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Futuro

China, el terror y la esperanza de la ciencia moderna, está cada vez más cerca de destronar a Estados Unidos

La investigación científica en China ha sido sumamente polémica y eso tiene implicaciones especialmente relevantes si tenemos en cuenta que está tomando el relevo de la hegemonía estadounidense.

Esta imagen tomada de una animación de video en el Centro de Control Aeroespacial de Beijing (BACC) el 2 de junio de 2024 muestra la combinación del módulo de aterrizaje y el ascensor de la sonda Chang'e-6 aterrizando en el lado oculto de la Luna. La sonda Chang'e-6 de China aterrizó en el lado oculto de la Luna la mañana del domingo, y recogerá muestras de este terreno rara vez explorado por primera vez en la historia de la humanidad, anunció la Administración Nacional del Espacio de China (CNSA). Apoyada por el satélite de retransmisión Queqiao-2, la combinación del módulo de aterrizaje y el ascensor de la Chang'e-6 JIN LIWANGAFP

Estamos muy mal acostumbrados a que hablar de ciencia sea hablar de Estados Unidos. Las revistas que tomamos como referencias suelen ser americanas o, en todo caso, británicas y, por supuesto, la lengua franca de la ciencia es el inglés. Así es como ha sido durante mucho tiempo y ese es el mundo en el que hemos aprendido a vivir. Sin embargo, no siempre ha sido así. Hubo un tiempo en que el alemán prometía ser la lengua de la ciencia, el ruso disputó el puesto al inglés durante la Guerra Fría y, no sería extraño que, muy pronto, el chino tomara el relevo.

La hegemonía de Estados Unidos está pasando a mejor vida y otros países asoman para aprovecharse de la globalización. De entre todos ellos, China es, posiblemente, quien promete un futuro más brillante. Y, lo más interesante, es que no estamos solo ante un cambio de idioma, estamos frente a lo que podría ser una transformación mucho más profunda, un cambio en los valores de la comunidad científica y en la manera en que se produce ciencia. Ventajas e inconvenientes de un relevo que ya está teniendo lugar. Porque en este artículo no hablamos de ciencia ficción futurista, sino de lo que podría estar a punto de ocurrir en un corto plazo.

Ciencias de la ciencia

Para algunos, las ciencias son ciencias en un sentido canónico e inamovible. No tienen espacio para la subjetividad y, por lo tanto, su margen de cambio es mínimo. Sin embargo, existe un concepto que subvierte este cliché tan popular: las ciencias de la ciencia, un conjunto de disciplinas que analizan los aspectos más humanos de la producción científica para entender todo lo que no se debe a una purísima racionalidad, si queremos verlo así.

Por ejemplo, la filosofía de la ciencia estudia qué es una hipótesis, qué implicaciones tienen nuestros criterios para aceptarla o rechazarla, etc. La historia de la ciencia estudia la serie de acontecimientos que nos han traído hasta nuestro presente científico. La sociología de la ciencia estudia cómo los condicionantes de nuestro entorno han moldeado el desarrollo científico y, finalmente, algunos autores hablan incluso de psicología de la ciencia. Ese es el marco en el que se producen estos cambios en la institución social a la que llamamos ciencia, no en las leyes de la química o las propiedades de los números primos, sino en las decisiones de quienes la investigan.

Mala fama

Algunos lectores se habrán echado las manos a la cabeza al imaginarse que el estándar científico de China pueda convertirse en la norma y es que la fama de este país está cargada de claroscuros que, sinceramente, durante mucho tiempo han sido más oscuros que claros. Por ejemplo, la industria de las publicaciones científicas. Para que un investigador tenga éxito ha de publicar sus estudios en revistas de tan alto impacto como pueda, ese será el principal criterio que tendrán sus superiores para determinar su calidad como investigador.

Ahora bien, la industria de las publicaciones científicas es una industria y, por lo tanto, no siempre persigue los valores sociales que promete, dando pie a que se publiquen artículos falsos, donde los datos han sido modificados para resultar más atractivos o donde, directamente, se copian investigaciones de otros expertos. Y, lo cierto, es que China ha sido una de las principales contribuyentes a esta mala práctica de los artículos falsos. La problemática es tal que, incluso algunos de los principales financiadores de sus proyectos científicos muestran preocupación y han empezado a tomar medidas.

La mala praxis en datos

Si lo ponemos en datos, China es, ahora mismo, el país que más artículos científicos publica al año y, por lo tanto, el que más artículos ve retractados, según un estudio de 2019, el 41% por plagio. No obstante, es cierto que 36,6% de las retracciones son de reincidentes, por lo que buena parte de ellas se acumula en un número relativamente reducido de investigadores.

Es importante comprender que China no es la única y que, incluso aquí, en España, hemos tenido algunos casos recientes de mala praxis científica en este sentido. Es más bien un problema del sistema que la ciencia moderna se ha construido y que, algunos investigadores explotan más que otros.

Un choque cultural

Por otro lado, el concepto de plagio es diferente en otras culturas y tan solo el 50% de los investigadores chinos, según el mismo estudio de 2019 consideran que el plagio es una conducta académica grave. De hecho, algunos sociólogos apuntan que buena parte de estas malas prácticas se deben a la falta de formación en ética de la investigación y, por lo tanto, más a ignorancia que a mala fe. No obstante, haber, hay de todo, y la falta de reparos éticos en algunos investigadores puede ser mucho más preocupante y el ejemplo más mediático ha sido He Jiankui.

En 2019, el investigador chino He Jiankui editó genéticamente a dos bebés, un hecho que desató una gran controversia ética y fue rechazado tanto por la opinión pública como por la comunidad académica. Sin embargo, durante las primeras horas tras anunciar que había creado a los primeros seres humanos editados genéticamente de la historia, la comunidad China se mostró algo gris al respecto. He Jiankui está ahora en prisión y su propio país ha dejado caer todo el peso de la ley sobre el investigador. De hecho, en su momento llevó a reflexiones interesantes y que el gobierno chino reconociera que tenía que mejorar el control que ejercía sobre este tipo de acciones.

Inmadurez científica (que se cura con el tiempo)

Por terrible que sea, tanto el plagio como este tipo de investigaciones que atropellan la ética en pos del progreso más desbocado, son síntomas de inmadurez científica, tanto en algunas investigaciones como en algunos expertos. Algo razonable si tenemos en cuenta el crecimiento tan impresionante de la industria científica que China ha experimentado estos últimos años. Estados Unidos pasó por etapas parecidas en sus días, solo que en un contexto donde las publicaciones científicas estaban menos pervertidas y las posibilidades técnicas eran más limitadas.

Así que, aunque todo esto contribuya a la mala fama de China, su ciencia parece estar integrando una perspectiva ética cada vez más desarrollada. Por mucho que tengamos datos negativos sobre la producción científica de China, estos ocurren dentro de un contexto cultural y no debemos entenderlos como reglas de comportamiento inamovibles.

De la Revolución Cultural a la Luna

Hace tan solo 50 años, China estaba saliendo de la Revolución Cultural, donde algunas líneas de investigación como la relatividad fueron prohibidas por ser consideradas: ciencia burguesa. En esta época, Estados Unidos ya había puesto humanos en la Luna. Y, hablando de la Luna, a todos estos prejuicios se suma un lado luminoso.

Actualmente, las misiones espaciales chinas se caracterizan por un pragmatismo excepcional. Sus fechas no son tan ambiciosas como las que marca la NASA, pero las cumplen y, poco a poco, avanzan inexorablemente en el panorama tecnológico. Sus últimas misiones a la Luna sugieren que, con los retrasos esperados para la NASA, serán los chinos los primeros que vuelvan a poner humanos sobre nuestro satélite en esta segunda carrera espacial. Así que, en contexto, no sería extraño que China se volviera la primera superpotencia en materia de ciencia durante la próxima década. Y, con suerte, incorporando la ética y explotando su pragmatismo para redefinir el estándar de lo que la ciencia debería de ser.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • La ciencia de nuestro tiempo es, en un sentido sociológico, una institución profundamente arraigada en la tradición occidental. Esta perspectiva se refleja en las estructuras, valores y prácticas que han dominado la investigación y la difusión del conocimiento científico durante siglos. En el contexto del proceso de globalización que estamos viviendo, la adopción y adaptación de estas instituciones por parte de Asia supone una serie de choques culturales que deben ser gestionados con cuidado. Estos choques no solo afectan la forma en que se realiza la ciencia, sino también cómo se perciben y se aplican sus resultados en diferentes contextos culturales. Regular estas diferencias de manera adecuada será esencial para definir cómo queremos que sea esa institución realmente global que definirá la ciencia del futuro.

REFERENCIAS (MLA):

  • Gray, Gregory C., Laura K. Borkenhagen, Nancy S. Sung, y Shenglan Tang. "A Primer on Plagiarism: Resources for Educators in China." Change, vol. 51, no. 2, 2019, pp. 55–62. PMC, doi:10.1080/00091383.2019.1569974.
  • Else, Holly. "China’s Clampdown on Fake-Paper Factories Picks up Speed: As Part of a Misconduct Crackdown, Chinese Funders Are Penalizing Researchers Who Commission Sham Journal Articles from ‘Paper Mills’, but Some Say the Measures Still Don’t Go Far Enough." Nature, 1 Oct. 2021.
  • The Lancet. "Human Genome Editing: Ensuring Responsible Research." The Lancet, vol. 401, no. 10380, 18 Mar. 2023, p. 877, doi:10.1016/S0140-6736(23)00560-3.