Turismo
Santoña, el pueblo que no te puedes perder en Cantabria
La localidad, que fue plaza napoleónica, ofrece visitas guiadas y un tour teatralizado para recorrer los vestigios de aquella época
Si hay un pueblo que nadie puede dejar de visitar cuando viaja a Cantabria ese es Santoña. Famoso por fabricar las mejores anchoas en lata, esas que tantas veces llevaba el expresidente Revilla en sus visitas oficiales, ya fuesen al Presidente del Gobierno de turno o al Rey; Santoña tiene las mejores anchoas del mundo y eso nadie la duda, pero además ofrece muchas más cosas.
La playa de Berria es una visita casi obligada, se trata de un arenal de enorme belleza que se puede disfrutar en verano, pero también en otoño porque es ideal para dar un paseo y relajarse mirando al mar.
La bahía de Santoña es un enclave precioso y además, cuenta con un mirador en forma de barco que se ubica encima del Centro de Interpretación de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel.
Una maravilla de la naturaleza es el Faro del Caballo, considerado uno de los lugares más especiales de Cantabria. Se puede acceder a él mediante una ruta, caminando, o por barco. Hay embarcaciones que ofrecen viajes para poder visitarlo.
En Santoña se encuentra también el Museo de la Anchoa, que recupera toda la historia de la tradición vinculada a la pesca de este valorado pez y que bien merece una visita.
La localidad, que fue plaza napoleónica, también permite volver al pasado y reencontrarse con aquellos tiempos. De aquella época quedan tres grandes fortificaciones en pie: el Fuerte San Martín , el Fuerte del Mazo o de Napoléon (desde dónde obtendrás una panorámica de Santoña y Berria maravillosas), y el Fuerte de San Carlos, además también puedes conocer la historia completa en el Tour teatralizado por la Santoña napoleónica.
Santoña es uno de esos destinos que puede permitirse el lujo de ofrecer una cara distinta en cada estación del año y sin duda el otoño le siente muy bien a esta localidad.
Hacer la ruta de la cruz de Buciero es otra de las recomendaciones, se trata de un recorrido precioso, con unas vistas maravillosas sobre la ría y que va asciendo por el monte Buciero, donde hay una inmensidad de avellanos, hasta llegar a la propia cruz. Se trata de una de las rutas preferidas por los amantes del senderismo y no resulta complicada.
Otra de las tradiciones que hay que cumplir si se viaja a Santoña es hacerse una foto con las enormes y famosas letras que se han colocado a la entrada de la localidad, para después adentrarse en el pueblo, disfrutar de toda su belleza y también de su gastronomía.
Y es que si hay una ruta que el viajero no se puede perder en Santoña es la ruta gastronómica para disfrutar no solo de las mejores anchoas del mundo, sino también del helado mantecado, los pescados, las verduras y todo tipo de conservas de productos del mar: atún, bonito, sardinas... Santoña sabe a puro mar.