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¿Puede explotar el Teide? La erupción de La Palma ha despertado el miedo
Por suerte, la geología plantea un panorama más tranquilizador donde es muy improbable que el Teide se vea afectado
La Palma tiene un nuevo volcán en Cerro Viejo, una nueva apertura en el cono de un volcán antiguo, una salida por la que emergen coladas de roca fundida, gases y humo. Y es que la provincia volcánica de Canarias es uno de los lugares geológicamente más interesantes de nuestro país, pero, por desgracia, esto tiene su parte negativa y es que para los expertos interesante puede traducirse como problemático entre la población.
La geología es una ciencia que normalmente estudia procesos tremendamente lentos y salvo terremotos y erupciones todo lo demás suele devenir con una parsimonia casi desesperante. Tal vez por ello sean esos eventos catastróficos los que más en vilo tienen a la comunidad de geólogos, por su impacto social y por su vivacidad comparada con el resto de los objetos de su disciplina.
La evacuación de habitantes en estos pueblos, la gran columna humeante que se alza sobre la isla y la inmediatez de las redes han despertado la preocupación y no sin razón. ¿Qué sucederá con el nuevo volcán? ¿Cuánto tardará en apaciguarse? ¿Cuánto se extenderán las coladas de lava? ¿Consumirá alguno de los pueblos cercanos? Y la pregunta más sonada de todas ¿Podría esto despertar al gigante de Tenerife? ¿Es posible que el Teide entre en erupción a raíz de la actividad de La Palma?
¿Qué es una erupción?
Desde fuera podemos pensar que visto un volcán visto todos, pero en realidad existen grandes diferencias entre ellos. La viscosidad del magma que se encuentra bajo ellos condiciona la pendiente de sus laderas, la velocidad a la que se extiende la lava, la violencia de su erupción. Del mismo modo, el mecanismo que lleva a que emerja el magma en forma de lava también es variado.
Uno de los modelos más sencillos y comprensibles plantea que, bajo la rígida superficie ascienden bolsas de magma que acaban acumulándose a grandes presiones, manteniéndose a tensión hasta que las paredes que contienen la bolsa terminan debilitándose, cediendo ante la presión y abriendo camino al magma hasta que este llega a la superficie.
Ahora que el magma está fuera, la presión se reduce notablemente y los gases, disueltos en él, pueden escapar a toda velocidad, con más o menos violencia en función de la “densidad” del magma. Ahora, habiendo perdido parte de su gas, el magma ha pasado a ser lava que, a medida que se enfríe, terminará solidificándose como rocas porosas, rocas volcánicas como la famosa piedra pómez.
En este caso, los mecanismos que se encuentran tras el vulcanismo de las Canarias no se entienden tan en detalle como podríamos pensar. No obstante, en este caso los enjambres sísmicos han sido, posiblemente, el detonante de la erupción, sumando temblores que, poco a poco, fueron debilitando la roca que contenía el magma que descansaba bajo La Palma.
De hecho, durante los días previos se midió una deformación de la superficie de la isla, habiendo una elevación de hasta 15 centímetros en algunos lugares. Sabiendo esto, lo lógico es preguntarnos qué implicaciones puede tener esto en el desarrollo de la erupción, pero la capacidad predictiva de la vulcanología es muy baja y, por desgracia, el contexto geodinámico tan incierto de las Islas Canarias no ayuda a reducir esta incertidumbre. No podemos saber qué sucederá, cuándo cesará o cómo podría agravarse, pero sí hay una respuesta más segura.
¿Explotará el Teide?
Una de las aproximaciones que podemos tener para comprender el problema es mediante el registro histórico. En general, la experiencia nos dice que la erupción de un volcán no tiende a aumentar la probabilidad de que otro le siga. Cierto es que, como ya hemos indicado, el contexto geológico de Canarias es peculiar y puede ser complicado tomar datos de otros sistemas volcánicos para entender la dinámica del que podemos encontrar en nuestro archipiélago.
En cualquier caso, tenemos por suerte dos ejemplos macaronésicos que también tranquilizan nuestras preocupaciones. En 1971, entró en erupción el volcán Teneguía, al sur de La Palma. En 2011 sucedió lo propio en El Hierro y, por suerte, en ninguna de las dos ocasiones tuvo lugar una reactivación del Teide.
La distancia entre los volcanes, así como el hecho de que se nutren de cámaras magmáticas diferentes, hace extremadamente poco probable que la erupción afecte al Teide. Por supuesto, las ciencias no ofrecen predicciones absolutamente seguras, sino que trabajan con márgenes de error, en especial cuando estas no destacan por ser especialmente predictivas, como la vulcanología. Así pues, no existe evidencia de que pueda haber una relación entre estos sucesos.
Cierto es que no podemos descartar con absoluta seguridad que la erupción de La Palma pueda afectar al Teide, tampoco existen motivos para pensar que esto vaya a tener lugar, por lo que en la práctica conviene mantener la calma y seguir de cerca la evolución de Cerro Viejo.
QUE NO TE LA CUELEN:
- A pesar de que la columna de humo es muy llamativa y que, efectivamente, continúa extendiéndose la lava, es posible que el evento termine sin lamentar grandes daños.
REFERENCIAS (MLA):
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