Tres siglos abierto. Que se dice pronto. Estamos hablando del bar más antiguo de Zamora, ubicado en el corazón de los pinchos de la capital, siendo además uno de los negocios más antiguos de la zona. Nos estamos refiriendo al Bar Sevilla, ubicado en la zona de pinchos o de Los Lobos, y entre las calles San Torcuato y Santa Clara. Un lugar estratégico para conocer las especialidades de la tierra y de este establecimiento emblemático de la capital.

Según la página web "Hostelería de Zamora", el establecimiento lleva abierto desde finales del siglo XIX, en el reinado de Alfonso XIII, y desde entonces ni ha cambiado su nombre ni su uso hostelero, pasando por él tres propietarios, y los actuales lo han convertido en un imprescindible de la gastronomía de la tierra.

A finales del siglo pasado eran numerosos los alumnos de los colegios cercanos que se acercaban hasta allí a la hora del recreo para degustar sus bocadillos de calamares o los sandwiches en forma de triángulo. Un típico bar donde se daban cita decenas de zamoranos para probar sus chatos de vino. Y su solera ha calado en numerosos bares que se pueden ver a su alrededor.

Hoy en día, la filosofía del bar Sevilla continúa siendo la misma. Una apuesta por la gastronomía y el tapeo más tradicional en un local que conserva el encanto y autenticidad las tascas y barras de toda la vida. Allí solo han cambiado las tapas, más elaboradas y acordes a los nuevos tiempos.

Tostas de jamón y tomate, calamares rebozados, figones, torreznos, bocadillos, patas con callo y demás delicias que le han convertido en un imprescindible para visitar la capital zamorana. Y no podía faltar uno de los clásicos de esta tierra como es el buen vino, de una de las Denominaciones de Origen punteras en España, como es la de Toro. Por ello, cuentan con un abundante muestrario de marcas de las que es difícil elegir.

Un viaje a otros tiempos, donde llama la atención su colorido, sus azulejos, donde parece que el tiempo se ha detenido en la premura en la que vivimos en la actualidad y todo ello aderezado con unos sabrosos manjares del que es el bar más antiguo de la ciudad, que cumple tres siglos de vida y que aspira a alcanzar el cuarto.