas que, por distintas circunstancias, abandonarán la actividad. También esperamos que los primeros mecanismos de colaboración público-privada se empiecen a dar. Pueden ser en el terreno de la vivienda o de la edificación... pero hay muchas más.
Habrá que reubicar empresas.
Cuando tengamos asegurada la pervivencia de las empresas, el siguiente paso es cómo se reorienta la economía valenciana. Es decir, cómo podemos ir a una economía de más valor añadido que haga que la Comunidad deje el puesto 12 en el ranking de las comunidades españolas con mayor renta per cápita.
¿Y qué pasa con las viviendas?
Tiene que haber muy buena coordinación. Por ejemplo, el Sepes tiene ayudas por valor de 25 millones para solares. La competencia es de la Generalitat y está determinando con los ayuntamientos nuevos usos del suelo.
¿Le ha sorprendido la tensión política?
Veo un nivel de crispación política y de polarización social que no había visto nunca antes. No me gustan porque los dos llevan a un camino sin retorno. Yo he sido Administración General del Estado 47 años y no concibo que haya deslealtades por el hecho del tinte de un partido respecto a la actuación para el conjunto de los españoles. Hay que recordar que el Gobierno es político, la Administración, no.
¿Le ha dicho a su mujer cuando vuelve a estar disponible?
Me lo ha preguntado. Le podré decir algo en seis meses. No sé si acabaré el plan de recuperación, pero la legislatura no. Pido paciencia y confianza.
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