Cien días de la dana, cien días sin funeral de Estado

Esta semana se han cumplido 100 días de la dana. Un tiempo suficiente para algunas cosas e insuficiente para demasiadas. Se ha retirado el lodo de casi todos los garajes, se han materializado una parte de las ayudas, todos los estudiantes de la zona afectada tienen un centro al que acudir diariamente, incluso hay comercios que han subido la persiana. Hasta hay cierta normalidad en la movilidad, aunque solo sea porque las nuevas rutinas ya se han vuelto habituales.

Pedir paciencia es demasiado, pero la maquinaria de la Administración es la que es y sobre todo, la central, seamos sinceros, es más lenta.

La lista de lo que queda por hacer es mucho más extensa. La reconstrucción de todo lo que quedó completamente arrasado va para largo, sobre todo, porque está costando determinar dónde no se debe levantar edificación alguna.

Sin embargo, hay un asunto que del que no se quiere hablar y que solo depende de la voluntad del Gobierno: la celebración de un funeral del Estado.

La misa que se celebró en Valencia el pasado 9 de diciembre fue un acto organizado por el Arzobispado que consideró que a las familias les proporcionaría consuelo formar parte de un acto colectivo. Precisamente este fue el motivo por el se justificó que el presidente Pedro Sánchez, no asistiera.

Han pasado cien días, legalmente los tres desaparecidos ya han pasado a ser fallecidos. Son 227. Dejar pasar el tiempo no evitará que nos preguntemos por qué no se da esta despedida a las víctimas.

Además, sería una buena oportunidad para que Sánchez vuelva a tomar contacto con la realidad que ha dejado la riada, con las caras de la dana. Puede venir con tantos ministros como considere. Ningún político debería tener suficiente con que se lo cuenten.