
Entrevista
«Frenar el cambio climático contribuiría a mejorar la salud mental»
Mònica Guxens, profesora de Investigación ICREA en ISGlobal

Un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación “la Caixa”, el cual se ha publicado en JAMA Network Open, ha analizado de qué manera influye la exposición a temperaturas ambientales en los síntomas psiquiátricos, como por ejemplo la ansiedad, la depresión y los problemas de atención, en los adolescentes.
¿Qué es lo que les animó a poner en marcha una investigación acerca de los posibles efectos de la temperatura en la salud mental de los adolescentes?
Estábamos trabajando con unas cohortes que existen desde hace 20 años, estudiando otros factores ambientales y, puesto que los efectos del cambio climático van en aumento y a día de hoy se producen muchos cambios de temperaturas, pensamos que sería interesante comprobar qué efecto podían tener las temperaturas para la salud mental en estos niños y niñas.
¿Cómo se ha llevado a cabo este estudio?
Hemos cogido estas cohortes de niños de Holanda y España, que en total son unos 5.000 adolescentes, a quienes empezamos a seguir cuando sus madres estaban embarazadas. Durante todo este tiempo, hemos ido haciendo mediciones y controles y cuando cumplieron entre 14 y 15 años
hicimos un cuestionario a sus
madres acerca de los síntomas emocionales y el comportamiento que apreciaban en sus hijos. Además, tomamos los datos de las temperaturas ambientales diarias en los lugares de residencia de estos jóvenes durante tres periodos de tiempo diferentes, hasta dos meses antes de evaluar los síntomas psiquiátricos.
¿Qué es lo que han observado durante esta investigación? ¿De qué manera se relacionan el frío y el calor con la salud mental?
En nuestro caso, lo que hemos visto es que los adolescentes de Holanda que han participado en el estudio, los cuales están expuestos a temperaturas frías durante una media de dos meses, tienen más síntomas como por ejemplo de depresión y ansiedad. Los chicos españoles, por el contrario, están expuestos a unas temperaturas más altas y hemos observado que éstos tenían más problemas de atención.
¿Para que la temperatura tenga esta capacidad de influir en los síntomas psiquiátricos de los adolescentes, deben producirse unas condiciones concretas: una temperatura máxima o mínima, prolongarse durante un tiempo determinado...?
En el caso de España, lo que hemos estudiado es en torno a los dos meses de unas temperaturas medias de 24 grados. En Holanda también hemos analizado un par de meses, en los que la temperatura media fue de unos 5 grados. Los síntomas psiquiátricos son evidentes después de una exposición prolongada y de forma constante a esas temperaturas. Al respecto, señalar que estamos viendo una subida de las temperaturas, que además se mantienen durante más tiempo y en épocas que no son usuales y es posible que la combinación de estos factores pueda tener algo que ver con esta sintomatología psiquiátrica.
En el marco de este trabajo, ¿han encontrado alguna explicación a esta asociación entre temperatura y síntomas de salud mental?
Una exposición al calor desencadena un aumento de las hormonas del estrés y los marcadores de inflamación, así como también dificulta la refrigeración y la oxigenación del cerebro y todo ello puede afectar de forma significativa a la concentración. A ello hay que sumar que las altas temperaturas nocturnas pueden interferir en el sueño, empeorando así los problemas de atención. En cuanto a la exposición al frío, ésta desencadena respuestas termorreguladoras como la vasoconstricción que puede alterar la temperatura corporal y la función cerebral, provocando problemas de interiorización, como la depresión y la ansiedad. Por último, tanto el frío como el calor pueden causar malestar físico, que afecta negativamente al estado de ánimo y bienestar emocional de las personas, contribuyendo a los síntomas psiquiátricos.
¿Esta influencia de la temperatura ambiental en la salud mental se produciría solo en adolescentes?
Ya existen varios estudios previos que han puesto de manifiesto
que el incremento de las temperaturas en los últimos años está afectando a la salud mental de las personas adultas; está provocando un aumento de las hospitalizaciones por este motivo e incrementando los intentos de suicidio. En definitiva, en adultos ya se ha conseguido establecer una relación bastante clara entre las temperaturas elevadas, el calor y los problemas de salud mental; ahora lo que falta es principalmente reunir más evidencia acerca de la población adolescente.
¿Qué aplicación práctica podrían tener las conclusiones de este trabajo? ¿Cómo nos invitan a actuar?
En términos generales, los resultados de este estudio hacen hincapié en la necesidad de intentar minimizar, parar o frenar el cambio climático, que cada día va a más. Eso probablemente contribuiría a mejorar la salud mental de todo el mundo. Más a corto plazo, las conclusiones de este trabajo aportan nuevos conocimientos a los psiquiatras para ayudarles a entender mejor cómo los factores climáticos afectan a la salud mental y, de esta manera, pueden manejar mejor la clínica diaria, hacer recomendaciones y diseñar estrategias para proteger a grupos vulnerables como los adolescentes. En cualquier caso, es necesaria más investigación en contextos climáticos variados para comprender mejor y en profundidad cómo las variaciones de temperatura pueden afectar a la salud mental.
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