Cataluña

El independentismo solo logra movilizar a 70.000 personas esta Diada

Las manifestaciones de ANC y Òmnium han "pinchado" en toda Cataluña con 45.000 asistentes menos que el año pasado. El secesionismo ha reclamado "unidad" a ERC y Junts.

Las manifestaciones independentistas convocadas hoy por la ANC y Òmnium no han conseguido concentrar ni 70.000 personas en las cinco ciudades catalanas elegidas por las entidades para «denunciar las nefastas consecuencias de pertenecer a España» -el año pasado, las protestas de la Diada contaron con el apoyo de 115.000 personas solo en Barcelona-. En el paseo de Lluís Companys, junto al Arco del Triunfo de la capital catalana, la Guardia Urbana ha fijado en 60.000 a los asistentes al acto secesionista, a los que se han sumado cuotas mucho menores en Tarragona, Lleida, Girona y Tortosa. El objetivo de esta descentralización, novedad en este 11 de septiembre, era «evitar» por un lado el declive de asistencia previsto y, por otro, dotar a cada concentración de un asunto concreto a denunciar. Así, en Girona se ha reivindicado un «mejor sistema sanitario»; en Lleida se han exigido «mejores condiciones para los payeses»; en Tarragona se ha protestado por los trenes; y finalmente en Tortosa se ha denunciado la «mala gestión de los recursos hídricos», aprovechando que el Ebro cruza esta pequeña ciudad del sur de Cataluña. En Barcelona, aunque luego el asunto ha sido casi anecdótico, se decidió «denunciar el problema de la vivienda» en la ciudad.

«Aquí no se rinde nadie», se ha reclamado en las distintas movilizaciones. Tras un «paseo» de poco más de una hora, a las 17.14h -en conmemoración del año en que Barcelona cayó en manos de las tropas borbónicas-, se han llevado a cabo una serie de parlamentos en los escenarios dispuestos, todos ellos pactados entre ANC, Òmnium y demás entidades independentistas. En Barcelona han tomado la palabra el presidente de Òmnium, Xavier Antich y su homólogo en la Assemblea, Lluís Llach, entre otros. Uno de los puntos clave del discurso de los líderes secesionistas ha sido la severa crítica respecto a la «falta de unidad» de los partidos políticos, señalando especialmente a ERC y también a Junts. «La pelea permanente y las disputas electoralistas han provocado que tengamos un españolista en el Palau de la Generalitat», han asegurado, «han sido incapaces de ponerse de acuerdo y trazar una estrategia compartida para hacer efectivo el derecho de autodeterminación».

El mencionado ejecutivo socialista liderado por Salvador Illa, el primero no independentista en los últimos quince años, también ha sido foco de críticas de los manifestantes: «El Govern presume de haber pacificado Cataluña y de normalidad autonómica mientras el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont no puede participar en los debates del Parlament y el Estado judicial se niega a aplicar la Amnistía a centenares de independenstistas». Según los secesionistas, Illa es un «españolista arrodillado al rey y un defensor del 155», «un presidente de la Generalitat con vocación de delegado del Gobierno en Cataluña».

«Salimos a las calles porque ni estamos pacificados ni nos han pacificado», han explicado Llach, Antich y demás, «nos siguen oprimiendo y niegan nuestro legítimo derecho a autodeterminarnos como pueblo, además de expoliarnos fiscalmente». El ambiente, tan familiar como de costumbre en este tipo de eventos, ha sido por contra más bronco de lo habitual en cuanto a la agresividad dialéctica de los manifestantes. En ocasiones muy contadas, por ejemplo, se había escuchado al unísono «Puta España» en las manifestaciones independentistas, algo que sí ha sucedido esta tarde desacomplejadamente y que pone de relieve la frustración de un movimiento que pasa hoy en día por el peor momento desde que empezó el Procés.