Las salinas de Guadalajara que van camino de ser declaradas Patrimonio de la Humanidad
Estas salinas fueron construidas en el siglo X y han tenido una gran importancia en España en cuanto a la producción de sal
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A unos 15 km de la conocida ciudad medieval de Sigüenza (Guadalajara) se encuentran unas espectaculares salinas asentadas en el corazón de la pedanía Imón y que desde hace muy poco tiempo, su propiedad pertenece al Ayuntamiento de Sigüenza que las ha incluido dentro de la candidatura 'Paisaje Dulce y Salado de Sigüenza-Atienza' para ser declaradas Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
Las Salinas de Imón fueron construidas en el siglo X y han permanecido en activo hasta el año 1996. A lo largo de su historia han tenido una gran importancia en España en cuanto a la producción de sal debido a su gran tamaño y su excelente construcción.
El rey Carlos III ejecutó varias obras de modernización de estas salinas en torno al año 1720 y desde entonces siguen salvaguardando ese aspecto renovado. Como dato curioso, uno de sus almacenes principales todavía conserva restos de la última cosecha.
La Salinas de Imón están conformadas por tres almacenes, cinco norias distribuidas a lo largo del centro de producción; alrededor de mil albercas que mantienen sus empedrados y maderos y algunas oficinas y pequeños almacenes. Las salinas están divididas por el tradicional método de partidos donde cada una cuenta con su propio nombre, límite e instalaciones.
Anteriormente, las Salinas de Imón pertenecían a una propiedad privada, pero hace unos meses el dueño decidió ceder su titularidad al Ayuntamiento de Sigüenza para que estas salinas fueran incluidas dentro del proyecto 'Paisaje Dulce y Salado' de Sigüenza y Atienza'.
Un proyecto que se trataba de la candidatura presentada por España para ser declarado Patrimonio de la Humanidad en la 45ª sesión del Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO celebrada el pasado mes de septiembre en Arabia Saudí .
Este paraje natural que incluye a las Salinas de Imón tiene su origen en la Edad Media y comienza desde el Parque Natural del Acantilado de Río Dulce hasta llegar a Atienza. El nombre de 'Paisaje dulce y salado' proviene de un aspecto muy curioso de esta zona donde confluyen aguas saladas y dulces en un mismo sitio creando un acontecimiento hidrográfico sin parecidos.