Desastre natural
Se cumple un año del tsunami en Groenlandia: los científicos no descartan que se pueda producir en España
Las causas que provocaron el desastre natural el año pasado podrían darse también en nuestro país
Ayer, 12 de septiembre, se cumplió un año de uno de los desastres naturales más impactantes de esta década: el debilitamiento de un glacial llevó al desprendimiento de unas gigantescas rocas, lo que causó un tsunami de unos 200 metros de altura, según ha informado EFE. El fenómeno fue registrado además en parte de Groenlandia orientada hacia Europa, pero afortunadamente no se extendió más allá de sus aguas.
El suceso ha sido estudiado por un equipo internacional y multidisciplinar, entre los que se encontraban varios científicos de las universidades de Granada, Málaga y Sevilla, bajo el liderazgo del geofísico Kristian Svnnevig, del Instituto de Investigaciones de Dinamarca y Groenlandia (GEUS). Las conclusiones a las que han llegado después de examinar el desastre no son nada esperanzadoras para España.
¿Qué originó el tsunami de Groenlandia?
Los resultados de meses de intenso trabajo fueron publicados esta semana en la revista 'Science'. Gracias a los datos e imágenes que les prestó el Ejército danés y al uso de un intrincado modelo matemático, se ha podido destapar la incógnita sobre cuál fue la causa que originó la descomunal ola gigante sin previo aviso. Todo apunta que el culpable fue el desplome de un pico montañoso de 1,2 kilómetros de altura en el fiordo Dickson.
Una caída libre de un objeto de semejante tamaño fue lo que levantó la ola de 200 metros de altura, que por suerte no se extendió más allá de 10 kilómetros dentro del fiordo, y a los pocos minutos se calmó. Sin embargo, dejó unas secuelas muy graves que duraron más de una semana. Una vez que esta gigantesca ola se estabilizó, lo hizo en forma de "una onda de siete metros que hizo que el agua del fiordo se moviera de lado a lado, balanceándose a una frecuencia determinada que duró nueve días", tal y cómo le contaba a EFE Manuel J. Castro-Díaz, matemático de la Universidad de Málaga y coautor del estudio.
Las consecuencias del derretimiento del hielo
Esta clase de bamboleo se conoce en geofísica como 'seiche', y normalmente suelen provocarlo fenómenos atmosféricos, aunque en esta ocasión los autores del estudio acusan a otro como culpable: el cambio climático que, haciendo menos grueso el glaciar, desencadenó en la enorme avalancha sobre el agua. Según los expertos, este fenómenos se está viendo más en los últimos tiempos, y podría llegar a ser preocupante en muchos otros lugares del mundo.
Según informa EFE, las zonas con pendientes pronunciadas cada vez serán más susceptibles de sufrir corrimientos de tierras. Las regiones árticas son las que más estragos están sufriendo a raíz del calentamiento global, quedando grandes partes del terreno completamente destruidas. Sin embargo, la amenaza no queda solo allí, los expertos advierten de que si se siguen generando tsunamis tan masivos como éste, algunos podrían acabar llegando a costas de otras zonas del mundo.
Tal y como aseguraba el investigador español, han podido ver a través de su trabajo que "los fenómenos como este ocurren, van a seguir pasando y pueden suceder con mayor frecuencia". Afortunadamente, cuando cayeron unos 25 millones de metros cúbicos de roca y hielo el año pasado, ninguna embarcación se encontraba en el fiordo, por lo se cree que no se cobró vidas humanas.
¿Podrían ocurrir esta clase de tsunamis en España?
A pesar de que alguna clase de temblores y desprendimientos de tierra sean causa directa del derretimiento del hielo polar, la mayoría de los terremotos tienen una causa distinta. Por norma general, los seísmos suelen generarse por el movimiento constante de las placas tectónicas que forman la base de la superficie terrestre, lo que no tiene una vinculación clara con el cambio climático.
España se encuentra en una zona geológica más complicada de lo que solemos pensar, y existen zonas dentro de nuestro país con un nivel alto de actividad sísmica. El Estrecho de Gibraltar no es solo una distancia marítima que nos separa del continente africano, también de tierra, aunque no podemos verla. Justamente por esta corta franja al sur de la Península Ibérica pasa la 'Falla Azores-Gibraltar', que une la Placa Euroasiática con la Placa Africana.
Además, la Región de Murcia se encuentra situada sobre la microplaca Ibérica, lo que hace que en este territorio se suelan registrar seísmos. Normalmente son menores y no llegan a notarse, pero en otras ocasiones llegan a causar verdaderos destrozos, como el terremoto en Lorca que se dio en 2011 con una magnitud de 5,1 Mw.
Varias naciones asentadas alrededor del Mediterráneo han registrado a lo largo de la historia, tanto antigua como reciente, potentes terremotos. El Coloso de Rodas, una de las siete maravillas del mundo antiguo, quedó destruido tras un fuerte terremoto en torno al año 227 a.C. Y lo mismo sucede con los tsunamis derivados de estos seísmos, no son un fenómeno tan extraño de avistar en la región.
Los dos tsunamis que han quedado más frescos en el recuerdo por sus consecuencias destructivas quizá sean el del Mar Egeo en 1956 y el de Argelia en 2003, cuyos coletazos se pudieron llegar a sentir, aunque sin complicaciones, en Baleares y parte de la costa levantina. Que en las próximas décadas pueda darse un maremoto cerca de las costas Españolas no es un riesgo a descartar.
Y no solo se debería atender a la vertiente mediterránea, las costas españolas bañadas por el Océano Atlántico también están expuestas a desastres naturales causados por olas gigantescas. No hace ni tres siglos, que en tiempos de la edad de la Tierra es inapreciable, del tsunami que arrasó Lisboa en 1775 y se cobró decenas de miles de vidas. Aunque no haya registros sumamente recientes de catástrofes así en España en los últimos años, no hay ninguna señal para desechar que puedan ocurrir, ni bajar la guardia.
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