Espacio
Nuestro universo no es el más probable para la vida y la clave es esta extraña energía según un reciente estudio
Una investigación de la Universidad de Durham ha determinado cuánta energía oscura es necesaria para optimizar la formación estelar y, por lo tanto, dar más oportunidades a la vida
El universo no está plagado de vida… o sí. Lo cierto es que no lo sabemos y que tenemos argumentos científicos para apoyar tanto una afirmación como la contraria. Debemos reconocer que no son argumentos demasiado sólidos, pero los tenemos. Desde hace décadas, hemos intentado utilizar las herramientas que nos ofrece la ciencia para anticiparnos a los acontecimientos. No podemos acelerar la historia de la humanidad para ver si, al final, contactamos con alienígenas o no, pero podemos intentar hacernos un “spoiler” probabilístico. Por ejemplo: no sé si me tocará la lotería en el futuro, pero sinceramente, sé que es tan improbable que no cuento con ello. Así pues, en esa misma línea, investigadores de la Universidad de Durham acaban de publicar en el Monthly Notices of the Royal Astronomical Society un artículo que pretende dar respuesta a esta cuestión.
La investigación ha podido concluir que, a pesar de lo que sugiere nuestra existencia, no vivimos en el universo más propicio para la vida. Es cierto que estamos más cerca del óptimo que del más hostil, pero parece haber bastante margen de mejora. Y, cuando decimos “margen de mejora” no nos referimos al bienestar, sino a la aparición de vida, esto es: para estos cálculos nos importa que haya, no las infames condiciones en las que pueda vivir en un remoto planeta de esta nuestra Laniakea. Si están en lo cierto, una de las características más importantes para que un universo sea habitable sería la cantidad de energía oscura que hay en él, una extraña energía cuya existencia sospechamos.
Energía oscura
La energía oscura es una fuerza misteriosa que impulsa la expansión del universo y constituye aproximadamente el 68% del mismo, alejando unas galaxias de otra. En un origen la teorizamos porque, para que nuestras observaciones del universo encajaran con la teorías, es necesario que exista una fuerza que contrarreste la gravedad. No obstante, desde que se propuso, ha permitido hacer predicciones exitosas y mejorar nuestra comprensión del universo.
Por lo tanto, es fácil intuir que la cantidad de energía oscura será determinante para la aparición de vida: demasiada y la materia se disgregaría, impidiendo que se formen estrellas o planetas; muy poca y toda la materia sería una masa informe. Gracias a esta separación que la energía oscura permite, el universo tiene una estructura similar a una "sopa con tropezones", en la que estrellas y planetas pueden formarse en equilibrio entre la expansión y la atracción gravitatoria, permitiendo la diversidad cósmica que da lugar a la vida.
Campos de estrellas
Pues bien, lo que este estudio ha hecho es modelizar el nacimiento de estrellas en varios universos, cada uno con una cantidad diferente de materia oscura. De ese modo, podían contabilizar qué porcentaje de materia ordinaria se convertía finalmente en estrellas asumiendo que, cuantas más estrellas se formaran, más oportunidades tendría la vida para florecer en una que tuviera las condiciones necesarias (agua líquida, distancia adecuada a su estrella, etc.) El nuestro está en un 23% y, a mayor porcentaje de materia ordinaria transformada en estrellas, más amable será el universo con la vida… ¿verdad? Pues no. Nada es tan sencillo en cosmología y el modelo mostró que, el universo óptimo para la vida mostraba alcanzaba solo un 27%. Puede parecer poco, pero ese 4% que nos separa del “mejor de los mundos posibles” es muy relevante.
Puede que no sea una aproximación muy precisa al problema de si estamos solos en el universo o no. A fin de cuentas, existen infinidad de estrellas no habitables en el universo, algunas solitarias, otras acompañadas por una segunda estrella que las vuelve erráticas. No obstante, es cierto que, como indican en la nota de prensa, aporta cierta novedad respecto a la famosa ecuación publicada por Dr. Frank Drake hace ya 60 años. En ella, pretendía estimar el número de civilizaciones avanzadas en nuestra galaxia con las que podríamos comunicarnos. Para ello, la ecuación multiplicaba varios factores: la tasa de formación de estrellas, el porcentaje de estrellas que tienen planetas, la cantidad de planetas que podrían sustentar vida, la fracción donde la vida efectivamente surge, el porcentaje de vida que evoluciona hasta ser inteligente, y el tiempo durante el cual estas civilizaciones emiten señales detectables. Por supuesto, Drake no pretendía obtener resultados precisos y, de hecho, su estimación de 10 civilizaciones en nuestra galaxia ha sido revisada multitud de veces, arrojando números mayores y menores.
No tan rápido
No obstante, a pesar de lo que sugieren en la nota de prensa, entre el trabajo de Drake en los 60 y el de Daniele Sorini ha habido muchos otros. Para el astrofísico David Kipping, por ejemplo, la pregunta no es únicamente si la vida es común, sino si el tiempo y las condiciones que necesita para evolucionar desde organismos simples hasta inteligencia avanzada son realmente frecuentes. Según Kipping, la vida podría surgir en muchas partes del universo sin que llegue necesariamente a dar lugar a inteligencia. La hipótesis de Kipping sugiere que, si la vida tarda mucho en desarrollarse podría perder la "carrera" contra el tiempo, ya que las condiciones favorables de un planeta pueden desaparecer mucho antes de que los organismos alcancen etapas avanzadas de evolución. Así que, si bien el trabajo de Sorini supone una mejora respecto al trabajo de Drake, los avances que supone respecto a otras publicaciones más modernas de su mismo campo no son tantas.
Teniendo en cuenta toda esta información, está claro que nuestros esfuerzos por destriparnos la trama de la humanidad y saber si los alienígenas harán una aparición estelar al final no han sido ningún éxito.
QUE NO TE LA CUELEN:
- Por ahora, este tipo de estudios nos ayudan más a comprender nuestro universo que a determinar si alberga más o menos vida. Así que, aunque puedan parecer intentos en vano y una mala administración de los recursos, pero están ofreciendo información interesante sobre cosmología.
REFERENCIAS (MLA):
- Daniele Sorini, et al. "The impact of the cosmological constant on past and future star formation." Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, vol. #, no. #, DOI: 10.1093/mnras/stae2236.
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