Investigación oncológica

Un estudio pone de manifiesto que una misma mutación puede dar lugar a leucemias diferentes

El trabajo desarrollado por un equipo del IRB revela que el estado de las células previo a la mutación es clave en el tipo de enfermedad que finalmente se desarrolla

Los investigadores que han participado en el estudio: Indranil Singh, Daniel Fernández Pérez, Pedro Sánchez Sánchez y Alejo Rodríguez-Fraticelli
Los investigadores que han participado en el estudio: Indranil Singh, Daniel Fernández Pérez, Pedro Sánchez Sánchez y Alejo Rodríguez-FraticelliIRB

La leucemia mieloide aguda es una enfermedad oncológica que avanza rápido, con una alta mortalidad y un tratamiento muy agresivo.

En el abordaje de este tipo de cáncer de la sangre, en primera instancia, se lleva a cabo un análisis genético para identificar las mutaciones de sus células, ya que son estas mutaciones las que definen las características de los tumores. El fin es el de disponer de la información necesaria para poder escoger el tratamiento más adecuado y valorar cómo va a progresar la enfermedad.

Una de las mutaciones más frecuentes en leucemia mieloide aguda es la de la nucelofosmina 1, una proteína codificada por el gen NPM1, y ésta, cuando está presente, suele ser sinónimo de que el paciente tiene un pronóstico razonablemente bueno con respecto al resto.

Sin embargo, desde hace un par de años se conoce que los pacientes con esta mutación no responden a la terapia de la misma forma: hay unos que tienen un fenotipo más agresivo, con lo que responden peor a la terapia, y otros que sí que tienen este pronóstico bastante bueno.

Con el fin de entender la razón por la cual pacientes con una misma mutación, que al final es la que caracteriza al tumor, responden de una forma tan diferente, un equipo del IRB Barcelona, liderado por el doctor Alejo Rodríguez-Fraticelli, investigador ICREA, puso en marcha un estudio.

"Para entender la enfermedad, hay que recrearla, pero hasta ahora, en los modelos para poder crear las leucemias con esta mutación en NPM1 en sistemas de ratón, que son los que se utilizan habitualmente en cáncer de sangre, la enfermedad no recapitulaba esta diversidad en pacientes", explica el doctor.

Metodología innovadora

Por ello, el equipo optó por, "a través de las técnicas de códigos de barras moleculares, que nos permiten marcar las células como si fueran paquetes de Correos y seguirlas a lo largo de sus trayectorias, registrando su comportamiento antes y después de la mutación, crear estos cánceres, célula por célula, uno a uno, para entender de dónde podía venir la diversidad observada".

Ello permitió recapitular parte de esta diversidad que se ve en pacientes a través de las células de origen que adquieren la mutación de cáncer, gracias a lo cual se pudo observar, por primera vez, que hay un vínculo entre el estado inicial de cada célula con sus características cancerosas posteriores.

Tal y como señala el investigador, "las propiedades no genéticas de estas células son las que generan las diferencias en la enfermedad" y apunta que, en este contexto, "existen bastantes indicios de que los procesos inflamatorios que ha experimentado previamente esa célula pueden ser determinantes".

Prevención y tratamiento

Por lo tanto, las conclusiones de este trabajo, publicado en la revista Cell Stem Cell, sugieren que al menos en el caso de las leucemias, no es suficiente con identificar la mutación genética para decidir el mejor tratamiento, ya que el estado previo de las célula es determinante a la hora de identificar el tipo de tumor y predecir su reacción a los fármaco.

Ello podría tener implicaciones a nivel preventivo porque, conociendo estos factores que, además de la mutación, condicionan el pronóstico y la respuesta al tratamiento se podrían desarrollar estrategias focalizadas en evitar aquellos hábitos que predisponen a desarrollar las variantes más agresivas de la enfermedad.

Además, existe un segundo enfoque relacionado con el tratamiento y es que ahora "se pueden crear variantes de la enfermedad en modelos animales para buscar fármacos que sean más efectivos contra uno u otra variante", indica Rodríguez-Fraticelli, quien al respecto comenta que "hasta ahora abordábamos la leucemia mieloide aguda como una única patología y ahora podemos hacerlo ya como dos y buscar tratamientos más específicos para cada una de ellas".

Según el investigador, estas conclusiones podrían ser aplicables a "otros tipos de cáncer, como el de páncreas o el del colon, ya que las células de otros tejidos también acumulan recuerdos de inflamación u otros daños". En estos casos, también sería determinante "entender cómo se originan las diferentes variantes siguiendo la trayectoria de sus células una a una", explica el investigador.