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Bocaccio, aquel local en el que todos sabían tu nombre
El periodista Toni Vall reconstruye en un libro y una exposición la vida del emblemático establecimiento creado por Oriol Regàs y que fue templo de la llamada Gauche Divine
Toni Vall es uno de los periodistas sabios que tiene Barcelona, alguien que lo sabe todo de aquella historia de la ciudad que no es la que se cuenta habitualmente. Eso es algo que demuestra en sus crónicas periodísticas, muchas resultado de su olfato sabio a la búsqueda de objetos o documentos que han pasado de largo para muchos.
Fruto de esta fascinación propia de un Sherlock Holmes es su recuperación de la memoria de Bocaccio, el mítico local ubicado en el número 505 de la calle Muntaner. Aquella «boîte» ideada por el visionario Oriol Regàs ha dado pie a una excelente exposición en el Palau Robert y un libro, ambos trabajos de Vall. En «Bocaccio. On passava tot» (publicado en catalán por Columna y en castellano por Destino), el autor entrevista a testigos de lo que fueron las noches de Bocaccio, como Teresa Gimpera, Román Gubern, Enrique Vila-Matas, Joan Manuel Serrat, Colita, Jorge Herralde o Juan Marsé, entre muchos otros.
«Siempre me ha interesado Bocaccio. Es un nombre del que había oído hablar siempre como un lugar mítico. Pero es que no era una sala de fiestas sino mucho más porque también dio pie a una productora cinematográfica, una firma de ropa o una editorial», explicó Vall en declaraciones a este diario. A ello se le sumó la creación de una serie de objetos que el propio Toni Vall se ha preocupado de recuperar y que pueden verse en la exposición: desde las puertas de entrada del templo de la Gauche Divine pasando por copas, taburetes, pañuelos, espejos, tarjetas o juegos de cartas.
«Se ha identificado en muchas ocasiones Bocaccio con pijos, con vividores, pero eso no es así. Es verdad que tenía un áurea de clase alta, pero no era un local exclusivo. Eso es algo que demuestran las vivencias personales de grupo. Era un sitio en el que siempre valía la pena asistir porque te encontrabas con alguien con quien valía la pena hablar», subrayó Toni Vall.
Fruto de esos diálogos entre copas en aquel establecimiento en el que era fácil coincidir con Jaime Gil de Biedma o Gabriel García Márquez, es su gran papel como difusor de la cultura moderna y renovadora de la Barcelona de ese tiempo, entre 1967 y 1985. De Bocaccio salieron la cinematográfica Escuela de Barcelona, el «Boom» de la literatura latinoamericana, algunos de los mejores trabajos arquitectónicos que ha conocido la capital catalana de la mano de Federico Correa, Oriol Bohigas u Óscar Tusquets o dos editoriales que acaban de cumplir medio siglo: Anagrama y Tusquets Editores. «Entrar en Bocaccio era como entrar en Europa, como me dijo Elisenda Nadal. Era como una especie de Factory. La cultura catalana moderna se ha enriquecido de lo que pasaba en Bocaccio, como paso con la Nova Cançó o la Escuela de Barcelona», dijo Vall.
En una ciudad en la que es habitual que se pierda el rastro de de su memoria, la labor ejemplar de Toni Vall nos permite conocer de primera mano lo que fue aquella casa en la que se podía bailar, tomar una copa y hacer algo por transformar la cultura de Barcelona.