Lactancia materna

El mejor regalo de bienvenida para un bebé

La interacción entre madre e hijo no debe ser perturbada por cuidados rutinarios que pueden esperar a que este realice la primera toma al pecho

Cintia BORJA. Enfermera, consultora lactancia certificada IBCLC

Una de las prácticas que favorece una buena instauración de la lactancia es colocar al bebé piel con piel con su madre nada más nacer. Las primeras horas de vida del lactante constituyen uno de los periodos que mayores riesgos entrañan para la vida de cualquier recién nacido. El contacto piel con piel, ininterrumpido de la madre con el bebé, nada más nacer, es la mejor forma de facilitar la adaptación del neonato al ambiente prenatal, favoreciendo el apego madre/hijo y el inicio temprano del amamantamiento, a la vez que se disminuye el riesgo de hipoglucemia, ictericia, contribuye a una menor pérdida de peso, aumentado la probabilidad de mantener la lactancia de forma exclusiva los primeros meses de vida e incrementar su duración.

Los recién nacidos a los que se les deja sobre el pecho de su madre desnudos en posición ventral sin ser molestados, tomarán el pecho espontáneamente, sin ninguna ayuda, dentro de la hora que sigue al nacimiento. El periodo inmediato postparto, es el momento idóneo para realizar la primera toma al pecho, el recién nacido se encuentra en una etapa de alerta tranquila, provocado por esa descarga de noradrenalina consecuencia del proceso del parto.

El contacto piel con piel, mediante estímulos sensoriales como el tacto, el olor y el calor, es un poderoso estimulante vagal que, entre otros efectos impulsa la secreción de oxitocina en la madre. La oxitocina aumentara la temperatura de la piel de sus mamas, aportando calor al recién nacido, esta hormona, a su vez, proporcionara tranquilidad a la madre, reduciendo el nivel de dolor, estrés y la ansiedad, contribuyendo a disminuir la depresión en el postparto inmediato y estimulando la conducta de crianza y apego.

Durante ese momento de alerta tranquila que experimenta el recién nacido tras el parto, en contacto sobre el cuerpo desnudo de su madre, el olor materno, lo guiará hacia el pecho, impulsándose mediante una serie de movimientos de flexión–extensión de sus extremidades, y a través de la succión de su puño, impregnado este del olor del líquido amniótico, le ayudará a dirigirse hacia el pezón que reconocerá por su olor y color oscuro, y tras varios intentos, será capaz de iniciar la succión y obtener el preciado calostro.

El contacto piel con piel es un método natural e inocuo, con múltiples beneficios para el bebé. El neonato, en contacto con el cuerpo de su madre, se recupera poco a poco del estrés, producido por el aumento del cortisol durante el parto, se sentirá más tranquilo y relajado, el cuerpo de su madre lo protege del riesgo de infecciones al colonizarse con la flora cutánea materna, fundamental para el desarrollo del sistema inmunitario del bebé.

Su frecuencia respiratoria, cardiaca y temperatura corporal se regulan, el consumo energético se reduce y el riesgo de hipoglucemia es menor, contribuyendo a una idónea adaptación metabólica y, por ende, a la vida extrauterina. Una interacción entre madre e hijo, que no debe ser perturbada por cuidados rutinarios que pueden esperar a que este realice la primera tomo al pecho e incluso pueden ser realizados con el neonato encima del cuerpo de su madre.

En definitiva, se trata de periodo muy especial en el que ambos no necesitan nada más que estar juntos, un tiempo que debe ser respetado, puesto que, son muy pocas las situaciones en las que este contacto no pueda ser realizado, y las rutinas realizadas tras el parto pueden perturbar el desarrollo de estas primeras interacciones. Tanto si se trata de un parto vaginal o de una cesárea, de un recién nacido a término, prematuro o enfermo, el contacto piel con piel facilitara la aclimatación del bebé a la vida extrauterina y la adaptación entre madre e hijo.

Cuanto más tiempo se mantenga al recién nacido piel con piel con su madre menos pondremos en riesgo la lactancia, ya que, interrumpiéndolo o retrasándolo, demoramos la primera toma al pecho, y en consecuencia también la producción de leche puede verse afectada, aumentando el riesgo de empleo de suplementos de leche de fórmula. Con el contacto piel con piel además de contribuir a un buen establecimiento de la lactancia, se facilita que las tomas sean frecuentes, disminuyendo en consecuencia el riesgo de ingurgitación mamaria, contribuyendo al éxito y duración de la lactancia

En conclusión, el contacto piel con piel, es una elección posible, de fácil implementación y económica, que aporta beneficios de evidencia demostrada, tanto para el recién nacido como para la madre, por lo cual es primordial su priorización e iniciarlo en ese periodo sensitivo de alerta tranquila del recién nacido, para ofrecerle al neonato la mejor llegada a este mundo.

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