Gastronomía

El postre que siempre te tienes que llevar de Cantabria y que se vende por millones

Las corbatas de Unquera comenzaron a elaborarse en los años 50, hoy son un clásico que se compra al pasar por la frontera entre Cantabria y Asturias

Corbatas de Unquera de El Pindal.
Corbatas de Unquera de El Pindal.E. P.

Cantabria tiene una gastronomía estupenda y reconocida, y también sabrosísima lo es su repostería, pero si hay un producto que traspasa las fronteras de Cantabria y que se ha convertido en todo un clásico para regalar siempre que se quiera llevar un producto típico de la región esas son, sin ningún lugar a dudas, las corbatas de Unquera.

No hay tienda de productos tradicionales o gasolinera que no tenga en sus estanterías cajas de este producto.

De hecho, hay una tradición que sin estar escrita en ningún lugar siempre se cumple y es que, cuando se hace un viaje desde Cantabria a Asturias o viceversa, es tradición parar en alguno de los restaurantes, bares o tiendas de la frontera para comprar una caja de corbatas de Unquera.

Pero ¿de dónde viene la tradición de las corbatas de Unquera? Las corbatas de Unquera son un dulce que consiste en un hojaldre muy fino que se envuelve con forma de corbata, se hornea y por encima lleva una capa de azúcar y mantequilla. Como decoración, encima de la capa de azúcar glaseado, también se le ponen unas almendras.

El primer lugar donde se hicieron las corbatas fue en la confitería Casa Canal, en la década de los cincuenta del siglo pasado, y cuando eran la única repostería del pueblo de Unquera.

Manuel, que fue quien ideó la primera corbata, le dio forma al hojaldre, que era la especialidad de la pastelería, inspirándose en el completo de vestir que a él siempre le pareció un símbolo de la elegancia: la corbata. Ahora es su nieto el que regenta el negocio.

El producto, de exquisito sabor y totalmente artesanal, fue haciéndose famoso poco a poco, favorecido por ser Unquera un lugar de paso de camioneros, trabajadores y viajeros que paraban muchas veces a repostar en el pueblo y aprovechaban para tomarse un café y pedir una corbata.

La campaña publicitaria se hizo sola con el boca a boca y en cada café. Cada vez se pedían más y más y ahora hay cinco obradores en el pueblo. Además, los asturianos tomaron buena nota del éxito de las corbatas y hay una empresa que elabora y vende cuatro millones de corbatas al año. La idea de Manuel fue, desde luego, una gran idea.