El cambio climático provoca que haya riesgo de DANA en la Comunidad hasta mitad de octubre

Hace cinco años una DANA-acrónimo de depresión aislada en niveles altos- asoló por completo la comarca de la Vega Baja, al sur de la provincia de Alicante. La palabra ya forma parte del imaginario colectivo, y también de vocabulario colectivo, y las imágenes de pueblos enteros anegados por el agua -el río Segura rompió- como consecuencia de las precipitaciones están grabadas en la memoria de todos los ciudadanos de esa zona y de toda la provincia.

Ahora, en pleno mes de septiembre con los termómetros disparados y un calor excesivo tanto de día como de noche en la Comunidad Valenciana, el riesgo de fuertes precipitaciones es alto.

No hay que olvidar que el cambio climático es, al fin y al cabo, el responsable de que los veranos sean muy, muy tórridos desde hace años, de que se registren las llamadas ecuatoriales, con temperaturas al lado del mar superiores a los 25 grados, tal y como explica el catedrático de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Alicante (UA) y director del Laboratorio de Climatología de la UA, Jorge Olcina, al diario “La Razón”.

Un verano tan tórrido que además, aclara Olcina, se prolonga durante el mes de septiembre tiene el efecto, a su vez, de elevar la temperatura del mar. “El hecho de que la temperatura del mar sea elevada es preocupante en la medida en que es el motor de las lluvias torrenciales; por eso, hay riesgo de fuertes precipitaciones o incluso de DANA hasta mitad de octubre”, agrega.

De hecho, como consecuencia del cambio climático llueve menos días y de forma más intensa a lo largo del año. No hay que olvidar que una DANA se caracteriza porque en un corto periodo de tiempo se recogen entre 50 y 100 litros por metro cuadrado. Y en la Vega Baja cayeron entonces hasta 543 litros por metro cuadrado; una cantidad que suele caer en dos años.

Y coincidiendo con un aniversario con tintes trágicos -tres personas fallecieron y 2.700 fueron desalojadas- el Ayuntamiento de Orihuela ha reclamado hoy la ejecución del dragado del río Segura y los azarbes para evitar que se repitan los efectos de una DANA como la de 2019.

“El objetivo del dragado en el Segura es desaguar más rápido" ya que "la pendiente desde Orihuela a la desembocadura, en Guardamar, escasamente llega al uno por ciento, con lo que sí hay mucho sedimento el agua no tiene velocidad”, ha explicado el concejal oriolano de Emergencias, Víctor Valverde, en un acto en la pedanía de la Media Legua con el alcalde, Pepe Vegara, el alcalde pedáneo, José Francisco Navarro, y vecinos y vecinas de un núcleo urbano que fue considerado como la zona cero de estas inundaciones, junto al polígono industrial y El Escorratel.

Valverde ha recordado cómo fueron esos días y lo que supuso en cuanto a despliegue de medios materiales y humanos para dar una respuesta rápida ante los importantes daños que se ocasionaron.

Cinco años después, “tenemos que seguir reclamando medidas estructurales en las administraciones competentes porque las más importantes no se han producido todavía”, ha añadido.

“Sin las grandes medidas que llevamos reclamando desde la riada de 1987 y que se reflejan en los diferentes planes hidrológicos, como la rambla de Tabala, la de Abanilla y los cauces de los ríos, no podemos estar tranquilos porque estamos prácticamente en el mismo punto”.

Desde el Ayuntamiento han agradecido a la Generalitat Valenciana la inversión prevista de siete millones de euros para efectuar medidas que palíen daños como el dragado del río Segura y los azarbes, “donde es necesario actuar para que los daños sean menores en el caso de que se produzca un episodio como el de 2019”.

Vegara ha insistido en que, desde el Ayuntamiento de Orihuela, “no vamos a parar de reivindicar todas estas medidas". "La Generalitat Valenciana tiene un compromiso con nosotros y la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) tiene que comprometerse”, ha recalcado.