Playa

Las cinco joyas secretas de Canarias: playas vírgenes para escapar del bullicio

El complicado acceso, solo posible caminando o por mar, convierte a estos parajes en ideales para descansar

Vista de la Playa Benijo, en Tenerife
Vista de la Playa Benijo, en TenerifePhotographer: Alfonso BravoTurismo Tenerife

Desde el amanecer, las playas se convierten en un hervidero de personas en busca de un rincón libre donde extender su toalla. Familias enteras, cubiertas de protector solar, avanzan hacia la orilla cargadas con sombrillas, neveras y juguetes, mientras el sonido de los altavoces se mezcla con la brisa marina. Una escena que, aunque alegre, ofrece escasas oportunidades para aquellos que buscan paz, descanso y quietud. En ocasiones, el deseo de escapar del bullicio nos lleva a anhelar ese refugio apartado, donde la tranquilidad se convierte en protagonista. Para alcanzarlo, es necesario caminar hasta esos paraísos vírgenes, o incluso optar por alquilar una embarcación. A continuación, te ofrecemos una selección de las playas más vírgenes de Canarias.

Caleta de los Hippies

Conocida comúnmente como playa de Diego Hernández, esta pequeña caleta se encuentra en el municipio de Adeje, en una de las zonas más turísticas de Tenerife. Sin embargo, a pesar de su proximidad a la actividad turística, se mantiene aislada, accesible solo tras un recorrido algo complejo que atraviesa un pintoresco enclave de tradición pesquera. Después de atravesar el encantador pueblo, el viaje continúa durante unos 30 minutos hasta llegar a este refugio natural, pasando antes por la tranquila playa de los Morteros. Un acceso que, aunque desafiante, garantiza una recompensa en forma de un rincón apartado y casi intacto, ideal para quienes buscan escapar de las multitudes.

Montaña Pelada

Montaña Pelada es un refugio enigmático, un rincón natural que permanece alejado del bullicio y la multitud. Su playa, remota y serena, invita a ser descubierta, y la recompensa por el esfuerzo de llegar hasta allí vale la pena, incluso si solo es para admirarla. Ubicada dentro del Monumento Natural de Montaña Pelada, este paraje es un auténtico tesoro de la naturaleza. A tan solo media hora a pie desde El Médano, este enclave virgen ofrece una desconexión total, perfecta para quienes buscan la calma en un entorno inexplorado y preservado.

Guyguy

Sin lugar a dudas, esta playa se erige como una de las más emblemáticas de los rincones más aislados, aquellos que exigen un largo recorrido a pie para acceder a ellos y que, a cambio, ofrecen un panorama natural simplemente espectacular. Es una de las pocas zonas completamente vírgenes de Gran Canaria, un lugar de gran significado para los locales y que guarda una conexión especial con la tradición de la isla. La caminata, que puede superar la hora y media, se ve recompensada en cuanto se accede a sus impresionantes vistas. Además, es posible llegar por mar, ya que existen varias rutas en barco que culminan en este paraíso escondido, permitiendo disfrutar de la costa desde una perspectiva única.

Playa de Masca

Cuenta la leyenda que esta playa fue elegida por los piratas para anclar sus barcos, escondidos a la vista gracias a la imponente presencia de los Acantilados de los Gigantes, que la rodean y la protegen. Hoy, aunque su historia de clandestinidad sigue viva en la memoria popular, la playa ya no es un secreto bien guardado. A pesar de ello, su acceso sigue siendo un desafío, ya que solo se puede llegar por mar o mediante un sendero que comienza en el pintoresco pueblo de Masca. El esfuerzo, sin embargo, se ve recompensado por la belleza de este rincón aislado, donde la naturaleza sigue dominando el paisaje en su forma más pura.

Playa de Jarugo

Ubicada en el noroeste del municipio de Puerto del Rosario, en el límite con La Oliva (Fuerteventura), la playa de Jarugo, también conocida como Jarubio, es un rincón de naturaleza virgen, alejado de los bullicios urbanos. Este paraíso aislado ofrece la tranquilidad que muchos buscan, gracias a su acceso algo remoto y su escasa afluencia de visitantes.

Durante la temporada estival, las aguas de la playa suelen estar en calma, invitando al descanso y al baño, pero fuera de estos meses, el mar tiende a ser más bravo, por lo que se recomienda tomar precauciones al disfrutar de este entorno natural. La playa de Jarugo se encuentra cerca de la mítica Montaña de Tindaya y está rodeada por dos impresionantes acantilados, lo que la convierte en un lugar aún más mágico y apartado. Un destino perfecto para quienes buscan paz y desconexión, en un lugar donde la serenidad es prácticamente garantizada